En torno al 70% de los pacientes de enfermedades crónicas experimenta síntomas depresivos debido a su enfermedad, como cansancio y fatiga (el 88% lo experimenta a menudo o habitualmente), tristeza (70%), problemas de sueño (71%) y apatía (67%), siendo la depresión experimentada como tal en un 48% de los casos, tal y como revela el estudio ‘Impacto emocional de la enfermedad crónica’.

Este estudio, elaborado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el apoyo de Fundación ONCE, destaca otros síntomas asociados al impacto emocional de la enfermedad crónica, como los relacionados con el estrés (64%) y la ansiedad (60%), así como con el miedo (44%) y la angustia (47%) que supone vivir con una enfermedad crónica.

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En torno al 70% de las personas con enfermedad crónica experimentan síntomas depresivos como cansancio, tristeza o apatía. Imagen freepik

En su elaboración han participado un total de 541 personas con enfermedad crónica, entre los meses de abril y junio de este año. El objetivo del mismo es identificar y valorar el impacto que tiene la enfermedad crónica sobre el bienestar emocional de las personas que conviven con ella, teniendo en cuenta que lo más frecuente es que la salud emocional empeore, cuando los pacientes sufren agravamientos de la enfermedad, limitaciones funcionales, en momentos de crisis,  o brotes.

Según el estudio, las dificultades y limitaciones que afectan a menudo a la mayoría del colectivo son no poder llevar la misma vida que antes de la enfermedad (el 79% indica que le ocurre a menudo o habitualmente), concentrarse (68%), trabajar (60%), estudiar (44%), hacer las tareas domésticas (54%). También destaca la dificultad para relacionarse con otras personas (43%), problemas de pareja (42%), para desplazarse (41%) y para llevar una vida independiente (38%).

Por otro lado, los sentimientos, pensamientos y situaciones con impacto negativo sobre la enfermedad crónica son frecuentes y muy variados. En este sentido, causan especial impacto los relacionados con la sociabilidad: salir cada vez menos (el 69% declara que le ocurre a menudo o habitualmente), sentirse aislado/a (56%) o disminuir el contacto con amigos (67%), o la irritabilidad con la familia (58%). También en segundo plano son muy destacables los diversos sentimientos de culpa, como ser una carga para la familia (48%).

Variables que más se asocian a la intensidad del impacto emocional

Durante la presentación del estudio, el profesor de sociología e investigador del Instituto Complutense de Sociología para el Estudio de las Transformaciones Sociales Contemporáneas (TRANSOC) de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Millán Arroyo, destacó que las variables que más se asocian a la intensidad del impacto emocional son el estado de avance de la enfermedad, la disminución de las relaciones sociales, estar casado, vivir en hogares con tres o más miembros o tener hijos. Por otro lado, pertenecer a asociaciones de pacientes, por ejemplo, está asociado a un menor impacto negativo. 

Por su parte, la directora de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, María Gálvez, recalcó una serie de datos “muy preocupantes” para el colectivo de pacientes crónicos como, por ejemplo, que los problemas emocionales que la enfermedad crónica pueden redundar en un empeoramiento de la propia enfermedad (el 76% declara que le ocurre a menudo o habitualmente), incluso que los pacientes atiendan menos a los síntomas (85%), no tengan ánimo para afrontar la enfermedad (89%), descuiden su alimentación (79%), dejen de seguir las prescripciones médicas (47%), se salten citas médicas (35%) o dejen de asistir a revisiones (19%).

El informe incide también en que la situación vivida por la pandemia de la Covid-19 ha empeorado la salud mental de las personas que conviven con enfermedades crónicas, añadiendo factores nuevos de impacto negativo a los específicos de la enfermedad y agravando estos últimos.  Así, el 57% de los pacientes crónicos encuestados manifiesta haber sentido mucha ansiedad o miedo frente al 18% de la población. Por otro lado, el 58% declara sentirse muy triste o deprimido, frente al 22%.