Iniciado ya el verano se advierte de las primera alertas por altas temperaturas, y desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) se recomienda adoptar medidas para proteger del calor a colectivos vulnerables, como personas mayores, pluripatológicas y con enfermedades crónicas.

Los golpes de calor en las personas de edad avanzada son más difíciles de detectar, no por el envejecimiento per se, sino por la posible presencia de trastornos cognitivos y funcionales que dificultan la correcta hidratación en un colectivo que presenta una alteración en la percepción de la temperatura y en la sensación de sed. Además, las personas mayores, con el envejecimiento fisiológico, registran cambios que afectan al centro termorregulador. Por ellos se modifica la percepción de la temperatura corporal y se dan cambios en la percepción de la sensación de sed favoreciendo una menor ingesta de líquidos.

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Se deben adoptar medidas para proteger del calor excesivo a colectivos vulnerables, como personas mayores, pluripatológicas y con enfermedades crónicas

Los signos de hipertermia suelen ser el dolor de cabeza, vómitos, mareos, escalofríos, piel seca y enrojecida, calambres musculares en brazos, piernas o vientre, síntomas comunes en todas las edades, pero que se deben tener en cuenta de modo especial en las personas mayores. En algunas situaciones, los síntomas pueden pasar desapercibidos o no ser asociados a los efectos del calor. Por ejemplo, la sensación de boca seca y pastosa puede no ser referida por un paciente con deterioro cognitivo o pueden pasar desapercibidos otros síntomas como la desorientación, la confusión o la no sudoración ante las temperaturas altas.

Las temperaturas extremas son peligrosas a cualquier edad, pero en los adultos mayores –independientemente de la edad que tengan- la presencia de deterioro cognitivo y otras patologías que afectan a la capacidad de comunicar, junto a las alteraciones funcionales, dificultan la correcta hidratación y favorecen que el calor sea más peligroso en estas edades. 

La SEGG recalca que para evitar riesgos es esencial una correcta hidratación y aportar agua, infusiones, zumos de frutas, gelatinas, aunque no se tenga la sensación de sed. Es importante evitar la exposición solar en las franjas horarias de más temperaturas y emplear elementos como gorras y sombreros cuando se esté en el exterior. En el interior de los domicilios es importante mantener las estancias frescas y ventiladas, evitando las prendas ajustadas y el ejercicio físico –siempre recomendable en el adulto mayor- en los momentos del día con temperaturas altas. 

Conviene establecer pautas similares a las habituales, de modo que se favorezca la mejor adaptación de los mayores con alteración cognitiva a los nuevos entornos y ambientes. Y para la prevenir la hipertermia se recomienda:

  • Un buen aporte de líquidos. La falta de sed es engañosa, por lo que se debe consumir frecuentemente agua, infusiones, zumos de frutas, aunque no se tenga la sensación de sed; y evitar el consumo de bebidas alcohólicas.
  • Las comidas deben ser ligeras lo que permite digestiones ligeras.
  • Evitar la exposición al sol con temperaturas elevadas, sobre todo en las horas de mayor intensidad (12-16 horas) y con una humedad relativa alta (mayor del 60 por ciento).
  • No realizar ejercicio ni deportes que aumenten el esfuerzo y la sudoración en momentos de calor.
  • Mantener la casa fresca y ventilada.
  • No permanecer en vehículos estacionados o cerrados.
  • Evitar llevar ropa ajustada y elegir tejidos ligeros, como el algodón y de colores claros, preferentemente.
  • Es recomendable, además, el uso de sombreros o gorras que protejan nuestra cabeza del sol.