Un artículo de Atenzia

Vivir más años y vivirlos mejor. Si partimos de esta premisa y buscamos la forma de conseguir una mejor calidad de vida para las personas, parece obvio que no podemos atender solo a valores relacionados con el estado físico de una persona ni buscar soluciones siempre desde el punto de vista farmacológico.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como “un estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedades o afecciones. La unificación de estas tres esferas bajo un mismo concepto responde a una conclusión clara: ante la ausencia de bienestar en alguna de ellas, no podemos considerar que un individuo goce de un buen estado de salud.

Sin duda, esta visión global también obedece a la inevitable correlación entre ellas. Si una persona no cuenta con un tejido social que le apoye e integre dentro de la sociedad, esto mermará su estado de ánimo y autocuidado, lo que podrá derivar en dolencias físicas y/o mentales. A su vez, los problemas físicos y/o mentales que pueda padecer una persona, también pueden provocar una disminución del bienestar social.

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Se debe fomentar una coordinación efectiva y ágil que mejore los procesos y optimice los recursos sociosanitarios

Y es precisamente esta relación la que no podemos obviar si lo que queremos es ofrecer una buena atención sociosanitaria que garantice el bienestar y la calidad de vida de los pacientes.

Es también esta visión integral la que prevalece en términos muy relacionados con la salud como hábitos saludables o envejecimiento activo: conceptos complejos que engloban muchos otros detrás y que vuelven a poner de manifiesto la necesidad de un abordaje completo que tenga en cuenta las situaciones, características y necesidades de cada persona.

Esta aproximación es la que hace Atenzia, que plantea, desarrolla y ejecuta soluciones con un modelo propio de atención centrado en la persona, combinando la capacidad de la tecnología con la personalización de la asistencia profesional y humanizada.

NGHTO: Mucho más que un programa de estimulación cognitiva

Uno de los ejemplos más claros del funcionamiento de esta metodología es Nos Gusta Hablar También Online (NGHTO). El programa, implantado por el Ayuntamiento de Zaragoza y gestionado por Atenzia, tuvo desde el principio un triple objetivo que evidenciaba esta transversalidad y que se reducía en algo tan simple como complicado: mejorar el bienestar de las personas usuarias.

El nacimiento de este proyecto piloto, lanzado en el año 2021 y con una duración de seis meses, tenía como objetivo favorecer la estimulación cognitiva, acercar la tecnología a las personas mayores y tejer y fortalecer sus redes sociales. De esta forma se buscaba impactar positivamente en el día a día de los participantes y mejorar su calidad de vida.

Una treintena de participantes mayores de 65 años fueron los elegidos para desarrollar este programa. A cada uno de ellos se le hizo entrega de una tablet que, a su vez, incorporaba diferentes aplicaciones con juegos que tenían como objetivo mejorar la memoria o la agilidad mental, entre otros.

Tras conocer su funcionamiento, las personas usuarias se conectaban, inicialmente tres días a la semana en sesiones de 20 minutos, para completar los juegos que se les proponían. Además, semanalmente y a través de este mismo dispositivo, realizaban videollamadas con una profesional del equipo de psicólogas de Atenzia y el resto de participantes donde trataban diferentes temas, tanto de actualidad como genéricos.

Al finalizar el semestre, los resultados fueron concluyentes: el 97% mostraba un alto grado de satisfacción con el programa, se registró un aumento generalizado a nivel cognitivo del 15% y el resultado global medio es de una reducción de un 6% en la escala de soledad no deseada.

También se mostraron mejores datos en las competencias digitales de los participantes, una alta asistencia a las videollamadas y un incremento en la conexión media a la plataforma de estimulación cognitiva. Además, tras las videollamadas, las personas usuarias organizaron encuentros presenciales, creándose entre ellos vínculos positivos de gran valor que mejoraron su estado de ánimo y fortalecieron las relaciones.

Los resultados mostraron, en definitiva, la eficacia de una intervención profesional personalizada con seguimiento proactivo con mejoras a nivel cognitivo y social, lo que se traduce en un mayor bienestar tanto social como mental y, por lo tanto, con un impacto directo en su salud.

Programas como este demuestran la necesidad de abordar de forma integral las diferentes situaciones que se nos plantean en el ámbito sociosanitario a diario, y de fomentar una coordinación efectiva y ágil que mejore los procesos y optimice los recursos. Y, en definitiva, una vez más, se ratifica que las personas no estamos hechos de informes, datos y procesos secuenciales, sino de aprendizajes continuos, de caminos largos y de historias compartidas. 

Y como tal, debemos adaptarnos y seguir innovando social y tecnológicamente para lograr mejorar el bienestar y calidad de vida de las personas siempre desde una perspectiva integral y con un enfoque sociosanitario.