Las vacaciones ofrecen la posibilidad de pasar al tiempo libre para desconectar y compartir momentos con familiares y amistades. Sin embargo, para las personas con Alzheimer y sus cuidadores esta época puede ser un reto por los cambios en los hábitos cotidianos, que pueden alterar el bienestar y el equilibrio de quienes padecen la enfermedad.

En las vacaciones, el papel de las familias es fundamental, teniendo en cuenta que más del 80% de los casos de Alzheimer el entorno familiar es quien se encarga de la atención y los cuidados.

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Escoger un destino tranquilo o un lugar familiar puede ayudar a reducir la confusión y la angustia de las personas con Alzheimer


Tal y como advierte Sandra Poudevida, psicóloga y terapeuta de la Fundación Pasqual Maragall, “la persona que cuida puede experimentar lo que se conoce como ‘sobrecarga del cuidador‘, manifestada en síntomas como el agotamiento, la desorganización, los sentimientos de culpa y la irritabilidad. Reconocer estos signos es clave para ofrecer un apoyo adecuado y prevenir el desgaste emocional”.

Consciente de ello, la Fundación Pasqual Maragall ofrece unas recomendaciones para facilitar el día a día de las personas con Alzheimer y sus cuidadores con el propósito de afrontar este periodo de vacaciones de manera más ligera y con más seguridad:

  1. Planificar las vacaciones con tiempo
    Hay que tener en cuenta algunas consideraciones si se viaja con una persona con Alzheimer. Escoger un destino tranquilo o un lugar familiar puede ayudar a reducir la confusión y la angustia. Para planificar el viaje, es clave priorizar alojamientos accesibles y optar por un trayecto tranquilo, con paradas regulares en caso de desplazarse en coche. Además, si el trayecto se hace con una tercera persona, ayudará a controlar situaciones de una forma más distendida.

  2. Buscar apoyo en familiares y profesionales
    Es esencial compartir las tareas con la familia, organizar turnos o pedir ayuda puntual puede aligerar la carga emocional y física. Asimismo, recurrir a servicios profesionales puede dar un descanso al cuidador y, al mismo tiempo, garantizar una atención de calidad. Se trata de anticiparse y tener una red de apoyo activa y confiable, no de esperar hasta que ya no se pueda más.

  3. Dejar instrucciones claras
    Dar indicaciones simples y fáciles de seguir ayuda a reducir la confusión. Dejar notas escritas, listas de tareas o recordatorios de las actividades diarias (de una en una) son herramientas útiles para guiar su el día a día y reforzar su autonomía.

  4. Crear rutinas adaptadas
    Mantener una rutina durante las vacaciones es beneficioso. Es importante organizar el día con horarios y actividades similares a los habituales, especialmente en cuanto a los momentos de las comidas y del descanso.

  5. Cuidarse uno mismo
    El autocuidado no es un acto de egoísmo, sino una forma esencial de sostenibilidad emocional. Así, es clave garantizar un buen descanso, dedicar tiempo a actividades que nos gusten y mantener hábitos saludables como una alimentación equilibrada y un buen sueño.