El Hospital Universitario Infanta Cristina, ubicado en la localidad madrileña de Parla, ha puesto en marcha un servicio de scooters eléctricos para que personas mayores o con movilidad reducida se desplacen, gratuitamente y de forma autónoma, por el interior de las instalaciones de este centro sanitario dependiente de la Comunidad de Madrid.

La Fundación Vivir Sin Barreras (FUNVIBA) ha asesorado al centro sanitario en la puesta en marcha de esta iniciativa que se rige por un convenio que la entidad ha suscrito con el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), para facilitar la movilidad en la red de hospitales públicos de la región mediante vehículos eléctricos de asistencia para personas con movilidad reducida, y  sus familiares, por razón de edad o discapacidad.

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El Hospital Infanta Cristina pone a disposición de las personas con movilidad reducida vehículos eléctricos para facilitar su desplazamiento

El acuerdo incluye la cesión gratuita de las scooters a los centros sanitarios que deseen ponerlas a disposición de sus usuarios junto con un servicio de mantenimiento también gratuito. El Hospital Universitario Infanta Cristina es el primero en incorporar la prestación de este servicio, que garantiza la autonomía plena de personas con dificultades de movilidad para acudir a consultas, pruebas médicas o para visitar a otros pacientes hospitalizados.

Antes de su puesta en funcionamiento, el hospital, que presta asistencia a una población de más de 170.000 personas, reunió a las principales asociaciones de pacientes de la localidad, como Fibroparla, la Coordinadora local de personas mayores y la asociación de Esclerosis Múltiple APADEM, entre otras, para abordar conjuntamente sus necesidades de movilidad y probar el vehículo. La totalidad de los participantes valoró positivamente su facilidad de uso y la autonomía que les aporta para transitar por el hospital, y expresaron su deseo de que el uso de estos vehículos se generalizara.

Las personas con movilidad reducida representan aproximadamente el 6% de la población española y muchas de ellas acuden a diario a los hospitales. Son pacientes que, sin ser usuarios de silla de ruedas,  se ven obligados a recorrer largos pasillos cuando acuden a consultas externas o a la farmacia del hospital a recoger sus medicamentos, y suelen requerir de acompañamiento. El uso de estos vehículos les permite desplazarse por el hospital con autonomía plena.