Un artículo de Alba Serrano, Neuropsicóloga y responsable del área de Neuropsicología de GERICARE
La memoria es una de las capacidades cognitivas más sensibles a dañarse en los adultos mayores. Es un proceso mental que requiere atención para analizar y comprender la información que estamos leyendo o escuchando; luego, almacenamos esa información en nuestro cerebro para que, en cualquier ocasión, podamos acceder a ella nuevamente y utilizarla (Peña-Casanova, 1991).
En ocasiones nos podemos dar cuenta de que algo anda fallando cuando existen despistes u olvidos, dificultades para recordar nueva información aprendida, incluso el recuerdo de acontecimientos futuros y citas médicas (Sardinero, 2010).

Los primeros en observar estos pequeños cambios en el rendimiento diario, que pueden ser indicativos de un deterioro cognitivo de las capacidades intelectuales con alteración de una o más funciones cognitivas, son los familiares cercanos o el mismo adulto mayor. Es importante ponerse en manos de especialistas en adultos mayores como neuropsicólogos, neurólogos y geriatras.
Un equipo de distintos profesionales estudiará de manera completa qué es lo que está sucediendo, y especialmente, propondrán qué terapias farmacológicas y no farmacológicas pueden ser beneficiosas para minimizar el impacto que tiene las dificultades en memoria, atención u otras capacidades que se alteran en el envejecimiento sano y patológico.
Cerebro y Envejecimiento
El cerebro es como un músculo que debe ser trabajado cada día. Cuando nuestra actividad social y laboral se ve disminuida respecto años anteriores, el cerebro necesita, como cualquier otro músculo del cuerpo, estímulos para minimizar las dificultades a mediano y/o largo plazo de tareas sencillas y complejas.
Durante el envejecimiento y a lo largo de los años, hay un declive en el rendimiento de estas funciones cognitivas que pueden tener un impacto leve, moderado o grave en el día a día. Si existe o pudiera existir alguna enfermedad neurodegenerativa, es importante estimular y mantener las conexiones cerebrales el máximo tiempo posible, con el fin de evitar un deterioro progresivo y rápido.
¿Qué es la Estimulación Cognitiva?
La estimulación cognitiva es un espacio de trabajo que tiene como objetivo estimular diferentes funciones cognitivas del cerebro. Durante este espacio, se practica y ejercita la memoria, el razonamiento, el lenguaje, la planificación y la atención. Bien se puede trabajar de manera grupal e individual, con gran variedad y diversidad de material de trabajo, pero siempre individualizado a las necesidades de cada persona (Martínez-Castillo et al., 2001).
La importancia de trabajar estas capacidades es mantener el máximo tiempo posible las conexiones cerebrales que se pierden durante el envejecimiento. La novedad, los nuevos retos y el contacto con demás personas aumenta la actividad mental y con esto, se ejercitan las conexiones cerebrales, mejora las relaciones sociales y las actividades de la vida diaria, evita el deterioro progresivo y aumenta el autoestima (Muñoz y Tirapu, 2001).
El objetivo principal de los profesionales que trabajan con adultos mayores es prolongar lo máximo posible el desarrollo de la enfermedad, evitando un deterioro rápido y así beneficiar a esta población y sus familias con una mejoría en la calidad de vida.