El reto del tratamiento del dolor es su complejidad; debemos considerar siempre que no hay dos dolores iguales, tal y como expresó la profesora María Isabel Martín Fontelles, catedrática de Farmacología de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, durante su intervención en el XV Congreso de la Sociedad Española del Dolor (SED), celebrado en el Palacio de Congresos de Palma.

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El dolor neuropático es uno de los más complejos tanto en diagnóstico como en tratamiento

Fontelles afirmó que “se ha avanzado mucho en el conocimiento de la fisiopatología del dolor y de cómo funcionan los medicamentos. Este hecho permite un mejor abordaje del tratamiento de los diferentes tipos de dolor y mejora la calidad de vida de muchos pacientes, que de otro modo estarían peor tratados”.
En la misma línea añadió que la investigación básica es la fuente principal de nuevos conocimientos que nos aproximan a entender mejor los diferentes tipos de dolor y los mecanismos de acción de los fármacos de que disponemos, a la vez que se trabaja en nuevas dianas que en un futuro podrían ser el remedio para tratar problemas que ahora no tienen solución.
Otra cuestión planteada fue la relativa al futuro de la investigación sobre el dolor. En este ámbito, la profesora Martín Fontelles enfatizó que “el futuro pasa por incrementar la colaboración entre los investigadores clínicos y los especialistas que atienden a los pacientes”.
En cualquier caso, “desde el punto de vista de la investigación básica, un reto importante es la búsqueda de modelos que nos permitan reproducir situaciones lo más próximas posible a los problemas que plantean los pacientes”. Sin embargo, para la Universidad Rey Juan Carlos “es imposible llevar a cabo investigación básica de calidad sin una buena financiación, y la cuestión del dolor no suele ser considerada como un área prioritaria cuando se plantea el reparto de las ayudas a proyectos de investigación”.

El cerebro, clave para el abordaje del dolor crónico

Por su parte, Esther Berrocoso, profesora de Psicobiología de la Universidad de Cádiz e integrante del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), comentó que uno de los retos actuales en el campo del dolor, y especialmente del dolor crónico, es el cerebro. Disponemos de un amplio conocimiento de los mecanismos y vías a nivel periférico y espinal, pero las vías y áreas cerebrales implicadas en el procesamiento de las diferentes esferas que componen la experiencia del dolor es mucho más limitada. Más limitado aún es el conocimiento de la neuroplasticidad a este nivel cuando el dolor se cronifica”.
esta especialista subrayó que, en términos de investigación básica, “a través de nuestro trabajo en el laboratorio, sabemos que algunas de las vías de neurotransmisión encargadas del aprendizaje y la memoria de eventos aversivos están sobreactivadas en el dolor crónico de tipo neuropático. Por tanto, el dolor, si se cronificara, potenciaría la adquisición de los recuerdos negativos. Estos estudios básicos ayudan a proveer una base fisiopatológica para comprender los síntomas de los pacientes”.

La infiltración una técnica no demasiado complicada, es muy beneficiosa para el paciente

Uno de los talleres integrados en el marco del Congreso fue el de Infiltraciones para médicos en Atención Primaria, a cargo de la doctora Lola Gutiérrez Polo, médico especialista en MF y C y coordinadora del CS Martí Serra de Palma, y del doctor Amador Ruiz Torrejón, médico especialista en MF y C en el Centro de Salud de Santa Catalina de Palma.
Ambos concluyeron que, siendo la infiltración, una técnica no demasiado complicada, es muy beneficiosa para el paciente. Así, mientras la doctora Gutiérrez destacó que “para ciertos problemas del aparato locomotor es muy eficaz si el diagnóstico y la indicación son correctas”, el doctor Ruiz Torrejón hizo hincapié en el hecho de que “genera rápidamente beneficios a nuestros pacientes, con disminución del dolor e inflamación”.
En el ámbito de la Atención Primaria, las patologías que se puedan combatir o paliar con las infiltraciones son muy diversas. “Hay bastantes, pero las más frecuentes y accesibles serían varias tendinitis, como la del hombro, del trocáncer en la cadera, en la rodilla, la epicondilitis (codo del tenista) y la epitocleitis (codo del golfista). También la fascitis plantar o el síndrome del túnel carpiano”, enumeró la doctora Gutiérrez Polo.
A las mismas, el doctor Ruiz Torrejón añadió las siguientes otras como patología articular, destacaría la artrosis, artritis no infecciosas, monoartritis aguda o crónica, oligoartritis agudas o crónicas, poliartritis aguda o crónica. Como patología periarticular y tejidos blandos, hablaría de capsulitis retráctil, tendinitis y tenosinovitis, bursitis, fascitis, nódulos tendinosos, entesopatías, síndromes radiculares y quistes sinoviales”.
En síntesis, para los doctores Ruiz Torrejón y Gutiérrez Polo, “tendríamos que tomar las infiltraciones como algo más cotidiano, usarlas más. Es una técnica relativamente fácil pero muy agradecida, especialmente eficaz para personas mayores y polimedicadas.