Un artículo de María Zamora Arjona,
Enfermera gestora y docente. Departamento de Enfermería, Universidad Europea de Madrid.
Solidaridad Enfermera, Fundación Instituto Español de Investigación Enfermera.

Contexto de los Síndromes Geriátricos

Los síndromes geriátricos son un conjunto de cuadros clínicos, muy frecuentes en las personas mayores, que deben prevenirse, diagnosticarse y atenderse de manera especializada para proteger su bienestar.

La clasificación de síndromes geriátricos incluye diferentes entidades. Hoy exploramos la relación entre dos de ellas: la fragilidad física y el deterioro cognitivo leve.

geriatricarea Deterioro cognitivo leve
La fragilidad cognitiva puede progresar a situaciones de dependencia en las actividades cotidianas, discapacidad y menor calidad de vida

La fragilidad física y el deterioro cognitivo leve

Por un lado, la fragilidad física se define como el deterioro progresivo del organismo, manifestado por mayor vulnerabilidad ante estresores y disminución de la capacidad funcional de la persona. Esta disminución de la capacidad funcional se traduce, entre otros, en mayor riesgo de sufrir caídas, dificultad para mantener el equilibrio, mayor cansancio, menos fuerza y deterioro de la marcha. En definitiva: sin un abordaje apropiado, la fragilidad podría ser la antesala de la discapacidad.

A su vez, el deterioro cognitivo leve es el declive en las funciones cognitivas por encima de lo esperado en una persona de su misma edad y nivel educativo. Estas alteraciones son leves y no afectan a la autonomía personal, por lo que no se establece el diagnóstico de demencia. Algunas funciones cognitivas que pueden alterarse son la memoria episódica, el lenguaje, la atención, el razonamiento, la capacidad de planificación o de representar y analizar objetos.

Los factores de riesgo para el deterioro cognitivo leve son la edad, los problemas cardiovasculares (como la hipertensión y la fibrilación auricular), la diabetes mellitus, los problemas auditivos, el consumo de alcohol y tabaco, la baja actividad intelectual, el aislamiento social y la depresión, entre otros.

Pero… ¿cuál es la relación entre el deterioro cognitivo leve y la fragilidad física?

Relación entre fragilidad física y deterioro cognitivo leve

Esta relación se comprende, por un lado, porque los síndromes geriátricos se caracterizan por aparecer como consecuencia de otros síndromes geriátricos o problemas de salud. En este sentido, los expertos denominan “fragilidad cognitiva” a la relación entre la fragilidad física y el deterioro cognitivo.

La importancia de la fragilidad cognitiva radica en que puede progresar a situaciones de dependencia en las actividades cotidianas, discapacidad y menor calidad de vida.

En definitiva, ambos síndromes geriátricos están relacionados y es importante establecer estrategias de prevención y de cuidado globales.

Estrategias preventivas y cuidados

Para cuidar de manera exitosa a las personas mayores, para prevenir y abordar estos síndromes geriátricos, debemos:

  • Realizar una valoración integral, repetirla periódicamente y ante cualquier cambio en la vida de la persona mayor.
  • Incluir en la valoración la detección de factores de riesgo cardiovascular, la identificación de alteraciones analíticas, problemas de alimentación, alteraciones de las funciones cognitivas y de los órganos de los sentidos.
  • Preguntar si ha habido caídas recientes y explorar el equilibrio, la marcha y la autonomía para sus actividades cotidianas (como hacer la compra, salir a la calle o el arreglo personal).
  • Involucrar a la familia y el entorno cercano en los cuidados.

Principalmente, los cuidados deben orientarse a:

  • Incentivar el ejercicio físico de manera regular, preferiblemente guiado por profesionales y adaptado a las necesidades y posibilidades de la persona: ejercicios que mejoren el equilibrio, como el yoga; que fomenten la movilidad y la resistencia, como la natación o el baile; o que estimulen la fuerza física, como ejercicios con pesas o sentadillas.
  • Favorecer la interacción con otras personas y las actividades al aire libre.
  • Promover relaciones personales positivas y satisfactorias.
  • Animar a realizar actividades estimulantes a nivel intelectual, como la lectura, visitas a museos u otras actividades culturales.
  • Motivar una dieta equilibrada con el apoyo, siempre que sea preciso, de especialistas en Nutrición y Dietética.
  • Solicitar ayuda profesional para abandonar hábitos tóxicos.
  • Definir situaciones de riesgo en la persona y actuar sobre ellas, como el insomnio o la ansiedad.

Conclusión

La fragilidad física y el deterioro cognitivo leve son dos síndromes geriátricos estrechamente relacionados que, cuando coexisten, configuran un estado de fragilidad cognitiva con importantes implicaciones para la salud y la calidad de vida de las personas mayores. Reconocer esta interacción facilita implementar estrategias exitosas de prevención y de cuidados centrados en la persona.

La valoración integral periódica, el fomento de hábitos saludables, la estimulación física, cognitiva y social, el apoyo de familiares y amigos y el acompañamiento profesional son fundamentales su bienestar.

Actuar de forma temprana y coordinada, con el apoyo de enfermeras, médicos y otros especialistas, permite incentivar un envejecimiento activo, saludable y digno.