Un artículo de Daniel Rodríguez,
neuropsicólogo en la Asociación ASPAYM Castilla y León

¿Qué es el deterioro cognitivo?

El deterioro cognitivo es la pérdida de uno o varios de los procesos cerebrales que intervienen en nuestra capacidad para afrontar los diversos aspectos de la vida como el pensamiento, el lenguaje, la comprensión, la capacidad de aprender cosas nuevas, la memoria o la planificación.

La primera de las fases del deterioro cognitivo es la leve, en la que se intuye un funcionamiento anormal de alguna capacidad cognitiva, normalmente la memoria. Sin embargo, todavía no interfiere de manera significativa con las tareas habituales del día a día.

Estos cambios, a veces sutiles, pueden progresar hasta algún tipo de demencia en sus diferentes grados:

  1. Leve: cuando hay deterioro significativo de las actividades laborales o sociales. La capacidad de autonomía se mantiene con una higiene personal adecuada y una capacidad de juicio relativamente intacta.
  2. Moderada: la capacidad de autonomía está alterada y puede resultar peligroso para el sujeto no estar sometido a un cierto grado de control.
  3. Grave: las actividades de la vida diaria están muy deterioradas y es preciso un control continuo.

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¿A qué edad puede aparecer?

Lo habitual es que el declive cognitivo comience a partir de los 60 años, aunque hay estudios que señalan que podría iniciarse a partir de los 45 años, momento en el que habilidades como memoria, el razonamiento y la comprensión empiezan a deteriorarse de forma sutil.

Primeros síntomas

En los primeros estadios es frecuente detectar fallos de memoria y dificultad para encontrar las palabras. Cuando la persona percibe que estas situaciones son relativamente frecuentes suele ser indicio de deterioro cognitivo.

Además, el declive de la función cognitiva está frecuentemente acompañado, y en ocasiones precedido, por alteraciones emocionales como la depresión, el aislamiento social o la apatía.

Prevención del deterioro cognitivo

La prevención del deterioro cognitivo es posible. Por una parte, es importante actuar directamente sobre los factores de riesgo, como pueden ser la hipertensión arterial, la ingesta de alcohol, la obesidad o el tabaquismo, entre otros.

Por otra parte, es de gran ayuda fomentar el envejecimiento activo, tanto físico como mental.

Actividades y herramientas para prevenirlo

Hay actividades sencillas al alcance de todos que pueden contribuir a frenar el deterioro cognitivo y a paliar sus efectos. Entre ellos cabe destacar:

  • Actividad física regular
  • Contacto social
  • Participar en cursos y actividades de los centros cívicos, asociaciones de jubilados…
  • Memorizar la lista de la compra
  • Realizar cálculos mentales o a mano en lugar de usar calculadora

Cómo actuar si tengo un familiar con este problema

Lo primero es animar y acompañar al afectado para que acuda a un profesional que valore las causas subyacentes. Los neurólogos y neuropsicólogos son los especialistas en estos casos y los responsables de la detección, evaluación y tratamiento del deterioro cognitivo. Además, es importante ayudarle en todo el proceso y proporcionarle el apoyo necesario.

Hay que tener en cuenta que el pronóstico puede ser muy variado y dependerá tanto de la causa que lo origine como de la edad, los factores biopsicosociales o la intensidad del tratamiento.

Eso sí, hay que tener en cuenta que la detección precoz es fundamental, así como el tratamiento y la estimulación en fases tempranas para ralentizar el deterioro y lograr una mejor calidad de vida de la persona afectada.