/p>>Un artículo de Sanyres

La enfermedad de Parkinson, dentro del grupo de las neurodegenerativas, es la segunda más común después del Alzheimer. Aunque los estudios sobre la enfermedad han demostrado que el Parkinson no afecta de forma igual a dos individuos, y tampoco se manifiestan siempre los mismos síntomas, sí que se pueden poner en práctica ejercicios comunes que aseguran una mejor calidad de vida.

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La fisioterapia mejora el estado físico y retarda el incremento de los trastornos motores en enfermos de Parkinson

Para ello existen múltiples terapias, tratamientos y cuidados que se llevan a cabo por profesionales en residencias de mayores. No obstante, vamos a centrar este artículo en la atención en la fisioterapia como programa de rehabilitación complementario para mejorar la calidad de los afectados por la enfermedad.
La fisioterapia aplicada a enfermos de Parkinson es la rehabilitación dirigida a mejorar el estado físico y retardar el incremento de los trastornos motores, lo cual permitirá una mayor autonomía en las actividades que conllevan movimiento.
También contribuye a la rehabilitación de la marcha, a reducir la torpeza al caminar, a superar bloqueos del cuerpo, facilitar los cambios de postura y, en definitiva, a disminuir de forma general todas las molestias físicas que se derivan de la evolución de la dolencia.
Previamente a la aplicación del tratamiento de fisioterapia, es preciso evaluar el grado de afectación para hacer un programa adecuado y personalizado a la situación del enfermo de Parkinson. Posteriormente se deberá cumplir el programa en el horario establecido y de forma periódica realizar una evaluación, con su correspondiente informe terapéutico, para valorar el estado y el progreso. Ese seguimiento es clave para asegurar la eficacia de las actividades.
El objetivo de un programa progresivo de ejercicios diarios es aliviar las alteraciones del movimiento para incrementar la sensación de seguridad en el paciente.
Así, la intervención fisioterapéutica estará enfocada a ejercicios que mejoren la fuerza muscular, de coordinación y destreza para disminuir la rigidez muscular y de mejora y mantenimiento de la movilidad articular. Este primer grupo de ejercicios ayudarán al paciente a caminar mejor y evitar contracturas por inactividad muscular.
Otro grupo de ejercicios de fisioterapia son los estiramientos para mantener la flexibilidad de las estructuras musculares y los de corrección postural para retrasar la tendencia a inclinar el tronco y la cabeza hacia adelante, asociada a la enfermedad de Parkinson. Se le enseña al paciente la necesidad de caminar lo más recto posible, mirando al frente, también la posición de los pies, un poco abierta, para asegurar mejor la estabilidad.
La tendencia a caminar de forma acelerada puede corregirse, en parte, con la técnica de Frenkel. Se trata de contribuir al aprendizaje, por medio de la repetición, ejercicios de velocidad y ritmo moderados que se pueden coordinar con música adecuada.
La realización de la práctica de fisioterapia se debe compaginar con ejercicios respiratorios para favorecer la resistencia y evitar el agotamiento.
Entre otros los cuidados para el Parkinson destaca el tratamiento farmacológico, que suele provocar algunas alteraciones cognitivas añadidas a las que ya provoca la propia enfermedad. Por eso, la fisioterapia es un buen complemento y alternativa en el alivio y retraso de los síntomas.