El intestino contiene la mayor concentración de células inmunitarias del organismo, y algunas de ellas viajan a lo largo del eje cerebro-intestino, tal y como revela un modelo murino de la enfermedad de Alzheimer realizado por el Instituto Buck. Esto proporciona una nueva vía terapéutica potencial para esta enfermedad.
La investigación, publicada en Cell Reports, fue dirigido por la becaria postdoctoral Priya Makhijani, doctora en inmunología y miembro de los laboratorios Winer y Andersen. Descubrió que las células B productoras de anticuerpos específicos, normalmente responsables de mantener la armonía entre la microbiota y el sistema inmunitario intestinal, se reducían en los ratones criados para desarrollar Alzheimer.

También descubrió que este tipo de células tiene una firma migratoria; los investigadores encontraron las células B específicas del intestino y sus receptores migratorios en el cerebro y en su región fronteriza, la duramadre meníngea. «Sorprendentemente, descubrimos que estas células inmunitarias de la frontera cerebral que reconocen las bacterias que viven en los intestinos se acumulaban en el cerebro con Alzheimer», afirma Makhijani.
Con el objetivo de comprender qué estaba provocando la pérdida de células inmunitarias en el intestino, Makhijani y su equipo descubrieron que el nexo de unión de este receptor de células inmunitarias intestinales, una quimiocina bien estudiada y conocida por su migración, se producía en niveles más altos en la glía, las células inflamatorias del cerebro con enfermedad de Alzheimer.
La firma migratoria también se identificó en cerebros humanos con Alzheimer mediante la minería de datos de estudios realizados anteriormente. En colaboración con la Red de Salud Universitaria, que forma parte de la Universidad de Toronto, el equipo llevó a cabo experimentos de bloqueo en el eje utilizando un fármaco de molécula pequeña, lo que sugiere que podría estar actuando un nuevo mecanismo de largo alcance a lo largo del eje intestino-cerebro.
Una dieta rica en fibra reduce la fragilidad relacionada con el Alzheimer
Makhijani y su equipo descubrieron que alimentar a los animales con inulina, una fibra prebiótica antiinflamatoria, restablecía el equilibrio en el intestino de los ratones con Alzheimer. «Descubrimos que estas células migratorias se reponían en el intestino y que la fragilidad relacionada con el Alzheimer, incluido el temblor, se reducía en los animales». indica la investigadora.
Winer señala que, aunque la dieta rica en fibra no redujo de forma sistemática los niveles de placas en el cerebro de los ratones, sí influyó en su bienestar general. «Realizamos un análisis que incluía 31 parámetros de envejecimiento en estos ratones. La dieta prolongó sin duda su esperanza de vida saludable, proporcionando a los animales una mejor calidad de vida», afirma, y añade: «Este proyecto respalda el consejo de «comer frutas y verduras» que aparece en casi todas las recomendaciones dietéticas», afirma.
Esta investigación «sitúa al sistema inmunitario intestinal en primera línea de la patología de las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer», afirma Daniel Winer, profesor asociado de l Instituto Buck, doctor en Medicina, inmunólogo y coautor principal del trabajo. «Dado su tamaño y la capacidad de las células para desplazarse, tiene sentido que esas células inmunitarias tengan la capacidad de influir en la fisiología general», señala.
Por su parte, la profesora Julie Andersen, doctora en Neurociencia y coautora principal, destaca que, «por lo que sabemos, esta es la investigación más profunda sobre el sistema inmunitario intestinal en un modelo de enfermedad neurodegenerativa. Esperamos poder estudiar su impacto en otras enfermedades, como el Parkinson y la esclerosis múltiple».
Pueden acceder aquí al estudio ‘Amyloid-B driven Alzheimer’s disease reshapes the colonic immune system in mice’ publicado en Cell Reports.