El Hospital Sant Joan de Déu Palma-Inca organiza los días 6 y 7 de noviembre sus IV Jornadas de Cuidados Paliativos, en esta ocasión bajo el lema «Retos en Cuidados Paliativos: presente y futuro». En la siguiente entrevista, la coordinadora médico del área, la Dra. Verónica D’Alicandro, nos comenta los principales temas que se abordarán en estas jornadas.

¿Cuáles son las principales necesidades de los pacientes y familias que atienden en Cuidados Paliativos?

Van mucho más allá de lo clínico. Si bien el alivio del dolor y otros síntomas es fundamental, lo que vemos día a día es la necesidad de dignidad, de cercanía, de ser escuchados y acompañados. Las familias buscan contención emocional, claridad en la información y respeto por sus valores y decisiones, tanto durante la enfermedad como en el duelo posterior.

En este proceso, cada miembro del equipo cumple un rol: desde el profesional sanitario hasta el auxiliar de enfermería, el voluntario que brinda compañía, el celador que facilita traslados con calidez, o el personal administrativo que ayuda a que todo sea más ágil y humano. Nuestro trabajo no se centra únicamente en el paciente, sino también en brindar un acompañamiento de calidad a sus seres queridos, con escucha activa y presencia plena.

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En la imagen, la Dra. Verónica D’Alicandro, coordinadora médico del área de Cuidados Paliativos del hospital Sant Joan de Déu Palma-Inca

¿Cómo describiría la evolución del área de Cuidados Paliativos en el hospital Sant Joan de Déu Palma-Inca?

La evolución ha sido muy significativa y profundamente humana. Hemos pasado de un enfoque más centrado en el control de síntomas físicos a un abordaje verdaderamente integral, que contempla las dimensiones emocionales, sociales y espirituales de cada paciente y su familia. El trabajo interdisciplinario se ha fortalecido.

Además, ha crecido la sensibilidad institucional, lo que permitió consolidar protocolos, ampliar la cobertura y fomentar la formación continua. Nuestro desafío es que este tipo de atención no sea un privilegio, sino un derecho: que los cuidados paliativos sean universales y accesibles, sin importar el escenario o la ubicación de la persona.

¿Qué temas considera especialmente relevantes en esta IV edición del encuentro?

Hay varios temas clave. Uno es la humanización del cuidado, porque en un entorno cada vez más tecnificado es urgente volver a poner al ser humano en el centro. Otro es la comunicación con pacientes y familias, que marca la diferencia en la calidad del acompañamiento. También es fundamental hablar del autocuidado de los profesionales y del personal implicado ya que necesitamos sostenernos emocionalmente y contar con apoyo institucional para evitar el desgaste. Finalmente, las reflexiones éticas y espirituales enriquecen nuestra mirada, ayudándonos a ofrecer un cuidado más compasivo y consciente.

¿Hay alguna experiencia práctica o ponencia que crea que puede aportar un cambio de mirada en los profesionales?

Sí, sin duda. Las experiencias compartidas por pacientes y familiares son transformadoras, porque nos sacan del rol puramente técnico y nos recuerdan el sentido de nuestra labor. También son muy enriquecedoras las experiencias interdisciplinarias e interprofesionales que muestran cómo, desde diferentes áreas, se puede acompañar de manera integrada. Todo esto nos inspira a repensar y mejorar nuestras prácticas para garantizar cuidados paliativos de calidad, universales y accesibles.

¿Qué desafíos detecta en la atención paliativa, tanto a nivel clínico como humano?

A nivel clínico, uno de los grandes desafíos sigue siendo la identificación temprana de los pacientes que podrían beneficiarse de cuidados paliativos y la integración con otros servicios. También necesitamos seguir fortaleciendo la formación profesional y garantizar el acceso equitativo, sin diferencias por el lugar donde se viva o el contexto social.

En lo humano, el reto es doble: por un lado, mantener la sensibilidad frente al sufrimiento de los demás, y por otro, cuidar a todos los que cuidamos. El desgaste emocional es real, y por eso necesitamos espacios de reflexión, apoyo y autocuidado para todo el personal implicado en este proceso.

Otro desafío importante es seguir derribando mitos en torno a los Cuidados Paliativos. Aún persiste la idea de que se limitan a los últimos días de vida, cuando en realidad acompañamos también a personas con enfermedades crónicas, progresivas y sin cura definitiva. Esto incluye, por ejemplo, enfermedades neurológicas, respiratorias o cardíacas avanzadas, donde el alivio de síntomas, el apoyo emocional y social, y el acompañamiento a la familia marcan una gran diferencia en la calidad de vida del paciente