Las infecciones causadas por dispositivos cardíacos y prótesis articulares están aumentando porque su uso es cada vez más habitual. Aunque poco frecuentes, la mortalidad por infecciones asociadas a dispositivos cardiacos puede llegar al 10–15% si no se detectan y tratan precozmente. Las infecciones articulares también son poco frecuentes, pero el 1–2% de las prótesis primarias se infecta.
Los dispositivos cardíacos y prótesis articulares “son herramientas vitales para muchos pacientes, pero, como todo material implantado, conllevan un riesgo potencial de infección”, indica la Dra. María Sánchez Ledesma, del Servicio de Medicina Interna del Complejo Hospitalario de Salamanca.

Los dispositivos cardiacos implantables mantienen la función cardiaca, y los más frecuentes son los marcapasos, desfibriladores automáticos implantables (DAI) y sistemas de resincronización cardíaca, y en menos casos catéteres o electrodos intracardiacos, válvulas protésicas y dispositivos de cierre, indican desde la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Aunque su incidencia es baja, las infecciones por dispositivos cardíacos ha aumentado debido al mayor número de implantes en pacientes mayores o con comorbilidades. Entre el 1% y el 2% de los portadores sufren infecciones que implican cirugías, hospitalizaciones prolongadas y alto riesgo vital. Los síntomas más comunes son:
- fiebre persistente sin causa aparente
- rojez, dolor o secreción en la zona del generador
- en casos avanzados, sepsis o bacteriemia
Más del 70% de los casos se deben a cocos grampositivos, sobre todo Staphylococcus aureus y S. epidermidis, que forman biopelículas resistentes a los antibióticos.
Los factores de riesgo incluyen diabetes mellitus, insuficiencia renal crónica, inmunosupresión, cirugías largas o repetidas, y reintervenciones en el mismo bolsillo del dispositivo o una bacteriemia; condiciones locales (hematomas, seromas o heridas quirúrgicas) y el uso inadecuado de profilaxis antibiótica.
“El tratamiento solo antibiótico rara vez es suficiente; en la mayoría de los casos es imprescindible retirar todo el sistema, generador y electrodos, para eliminar biopelículas resistentes. Solo en infecciones superficiales muy precoces puede intentarse un manejo conservador bajo estrecha vigilancia”, advierte la Dra. Sánchez Ledesma.
El tratamiento de la infección del dispositivo conlleva la retirada del mismo y el inicio del tratamiento antibiótico cuya duración dependerá de la gravedad y extensión de la gravedad, se espera entre 7 y 14 días para reimplantarlo.
Las infecciones articulares son poco frecuentes, aunque van al alza
Respecto a las prótesis articulares más comunes son las de cadera y rodilla. Se usan en fases avanzadas de artrosis y otras enfermedades degenerativas del aparato locomotor, en cirugía oncológica y en fracturas de cadera del anciano.
Las infecciones articulares son poco frecuentes, aunque van al alza por el mayor número de implantes que se colocan cada año. El 1–2% de las prótesis primarias se infecta, siendo el riesgo es mayor en revisiones, cirugías urgentes o pacientes con comorbilidades.
“Los factores de riesgo incluyen comorbilidades significativas, obesidad, antecedentes de infección e inmunosupresión. Y las consecuencias son hospitalizaciones largas, tratamientos antibióticos extensos, pérdida funcional y una carga económica importante para la sanidad”, indica el Dr. Jaime Lora-Tamayo Morillo-Velarde, Servicio de Medicina Interna, del Hospital Universitario 12 de Octubre, de Madrid.
Cualquier microorganismo puede adherirse a los implantes, formar biopelículas y provocar infecciones que pueden ser:
- precoces (primeras semanas tras el implante, generalmente por bacterias virulentas)
- hematógenas (a partir de focos distantes, potencialmente bacteriémicos)
- crónicas posquirúrgicas (tras meses o años, por bacterias de baja virulencia)
Los microorganismos más habituales son los grampositivos y el tratamiento siempre combina cirugía y antibióticos. Por ello, se requiere un enfoque multidisciplinar con traumatólogos, microbiólogos y clínicos expertos en enfermedades infecciosas. Con frecuencia es necesario retirar la prótesis; sin embargo, en algunos pacientes se puede intentar un tratamiento conservador con retención del implante.