Desde el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) se denuncia la denegación de atención sanitaria que han sufrido muchas personas mayores con discapacidad durante la pandemia, considerando que “denegar la derivación hospitalaria sin ofrecer una alternativa viable adecuada podría incurrir en una omisión del deber de socorro”.

Para evitar que estas situaciones vuelvan a repetirse, el CERMI exige “actuaciones concretas” para que no se discrimine a sectores de la ciudadanía como el de las personas mayores con discapacidad si vuelve a vivirse una situación de colapso sanitario por la pandemia de COVID-19.

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El CERMI califica de “omisión del deber de socorro” la denegación de atención sanitaria a personas mayores con discapacidad en la pandemia

Y es que, tal y como denuncia el presidente de la Comisión de Envejecimiento Activo del CERMI Estatal, Álvaro García Bilbao, en una entrevista con la publicación ‘Cermi.es semanal’, “la no asunción ni determinación de responsabilidades políticas o judiciales hasta el momento por parte de ningún estamento, hace pensar que situaciones con elevado número de pérdida de vidas por parte de un sector de la población, los mayores, puede salir relativamente barato”.

Por ello, el el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad exige que no vuelva a producirse ningún tipo de discriminación en el acceso a la atención sanitaria, como sucedió en ocasiones en los peores momentos de la pandemia en aquellos lugares en los que el sistema de salud se vio más colapsado. Además, critica que las personas mayores, incluidas las que tienen discapacidad, han sufrido “soledad, el abandono, la impotencia, la rotura de sus rutinas y la merma en sus procesos vitales”, entre otras circunstancias, señala Álvaro García Bilbao.

Pese a esta situación, el presidente de la Comisión de Envejecimiento Activo del CERMI Estatal advierte del riesgo de “repetir errores similares a los acaecidos” porque en estos meses de menor intensidad de la pandemia se ha evitado hacer una reflexión colectiva necesaria y obligada que restaure y fortalezca derechos, conscientemente orillados en aras de discutibles criterios de gasto económico y de supervivencia, no de todos, sino de los más aptos”.

A su juicio, algunas de las medidas que deben adoptarse son habilitar nuevos recursos; favorecer la vida en comunidad y apostar por la figura del asistente personal; impedir que se puedan producir situaciones de discriminación en el acceso a los cuidados intensivos; no olvidar a las personas mayores con discapacidad residentes en el entorno rural; incluir como colectivo de riesgo a las personas cuidadoras, generalmente mujeres, y que los responsables políticos cuenten en todo momento con las organizaciones de personas mayores y del sector de la discapacidad para hacer frente a las situaciones que se puedan ir produciendo.