Un artículo de David Roa Arbeteta, experto en salud y bienestar senior

El ejercicio físico, junto a la nutrición, es un pilar básico para gozar de una salud satisfactoria y poder aumentar la calidad y cantidad de vida, siendo un factor clave en la prevención y tratamiento de multitud de enfermedades.

Según la OMS todos los mayores de 65 años deberían realizar una media de entre 150 y 300 minutos de ejercicio por semana, siendo la inactividad un factor clave que desencadena un buen número de enfermedades a diferentes niveles y sistemas.

Cada vez son más los expertos y estudios científicos que ponen el acento en la necesidad de que nuestras personas mayores incluyan los ejercicios de fuerza en sus rutinas diarias. Esos ejercicios deberían tener una correcta supervisión y adaptarse de forma personalizada a cada circunstancia y estado de salud.

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El ejercicio físico es un pilar básico para gozar de una salud satisfactoria y poder aumentar la calidad y cantidad de vida

Aunque son múltiples los beneficios de la práctica deportiva, vamos a resaltar cinco que son claves para la salud de nuestros mayores:

  1. Prevención de caídas y fracturas: el ejercicio rutinario ayudará a prevenir las caídas y sus consecuencias fatales para los mayores. Estos accidentes suponen en muchas ocasiones efectos terribles para la salud de los ancianos y su independencia.
  1. Mejora de la autoestima y del estado de ánimo: el ejercicio provoca en nuestro cuerpo una serie de consecuencias entre las que se encuentra la liberación de endorfinas, sustancias que harán que nos sintamos mejor y con mayores niveles de felicidad. Mientras practicamos un deporte o paseamos por la ciudad, nuestro cerebro está enfocado en lo que hacemos y no pone el foco en aquellos problemas que podemos sufrir en nuestro día a día, combatiendo así el estrés tan habitual.
  1. Socialización: la práctica ideal de ejercicio físico debería ser al aire libre y rodeado de personas que nos motiven, acompañen y ayuden en su ejecución. Socializar ayuda a mejorar muchas áreas de nuestra vida y sobre todo combate la terrible pandemia de la soledad en nuestros mayores, una lacra muy extendida y con soluciones muy difíciles de llevar a cabo en nuestra sociedad actual.
  1. Sistema cardiaco: el ejercicio mejora los niveles de colesterol en sangre, reduce la proporción de grasa corporal y ayuda a mantener en niveles óptimos la tensión arterial.
  1. Sistema inmune: son ya múltiples los estudios que demuestran como las personas que realizan ejercicio de forma moderada y rutinaria enferman menos que aquellos más sedentarios. El ejercicio provoca toda una cascada de efectos en nuestro sistema inmunológico, fortaleciéndolo y evitando la aparición de enfermedades y sí una activación necesaria y óptima del sistema metabólico.

Otros beneficios muy destacables del ejercicio son:

  • Retrasar el envejecimiento cerebral y prevenir la aparición de enfermedades como el Alzheimer.
  • Mejora la flexibilidad y fuerza muscular.
  • Previene y ayuda en el manejo de enfermedades como la osteoporosis o la artrosis.
  • Mejora en el patrón del sueño, reduciendo la aparición del temido insomnio y regulando las horas dedicadas al descanso.

Cada mayor debe escoger aquel ejercicio que más le motive y que de manera saludable mejores efectos genere en su salud. Lo ideal sería poder ir cambiando de deporte de forma alterna durante las semanas del año y sobre todo dedicar esos 30 – 45 minutos diarios a su práctica.

Como conclusión podemos afirmar que el ejercicio debe ser una actividad obligatoria en el día a día de nuestros mayores, un ejercicio adaptado, de intensidad moderada, que evite lesiones y un ejercicio que nos ayuda a vivir más años y con un bienestar mucho mayor.