Investigadores de la Universidad de Colorado Boulder (Estados Unidos) han identificado cientos de genes asociados con el envejecimiento acelerado con la esperanza de algún día desarrollar terapias para ralentizarlo. En un artículo publicado en la revista Nature Genetics, la genetista Isabelle Foote y un equipo internacional de coautores han identificado más de 400 genes asociados con el envejecimiento acelerado en siete subtipos diferentes.
El estudio revela que diferentes grupos de genes subyacen a diferentes tipos de envejecimiento acelerado, que van desde el deterioro cognitivo hasta los problemas de movilidad y el aislamiento social. Estos hallazgos respaldan lo que se conoce como la «hipótesis de la gerociencia», la idea de que para tratar las múltiples enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento se debe tratar el envejecimiento en sí.

«Para poder identificar tratamientos para detener o revertir el envejecimiento biológico acelerado, es necesario saber cuál es la biología subyacente». «Este es el estudio más grande hasta ahora que utiliza la genética para tratar de hacer eso», afirma Isabelle Foote, asociada postdoctoral en el Instituto de Genética del Comportamiento de CU Boulder y primera autora del artículo.
El estudio se centra en la fragilidad, un término general para el «deterioro fisiológico multisistémico» que a menudo viene con el envejecimiento. Más del 40% de los adultos estadounidenses mayores de 65 años se consideran frágiles.
Los médicos generalmente evalúan la fragilidad utilizando un índice de 30 puntos que mide desde la velocidad al caminar y la fuerza de agarre hasta la cantidad de enfermedades diagnosticadas y la cantidad de actividad social. El problema con este enfoque, afirma Foote, es que dos personas pueden obtener el mismo puntaje alto de fragilidad aunque uno sea cognitivamente agudo pero no pueda caminar y otro tenga buena salud física pero tenga mala memoria.
Esta falta de distinción dificulta que los médicos hagan recomendaciones para los adultos mayores y que los científicos identifiquen las causas subyacentes del envejecimiento poco saludable.
«El envejecimiento no es solo una cosa. Hay muchas maneras de ser frágil», afirma el Dr. Kenneth Rockwood, destacado experto en fragilidad, con sede en la Universidad de Dalhousie en Nueva Escocia, Canadá, y coautor del estudio. «La pregunta entonces es: ¿Qué genes están involucrados?», cuestiona el experto.
Para averiguarlo, el equipo de la Universidad de Colorado Boulder realizó un «estudio de asociación de todo el genoma» analizando el ADN y la información de salud de cientos de miles de participantes en el Biobanco del Reino Unido y otros conjuntos de datos públicos para ver qué genes estaban asociados con 30 síntomas de fragilidad.
Identificaron 408 genes asociados con el envejecimiento acelerado/fragilidad, un aumento significativo de los 37 genes identificados anteriormente. De ellos, algunos genes estaban fuertemente relacionados con ciertos subtipos de envejecimiento poco saludable, que incluyen: discapacidad; cognición deficiente; problemas metabólicos (como diabetes y enfermedades cardíacas); enfermedades múltiples; estilo de vida generalmente poco saludable; y apoyo social limitado.
Por ejemplo, el gen SP1, asociado con la función inmunitaria y la enfermedad de Alzheimer, se relacionó fuertemente con el subtipo amplio de «cognición deficiente», mientras que el gen FTO, conocido por estar asociado con la obesidad, parecía subyacer a varios subtipos diferentes.
«Lo que hace este artículo no es solo identificar subfacetas del envejecimiento desordenado, sino también demostrar que hay una biología muy diferente subyacente a ellas». «El siguiente paso tangible es descubrir cómo tratar esta biología subyacente», recalca el autor principal, Andrew Grotzinger, profesor adjunto de psicología y neurociencia en la Universidad de Colorado en Boulder.
Ampliar las mediciones clínicas de fragilidad
A corto plazo, los autores sugieren que las mediciones clínicas de fragilidad, que a menudo aparecen mucho antes que enfermedades específicas, se amplíen para incluir los seis subtipos. De esa manera, alguien diagnosticado como cognitivamente frágil podría ser guiado hacia terapias para prevenir la demencia, mientras que alguien frágil en el dominio metabólico podría tomar medidas para prevenir la diabetes o la enfermedad cardíaca.
El objetivo es que algún un día las personas puedan obtener una «puntuación de riesgo poligénico» que ofrezca una visión más detallada del tipo de envejecimiento poco saludable al que son propensas, señala Foote. Esto ayudaría a identificar las vías moleculares que impulsan el envejecimiento en sí y desarrollar terapias para frenar.
Pueden acceder aquí al artículo ‘Uncovering the multivariate genetic architecture of frailty with genomic structural equation modeling’ publicado en publicado en la revista Nature Genetics.