Un artículo de la Dra. Vargas, de Ace Alzheimer Center Barcelona

Cuando acudimos a cualquier medico sea especialista o de atención primaria por alguna dolencia esperamos generalmente que el problema se resuelva con una intervención: una indicación de terapia física, un cambio de dieta, etc.; pero la gran mayoría de veces implica la prescripción de una medicación nueva para esa dolencia que nos aqueja. ¿Qué pasa si el problema se resuelve deprescribiendo, es decir retirando medicación?

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La deprescripción de medicación es un proceso a veces complejo pero que finalmente es parte del buen hacer de la práctica diaria sobre todo en pacientes geriátricos

Es una situación que a veces es difícil de explicar a los pacientes y familiares pues no es la práctica habitual. En este artículo intentaré introducirlos en esta área que es de manejo frecuente en el paciente geriátrico.

La deprescripción la definimos como el proceso por el cual se retira medicación, supervisado por un profesional sanitario con el objetivo de reducir polifarmacia y mejorar pronóstico, haciendo un balance entre beneficios y riesgos, enfocado sobre todo en algunos tipos de medicación de alto riesgo.

La deprescripción se considera parte esencial de la buena prescripción y de la conciliación de medicación y se enfoca en encontrar problemas relacionados con medicación que no han sido previamente identificados para prevenir problemas en el futuro.

Se ha demostrado que el deprescribir adecuadamente logra:

  • Reducir la “carga” de medicación: La “carga” es el impacto de las medicaciones en nuestro metabolismo. A más medicaciones más trabajo le damos a nuestro cuerpo para que las absorba, las metabolice y las excrete.
  • Reducir el riesgo de caídas.
  • Mejorar o preservar la función cognitiva.
  • Reducir riesgo de hospitalización y muerte.

Hay personas que por sus características en ellas está especialmente indicado revisar su medicación y deprescribir para conciliarla a sus circunstancias como son: pacientes con polifarmacia, comorbilidad, insuficiencia renal crónica, cuando se hace un cambio de entorno de cuidados (ingreso en sociosanitario, rehabilitación o residencia), cuando no se logra adherencia a la medicación, si su expectativa de vida es limitada, paciente con edad avanzada, fragilidad y demencia.

También hay medicaciones que se consideran de alto riesgo de producir interacciones con otros fármacos y por ello cada medicación indicada debe tener un objetivo claro y un tiempo de uso revisable, debemos tener un seguimiento y valoración de los fármacos que se indican.

Finalmente, quiero remarcar que la toma compartida de decisiones (entre profesionales, paciente y familia) es esencial para una deprescripción exitosa. Por ello es importante conocer a que nos referimos con la deprescripción y considerar que es un proceso a veces complejo pero que finalmente es parte del buen hacer de la práctica diaria sobre todo en pacientes geriátricos.