Por sus importantes implicaciones sanitarias, sociales y económicas, la prevención de fracturas asociadas a osteoporosis debe un objetivo clave de Salud Pública en todos los sistemas sanitarios. Se espera que su incidencia aumente con el envejecimiento de la población y, por ello, es necesario un esfuerzo para su prevención, no sólo desde la menopausia sino desde edades tempranas, para optimizar la eficiencia de las intervenciones.

Estas fueron algunas de las conclusiones de los expertos que se dieron cita en el webinar ‘Gestión sanitaria del paciente con fractura por fragilidad’, organizado por Grupo OAT en colaboración del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) y con el aval de la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (SEIOMM).

Este encuentro, patrocinado por la biofarmacéutica UCB y la biotecnológica Amgen fue moderado por José Luis Casteig, presidente del Grupo OAT, quien aprovechó su intervención para recordar que este tipo de fracturas es superior a los 300.000 casos anuales en España. “La osteoporosis se caracteriza por la pérdida progresiva de masa ósea y una alteración de la estructura del hueso, siendo responsable de la mayor parte de fracturas que se producen a partir de los 50 años y tendrá un claro crecimiento debido al aumento de la esperanza de vida. Por lo tanto, consideramos que este tema es de máximo interés sanitario”, advirtió Casteig.

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Cada año se producen en España más de 300.000 casos de fracturas por fragilidad, y la tendencia es a seguir creciendo

Durante su intervención, Jesús Vázquez, Director General del Proceso Integrado de Salud del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), recalcó la importancia de poner en marcha actuaciones que permitan el mayor grado de autonomía posible, detectar e intervenir sobre la fragilidad y el riesgo de caídas en la persona mayor, prevenir la discapacidad y retrasar el deterioro funcional actuando sobre la fragilidad. “Para poder intervenir sobre la fragilidad y el deterioro funcional de la persona mayor que vive en la comunidad debemos detectar al grupo de población que más se puede beneficiar de una intervención que retrase o revierta la discapacidad y la dependencia”, señaló.

Y para lograrlo, este experto aseguró que es fundamental la coordinación entre niveles asistenciales como Unidades de Coordinación de Fracturas o Fracture Liaison Service (FLS); Procesos Asistenciales Integrados (PAI), que facilitan la continuidad asistencial entre Atención Primaria y Atención Hospitalaria; desarrollar la oferta de servicios específica, en Atención Primaria, para los distintos niveles de intervención en el contexto de la Estrategia de Atención a Pacientes con Enfermedades Crónicas; la elaboración de una Guía de Cuidados para la Prevención de Caídas con el objetivo de prevenir y reducir las caídas en las personas ancianas y pacientes inmovilizados; y un Plan de Cuidados Estándar para el Paciente Mayor Frágil, donde se estandaricen los cuidados de enfermería para el paciente mayor frágil.

Por su parte, Carmen Valdés, médico de Atención Primaria en el Centro de Salud de Fuencarral (Madrid) y vocal del Comité Científico del Grupo OAT, abordó la coordinación sociosanitaria del paciente con fractura por fragilidad, haciendo hincapié en que, en ocasiones, la coordinación entre estos ámbitos asistenciales no es la adecuada, ya que “cuando el paciente es devuelto a Primaria después de estar ingresado en el hospital, no se le hace el correcto seguimiento de las citas y las pruebas solicitadas, lo que genera mucha incertidumbre”.

“La base fundamental de una correcta integración entre ambos ámbitos pasa fundamentalmente por la estructura de continuidad asistencial. Los directores de continuidad asistencial son médicos de Familia integrados dentro del staff de la organización hospitalaria y una correcta actuación permite que el seguimiento del paciente al alta sea mejor y la coordinación con los distintos servicios que tienen que hacer las revisiones periódicas nos va a permitir hacer una evaluación continua de nuestros pacientes. No obstante, es cierto que se ha mejorado muchísimo con la herramienta informática consulta electrónica (e-consulta) que permite hacer un seguimiento más exhaustivo y evitar desplazamientos innecesarios de los pacientes hacia el hospital especialmente en esta época de COVID donde las medidas tienen que extremarse más”, resaltó la doctora Valdés.

Durante su ponencia ‘El rol de la FLS: importancia, adherencia, eficiencia económica e individualización del tratamiento’, Pilar Sáez, médico adjunta del Servicio de Geriatría del Hospital Fundación de Alcorcón, puso de manifiesto que es clave potenciar estos servicios ya que “han demostrado beneficio en cuanto a reducción significativa del número de fracturas y de la mortalidad relacionada con las mismas”. En este sentido, esta experta incidió en que “las Unidades de Fracturas desarrollan una atención coordinada entre profesionales evaluando el riesgo de fractura con valoración clínica, escalas y pruebas como la densitometría. Una vez realizado el diagnóstico, proponen medidas de educación para la salud, prevención de caídas, pautas nutricionales y tratamiento osteoprotector individualizado a cada paciente”, ha apuntado.

“Estas unidades promueven la comunicación entre los servicios sanitarios proporcionando una ruta para la atención y tratamiento de los pacientes con fracturas por fragilidad. En esta línea, una de las ventajas de las FLS es la mejora de la adherencia al tratamiento hasta en un 22 por ciento; también consiguen reducir las re-fracturas en un 5 por ciento y la mortalidad en un 3 por ciento”, concluyó la doctora Sáez.