Un artículo de ASPAYM Castilla y León
Dolor crónico, movilidad reducida, caídas, soledad o miedo a perder la autonomía. Son situaciones habituales en muchas personas mayores que viven en el medio rural. Desde ASPAYM Castilla y León, a través de FISIOMER, ofrecemos herramientas desde la fisioterapia para que envejecer en los pueblos no signifique resignarse a una vida con limitaciones.

En muchos municipios rurales, especialmente en territorios con población envejecida como Castilla y León, es frecuente que las personas mayores convivan con dolores articulares, rigidez, limitaciones de movimiento o secuelas derivadas de patologías crónicas. A ello se suman barreras de acceso a servicios sociosanitarios, largos desplazamientos, falta de transporte adaptado o listas de espera que, en ocasiones, desincentivan la búsqueda de ayuda profesional.
En ASPAYM Castilla y León trabajamos para revertir esta situación a través de FISIOMER, un servicio de atención integral de proximidad dirigido especialmente a personas con discapacidad y personas mayores con enfermedades crónicas, movilidad reducida o en situación de dependencia leve.
Actualmente la entidad cuenta con estos centros en Sahagún (León), Camponaraya (León), Villadiego (Burgos), Paredes de Nava (Palencia), Matapozuelos (Valladolid) y Villalpando (Zamora), lugares en los que se demuestra que envejecer en los pueblos es posible.
Villalpando (Zamora) es un municipio de poco más de 1.200 habitantes que se ha convertido en referente en el acceso a la fisioterapia para la tercera edad en su comarca. “La mayoría de las personas que acuden a nuestro centro son personas jubiladas, mayores de 65 años que presentan problemas osteoarticulares como artrosis, limitación de movilidad o secuelas neurológicas leves o moderadas derivadas de ictus o Parkinson. También trabajamos con pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, fibromialgia o dolor persistente”, explica la Susana Balmori, la fisioterapeuta y coordinadora del centro.
Ejercicio y tratamiento individualizado: la base del cuidado
En FISIOMER, cada tratamiento se adapta a la situación funcional, patología y objetivos del paciente. Si bien las técnicas manuales siguen siendo una parte importante del abordaje, el foco principal está en la activación física y el ejercicio terapéutico.
Por eso, aunque se trabaja con frecuencia con enfermedades degenerativas, se hace siempre con un enfoque de mejora. “Con ejercicios de fuerza, equilibrio y movilidad logramos que muchas personas aumenten su estabilidad, alivien el dolor y recuperen capacidades que creían perdidas”, señala.
En casos de movilidad reducida o dolor crónico, las intervenciones se integran en dinámicas lúdicas y motivadoras. Actividades con pelotas, juegos con raquetas o circuitos funcionales permiten que los y las usuarias “hagan ejercicio casi sin darse cuenta”, en un entorno de confianza y respeto.
Envejecer sin moverse de casa… y sin perder habilidades
Uno de los grandes obstáculos que enfrentan las personas mayores en el medio rural es la falta de movilidad y de transporte propio. Muchas ya no conducen, viven solas o no tienen redes familiares que puedan acompañarlas a centros médicos ubicados en otras localidades.
“La clínica de fisioterapia más cercana está a más de 30 minutos. Si alguien con una enfermedad crónica necesita venir dos o tres veces por semana, hacerlo fuera del pueblo sería inasumible, tanto por el coste como por la dependencia de otra persona”, explica la fisioterapeuta.

¿Dolor articular? No te acostumbres, se puede tratar
“Uno de los errores más comunes que detectamos en consulta es asumir que el dolor es parte natural del envejecimiento. No lo es. Sentir rigidez al levantarse, molestias al caminar o dolor al sentarse durante mucho tiempo no debería ser parte del día a día”, explica Susana Balmori, coordinadora del FISIOMER de Villalpando.
Desde la fisioterapia se puede:
- Reducir el dolor y la inflamación con técnicas manuales, estiramientos o ejercicios adaptados.
- Mejorar la movilidad y la fuerza con rutinas que se pueden hacer incluso en casa.
- Evitar complicaciones como caídas, pérdida de masa muscular o aislamiento.
Cronicidad, motivación y fisioterapia: una fórmula eficaz
En la atención a personas mayores con enfermedades como Parkinson, Alzheimer o ictus, la fisioterapia tiene un papel esencial. No solo permite ralentizar el deterioro físico, sino que también ayuda a mantener habilidades motoras, cognitivas y sociales.
“Trabajamos la espasticidad, la debilidad muscular o los temblores con estiramientos, ejercicios activos y terapia manual. En pacientes con enfermedades neurodegenerativas, mantener una rutina es vital para preservar habilidades y autoestima”.
Además, desde FISIOMER se cuida especialmente la adherencia al tratamiento. Se crean sesiones amenas, con música de su época o actividades en grupo con personas afines, lo que favorece la participación y el vínculo. Uno de los casos significativos en Villalpando es el de un paciente con ictus que lleva tres años acudiendo a diario. Su evolución en el primer año fue tan positiva que hoy continúa su tratamiento como mantenimiento preventivo para conservar fuerza y autonomía.
Claves para un envejecimiento activo en el entorno rural
Desde su experiencia profesional, la fisioterapeuta de ASPAYM Castilla y León en Villalpando afirma que “el ejercicio es fundamental. Es lo más importante para mantenerse física y mentalmente activo y no perder habilidades. Y no tiene por qué ser algo complejo: lo esencial es moverse, de forma segura y adaptada a cada persona”.
Envejecer en un pueblo no tiene que significar resignarse a la inmovilidad, al dolor o a la soledad. Con una atención profesional cercana, constante y humana, la fisioterapia se convierte en una herramienta de autonomía, autoestima y calidad de vida para nuestras personas mayores.
ASPAYM Castilla y León desarrolla el programa FISIOMER gracias a la financiación de la Consejería de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León a través del 0,7% de IRPF destinado a finales sociales. Con este modelo su compromiso con la inclusión, la equidad territorial y los derechos de las personas con discapacidad, dependencia o enfermedades crónicas, vivan donde vivan.