La aprobación de nuevos medicamentos para la enfermedad de Alzheimer –lecanemab y donanemab– y de avance en las pruebas diagnósticas en sangre marcan el inicio de una nueva era en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad. Sin embargo, sin una urgente reforma de los sistemas sanitarios, de las políticas públicas y de la concienciación social, su potencial no se materializará plenamente, tal y advierten 40 de los principales expertos en Alzheimer en un artículo de la Serie de The Lancet sobre la enfermedad de Alzheimer.
En este artículo los expertos exponen los cambios sanitarios, políticos y sociales necesarios para aprovechar al máximo los avances en el tratamiento del Alzheimer, que representa aproximadamente el 70% de todos los casos de demencia y es una de las principales causas de discapacidad, lo que se traduce en elevados costes sociales y económicos.

En una comparación innovadora, la serie destaca que los nuevos tratamientos con anticuerpos monoclonales pueden frenar la progresión de la enfermedad de Alzheimer hasta un nivel comparable con la eficacia de medicamentos utilizados en cáncer, artritis reumatoide y esclerosis múltiple. No obstante, los autores señalan que las diferencias en la edad de los pacientes, los resultados clínicos y los efectos secundarios obligan a interpretar estas comparaciones con cautela.
A pesar de la similitud en la efectividad de los tratamientos para otras enfermedades existen amenazas que pueden «dejar atrás» a los pacientes con Alzheimer, entre ellas:
- los elevados costes de los medicamentos
- los complejos requisitos de las pruebas diagnósticas
- la atención subóptima a los síntomas conductuales
- la insuficiencia de recursos
Este artículo también destaca mejoras en la prevención de la enfermedad de Alzheimer, con la aparición de los Brain Health Services, que identifican a las personas con alto riesgo de desarrollar la enfermedad y les proporcionan programas de tratamiento personalizados. No obstante, la mayoría de los casos de Alzheimer se producen en personas con riesgo bajo o normal, lo que hace esenciales las medidas poblacionales que reduzcan el riesgo, como un diseño urbano más saludable y restricciones al alcohol y a las bebidas azucaradas.
En este sentido, los autores piden una acción global coordinada para que el rápido avance científico en el campo de la enfermedad de Alzheimer vaya acompañado de reformas en el ámbito de los proveedores sanitarios, las políticas y la sociedad.
Entre los autores de la serie figuran dos investigadores españoles: el Dr. Juan Fortea, del Instituto de Investigación Sant Pau y jefe de la Unidad de Memoria de Sant Pau, y la Dra. Eider Arenaza-Urquijo, de ISGlobal. Ambos han contribuido al apartado dedicado al diagnóstico, un campo que vive una auténtica revolución gracias a la irrupción de los biomarcadores sanguíneos.
Estas pruebas permiten detectar los cambios biológicos del Alzheimer incluso antes de la aparición de los primeros síntomas clínicos, lo que abre la puerta a intervenir en fases muy iniciales de la enfermedad y maximizar el impacto de los nuevos tratamientos.
Tal y como destaca el Dr. Fortea, «vivimos un hito en el tratamiento del Alzheimer con los primeros fármacos capaces de modificar la evolución de la enfermedad. Este avance hace aún más significativo e importante continuar progresando en el diagnóstico, especialmente con el desarrollo de biomarcadores que nos permitan identificar a los pacientes en los estadios más iniciales. Solo así podremos garantizar que los nuevos tratamientos se administren en el momento oportuno y que tengan el máximo beneficio posible para los pacientes».
Por su parte, el autor principal de la serie, el profesor Giovanni Frisoni, de la Universidad de Ginebra (Suiza), señala que «las pruebas en sangre, los fármacos biológicos para la enfermedad de Alzheimer y las intervenciones preventivas están impulsando la atención hacia un terreno completamente nuevo y apasionante».
Sin embargo, advierte también que las necesidades actuales de los pacientes no desaparecerán. Al contrario, más médicos de atención primaria y especialistas en demencia deberán dominar los avances menos vistosos pero constantes que se han producido en las últimas décadas en el cuidado y tratamiento de:
- los trastornos conductuales
- el uso de herramientas sofisticadas de diagnóstico por imagen y laboratorio
- la atención psicosocial
«Un esfuerzo concertado de la sociedad en esta dirección permitirá que nuestros pacientes actuales y futuros se beneficien plenamente del potencial de los avances científicos y tecnológicos», recalca el el profesor Frisoni.
Pueden consultar aquí el artículo publicado en The Lancet Series on Alzheimer’s disease.