Según la normativa, la accesibilidad universal es una característica que debe aplicarse a cualquier entorno, servicio o producto orientado al público en general. Esto significa que, en la práctica, cualquier individuo, independientemente de sus circunstancias personales, será capaz de disfrutar de artículos, experiencias o lugares sin toparse con barreras.

Pese a ello, la normativa no siempre se aplica como debiera. Así, elementos tan importantes como sillas salvaescaleras, rampas o incluso ascensores no se han instalado en todos los espacios necesarios, impidiendo el desarrollo de la accesibilidad universal.

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La accesibilidad universal es una característica que debe aplicarse a cualquier entorno, servicio o producto orientado al público en general

Qué es la accesibilidad universal

Como decimos, la accesibilidad universal es un principio que garantiza la igualdad de condiciones de todos los ciudadanos. Aunque suele asociarse especialmente a la arquitectura, la accesibilidad universal es una meta para sectores tan diversos como el transporte, los medios de comunicación, la electrónica, etc.

La accesibilidad universal supone que se debe dotar de unos medios a los entornos, productos o experiencias para que todas las personas, tanto aquellas que tienen una discapacidad como miembros de la tercera edad o individuos con una lesión leve, disfruten en igualdad de condiciones de dichos entornos, productos y experiencias.

Cómo alcanzar la accesibilidad universal en arquitectura

Uno de los sectores donde más debe tenerse en cuenta la accesibilidad universal es la arquitectura. El diseño de lugares debe incluir el acceso de aquellos que cuenten con algún problema de movilidad, ya sea por la edad o por un impedimento físico. Así, en la actualidad existen multitud de barreras en la calle que obstaculizan la circulación de personas con una discapacidad o con un problema en la coordinación de movimientos.

Las barreras arquitectónicas no son concebidas como tal, pero suponen un impedimento físico para parte de la población. De hecho, algunas barreras arquitectónicas son los andenes, el acceso a lugares mediante escaleras o los baños que no cuentan con una opción para personas con problemas de movilidad.

Soluciones para fomentar la accesibilidad universal

Las barreras arquitectónicas no solo afectan a personas con una discapacidad o personas de la tercera edad, sino también a individuos que sufren un accidente y deben, durante un tiempo, apoyarse en elementos como muletas o sillas de ruedas. En definitiva, se trata de un problema real que impide a muchas personas ejecutar actos cotidianos.

Para ello, existen una serie de soluciones que permiten fomentar la accesibilidad universal. Por ejemplo, el uso de sillas salvaescaleras es una alternativa que cada vez están utilizando más comunidades de vecinos, hogares o incluso edificios empresariales. Tal y como recuerdan desde la empresa Fain, encargada de diseñar e instalar estos aparatos, las sillas salvaescaleras «constituyen la solución de accesibilidad más económica y compacta del mercado», ya que recurrir a ascensores puede ser muy costoso.

Asimismo, los edificios de uso colectivo deben disponer de baños adaptados a personas con minusvalía. Gracias a los controles de apertura, las personas podrán utilizar los baños públicos sin inconveniente.

Además, la accesibilidad universal también incluye el diseño de rampas para evitar andenes, un tamaño de pasillos apto para la circulación de sillas de ruedas o la instalación de barandillas en ciertos espacios. Todo ello posibilita que la accesibilidad universal sea una realidad y no un proyecto.