La embolia pulmonar es una enfermedad grave mucho más frecuente de lo que se piensa. De hecho, se trata de la tercera causa de muerte cardiovascular, tras el ictus y el infarto, y tiene una incidencia anual mundial de 1/1.000 personas. Sin embargo, es desconocida y poco tenida en cuenta, tal y como advierte Barcelona Respiratory Network (BRN), red dedicada al impulso de la investigación colaborativa en el ámbito de la salud respiratoria.

La embolia pulmonar es una enfermedad difícil de detectar, con síntomas inespecíficos. Forma parte de la enfermedad tromboembólica venosa, que comprende también la trombosis venosa en las piernas, y se produce por un coágulo de sangre que obstruye y detiene el flujo de sangre hacia los pulmones.

En la mayoría de los casos, entorno al 95%, el coágulo de sangre comienza en una vena profunda de la pierna y se desplaza hasta el pulmón. En raras ocasiones, el coágulo se origina en una vena de otra parte del cuerpo como el propio pulmón, como ocurría en la COVID, riñones e hígado o las extremidades superiores.

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La inmovilidad es el factor de riesgo más importante para sufrir embolia pulmonar

Tal y como afirma el Dr. Diego Rodriguez, miembro de BRN y Jefe de Servicio de Neumología del Hospital del Mar de Barcelona, la embolia pulmonar es una enfermedad potencialmente grave con una mortalidad del 15-20%, normalmente el paciente acude a urgencias y es diagnosticado de forma tardía. Sin embargo, una actuación rápida con el tratamiento adecuado reduce el riesgo de muerte en los pacientes más graves”. “Por ello nuestro principal objetivo es mejorar el proceso diagnóstico y evitar la alta mortalidad de estos casos”, señala el especialista.

Pese a su gravedad y srepercusión en la salud pública, en el caso de la embolia pulmonar no existe un código de actuación como ocurre con otros episodios cardiovasculares como el ictus o el infarto de miocardio. “A la espera de poder llegar a tener un código de actuación que implica la colaboración entre hospitales, la mayoría de los hospitales trabajamos en Grupos Multidisciplinares de Respuesta a la Embolia Pulmonar (PERT por sus siglas en inglés)”, explica el doctor.

Estos grupos PERT están formado por neumólogos, cardiólogos, hematólogos, internistas, radiólogos, intensivistas, entre otros profesionales, que actúan compaginando su experiencia para tratar a los pacientes de alto riesgo y encontrar el tratamiento más adecuado.

El tratamiento de la Embolia Pulmonar bien diagnosticada puede ser relativamente sencillo, mediante medicación oral anticoagulante, o en los casos más graves la aplicación de medicación específica o un catéter para deshacer el coágulo y solo excepcionalmente es precisa una intervención quirúrgica. En tres meses, un paciente que sufre una embolia por primera vez puede estar recuperado, pero hay un grupo complejo en el que puedan quedar secuelas y precisan mayor seguimiento.

“También podemos destacar las secuelas psicológicas que sufren algunos pacientes afectados que por temor reducen su actividad física, dejan de salir y tienen más ansiedad, que muchas veces es infravalorada en la evolución de estos pacientes”, añade el Dr. Rodríguez.

Personas mayores en reposo o en cama, un grupo de riesgo

La inmovilidad es el factor de riesgo más importante, por lo que los principales grupos de riesgo son las personas mayores en reposo o en cama por prescripción médica y las personas sometidas a cirugía en las que de manera preventiva se puede administrar anticoagulantes a dosis profilácticas, explica el especialisitas del BRN.

Otro factor de riesgo reconocido es el llamadosíndrome de la clase turística normalmente asociado a viajes largos en avión, pero el Dr. Diego Rodriguez recuerda que “no es un problema del medio de trasporte sino de la inmovilización por eso ya sea en avión, autobús o tren, es importante moverse sobre todo en los viajes mayores de 6 horas”.