¿Podemos controlar a los enfermos crónicos mediante una app? ¿Qué impacto positivo puede tener la introducción de las aplicaciones para móviles en el sistema de salud? ¿Podrían ser un instrumento para descongestionar las urgencias?
AppsDar respuesta a estas preguntas es el objetivo del nuevo proyecto de investigación que acaba de poner en marcha la UOC y que lleva por título «mSalud: retos y oportunidades para los sistemas de salud». El estudio, que está financiado por el programa RecerCaixa de la Fundación La Caixa, incluye una prueba piloto con 250 pacientes y cuenta con la implicación de profesionales de cinco instituciones sanitarias españolas.
Los impulsores de este proyecto ven en las aplicaciones móviles «una oportunidad para incrementar la calidad de vida, mejorar el estado de la salud y aumentar la calidad asistencial» y, a la vez, garantizar la sostenibilidad, la equidad y la accesibilidad de los sistemas de salud.
«Ahora mismo sabemos que las aplicaciones móviles existen y que pueden ser un elemento de cambio, pero tenemos que ver cuáles son los elementos de resistencia si se quieren implementar en el sistema de salud y, en esta línea, detectar los retos y las oportunidades», asegura Francisco Lupiáñez, coordinador de la investigación y director de Open Evidence, una empresa derivada de la UOC.
Una cuestión relevante que aborda la investigación es la de la confianza. Es decir, cómo podemos distinguir aquellas aplicaciones que los expertos consideran que son eficientes y un recurso válido, de las demás. «La confianza se tiene que basar en la seguridad del paciente, la calidad asistencial, la ecuación coste-efectividad y la accesibilidad al sistema», afirma Lupiáñez. Aun así, el también investigador y profesor de la UOC apunta que el debate sobre esta cuestión es complejo: «El coste de validar una app sanitaria es muy alto pero no puedes matar la innovación».

Metodología del estudio

El proyecto de investigación de la UOC empieza este mes de marzo y constará de cuatro fases:

  • 1ª. Análisis de la situación actual.
  • 2ª. Creación de grupos de trabajo con todos los actores implicados en el sistema de salud (colegio de médicos, patronales, pacientes, mutuas, enfermeros, etc.) que tendrán que dar respuesta a esta pregunta: ¿Para qué utilizar las apps en el sistema sanitario: para curar, para prevenir, para descongestionar las urgencias, para promocionar hábitos saludables…?
  • 3ª. Realización de una encuesta y experimento a 800 personas de la comunidad sanitaria (pacientes, médicos, patronales, administración, mutuas, enfermeros, etc.)  para contrastar, desde el punto de vista práctico, qué factores han de ser objeto de mejora.
  • 4ª. Análisis del uso de una aplicación en concreto –Tcapp, de la empresa HealthApp– entre 250 pacientes para evaluar su eficacia clínica, coste y efectividad.