El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) ha editado la ‘Guía para la gestión de los riesgos psicosociales en la actividad de cuidado de personas mayores’, que tiene como objetivo orientar en la gestión de los riesgos psicosociales a los principales agentes implicados en esta labor.

El documento presenta una relación de los principales factores de riesgo psicosocial a los que están expuestas las cuidadoras de personas mayores y un conjunto de medidas preventivas que pueden contribuir a eliminar o reducir los riesgos asociados y con consecuencias para la salud de las trabajadoras.

Esta Guía se centra en la exposición a factores de riesgo psicosocial de las cuidadoras en centros residenciales y atención domiciliaria. Está dirigida principalmente a quienes tienen responsabilidad en la gestión de los riesgos laborales (empresarios, técnicos de prevención, representantes de los trabajadores…) y trata de establecer las principales relaciones entre la exposición a factores de riesgo psicosocial y sus posibles repercusiones sobre la salud, así como orientar la gestión de tales riesgos, ofreciendo para ello una relación de los principales factores de riesgo psicosocial a considerar y posibles medidas preventivas. Todo ello con la finalidad de eliminar, reducir o controlar el riesgo psicosocial a que está expuesto el colectivo de cuidadoras y minimizar los posibles daños a la salud.

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Esta guía del INSST aborda los principales factores de riesgo psicosocial a los que se exponen las cuidadoras de personas mayores y propone medidas preventivas

Tal y como destacan los autores de esta guía, una gran parte del trabajo que se lleva a cabo en los servicios sociales para personas mayores lo desempeñan las cuidadoras, fundamentalmente en residencias y domicilios. Se trata de un sector muy feminizado (nueve de cada diez son mujeres) y con una edad media en torno a los cincuenta años. La mayor parte trabaja en el sector privado, donde predominan los contratos indefinidos y a jornada completa. Muchas cuentan con estudios de grado medio de formación profesional específica y tres de cada cuatro son de nacionalidad española, aunque la población inmigrante es superior a la de otros sectores de actividad.

La función básica del cuidado profesional de personas mayores es la asistencia en todas las actividades básicas de la vida diaria (ABVD), definidas en el artículo 2 de la Ley de dependencia. La exposición a ciertos factores de riesgo psicosocial tiene consecuencias indeseables para las organizaciones y para quienes trabajan en ellas, ya que repercuten sobre su salud física, psicológica y social y sobre su seguridad y bienestar. La concreción de las consecuencias o daños específicos puede depender de circunstancias variadas, como los factores de riesgo a los que se está expuesto y la interacción entre ellos, la intensidad y duración de la exposición, los recursos personales de cada trabajador para gestionarlos…

Tal y como se apunta en este documento, los principales riesgos psicosociales son el estrés, el burnout y la violencia en cualquiera de sus manifestaciones. Afectan a la salud de las personas, bien a través de procesos fisiológicos, emocionales, cognitivos y sociales, o bien a través de daños directos como el caso de algunas conductas violentas. Pero la exposición a factores de riesgo psicosocial puede tener también otras consecuencias como, por ejemplo, los trastornos musculoesqueléticos, la fatiga, los accidentes de trabajo, el absentismo y el abandono prematuro.

En concreto, en el caso de las cuidadoras y trabajadoras del SAD, el estrés laboral, el síndrome de burnout, los actos violentos y las alteraciones derivadas del trabajo a turnos y nocturno conforman los principales riesgos de índole psicosocial, y están directamente relacionados con el diseño, la organización del trabajo y las relaciones laborales. Entre otras consecuencias negativas también se identifican de forma principal en estos colectivos los trastornos musculoesqueléticos y estados de fatiga.

Desde el INSST se sugieren algunas posibles medidas preventivas para poder controlar estos riesgos psicosociales y sus efectos sobre la salud de las cuidadoras:

  • Planificar las tareas estableciendo objetivos, prioridades y métodos de trabajo, definir funciones y responsabilidades, adecuar los ritmos y distribuir la carga evitando picos de trabajo
  • Diseñar la carga de trabajo teniendo en cuenta todos los demás factores de organización que inciden sobre ella: diferentes tareas a realizar, ratios en función del perfil de usuario, imprevistos y picos de trabajo, rotaciones, etc.
  • Contar con la participación de las trabajadoras en la planificación de tareas, reparto del trabajo, resolución de incidencias, adquisición de equipos, asignación de turnos, vacaciones, etc., mediante reuniones periódicas u otros canales de participación
  • Planificar la carga de trabajo de manera que se incluya la realización de tareas de acompañamiento y escucha a los mayores
  • Dotar de autonomía a las trabajadoras, para establecer el orden de las tareas, elegir el método de trabajo y tomar decisiones ante situaciones imprevistas
  • Facilitar el trabajo en equipo, asignando tareas grupales y no solo individuales
  • Promover la rotación de puestos en casos de alto riesgo (residentes con mayor grado de dependencia, conflictivos, etc.) por monotonía…
  • Distribuir equitativamente residentes por trabajadora, en función de las necesidades y los niveles de dependencia, para evitar sobrecargas de trabajo.
  • Disponer de personal suficiente para atender imprevistos
  • Contar con personal de apoyo para descargar los picos de trabajo y cubrir bajas por enfermedad, vacaciones, etc.
  • Habilitar un lugar de descanso para las trabajadoras diferenciado de la zona de trabajo, que permita realizar pausas de trabajo, favorecer la comunicación entre el personal y recuperarse de la fatiga del trabajo
  • Organizar y comunicar con tiempo a los trabajadores los calendarios de trabajo
  • Diseñar los turnos de trabajo teniendo en cuenta los ritmos biológicos y las necesidades individuales
  • Ajustar adecuadamente la carga de trabajo en el turno de noche, atendiendo a las recomendaciones ergonómicas
  • Fomentar la comunicación y la cooperación entre turnos de trabajo para mejorar la atención a los mayores
  • Dotar de espacios de intercambio de experiencias de trabajo, dentro del horario laboral
  • Asegurarse de que las órdenes y procedimientos son claros y no contradictorios y no generan conflictos entre ellos y los trabajadores
  • Formar a las trabajadoras en temas relativos a: técnicas de afrontamiento de estrés, habilidades de comunicación y trato al usuario y a familiares, manejo de la implicación emocional en los problemas de los usuarios y reconocimiento y gestión de la violencia
  • Facilitar el cumplimiento de procedimientos de trabajo, en especial los relativos a la utilización de ayudas técnicas
  • Reconocer la labor profesional y la calidad de los cuidados prestados
  • Informar sobre las posibilidades de promoción y desarrollo profesional
  • Mejorar las condiciones de empleo en materia de contratación y salario, entre otras
  • Integrar el factor edad en los planes de prevención de riesgos laborales
  • Atender a las condiciones concretas del centro de trabajo en las evaluaciones de los riesgos y en la adopción de medidas preventivas

Las personas interesadas pueden consultar y descargar aquí la ‘Guía para la gestión de los riesgos psicosociales en la actividad de cuidado de personas mayores’ del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST).