Un artículo de Patricia Calleja Ruiz,
Técnica en cuidados auxiliares de enfermería especializada en acompañamiento social y cuidado de personas mayores

La animal-terapia tiene como finalidad ser apoyo en tratamientos y dirigido a pacientes de todas las edades que sufren enfermedades que los debilitan y los afectan en los planos social, emocional y cognitivo, siendo unos de los principales los beneficiarios de esta terapia las personas mayores, niños y adolescentes en situaciones de estrés, reclusos y personas con discapacidad intelectual y cognitiva.

Las especies animales más utilizadas son perros, gatos, caballos, aves, conejos, vacas y delfines, estos últimos son mayormente requeridos para personas con síndrome de down y paralisis cerebral, entre otros padecimientos. Aun así, la capacidad de estos animales marítimos, alivian el dolor de una persona con carencias afectivas.

El objetivo de este contacto humano-animal es el de mejorar la calidad de vida emocional y la seguridad en pacientes que han perdido la motivación ante situaciones de la vida, debido fundamentalmente a la depresión o falta de interacción con la sociedad por estar hospitalizado o institucionalizado, y siempre bajo la supervisión de profesionales que mantienen en control la salud de las personas.

Cuándo una persona mayor ve un animal suele automáticamente bajar los niveles de agresividad y realizar muestras de cariño o cobijo, especialmente en situaciones de demencia. El hablar a los animales y observar la fidelidad que tienen hacia uno mismo es motivador y alentador para cualquiera de estos usuarios, especialmente para las personas mayores. De igual forma, sirve para que la comunicación entre médico-paciente se dé de mejor manera, con más confianza y menos temores.

La animal-terapia beneficia esferas muy importantes de las personas mayores y de otros colectivos:

  • La empatía: La relación con el animal favorece el hecho de ponerse en la situación de los demás. 
  • El  enfoque exterior: Los animales ayudan a las personas que tienen una enfermedad mental, baja autoestima y depresión a cambiar el enfoque de su ambiente, logrando que piensen y hablen de los animales, en vez de sus problemas.
  • La aceptación: Tienen una manera de aceptación a las personas sin calificarlas, no miran cómo luce o qué cosas dice.
  • El entretenimiento: La presencia de una animal aporta diversión para las personas, especialmente en centros geriátricos.
  • La socialización: Estudios han demostrado que las visitas que los animales hacen a las instituciones favorecen una mayor socialización entre las personas residentes, se muestran más alegres y sociables con los demás, disminuyen la ansiedad y estrés, y mejorando el estado de ánimo.
  • Estímulo mental: Ocurre porque se incrementa la comunicación con la persona, ayudando a la evocación de recuerdos. En instituciones con pacientes con depresión, la presencia de un animal ayuda a «aclarar» la atmósfera, incrementando la distracción, la alegría y el juego, lo que disminuyen sus sentimientos de aislamiento.
  • Beneficios fisiológicos: Muchas personas se sienten relajadas cuándo los animales están presentes y se produce una disminución de la presión sanguínea. Puede existir también un fortalecimiento de los músculos y una mejora en la recuperación de enfermedades del corazón.

El entrenamiento y las habilidades naturales que poseen, hacen que la presencia de una animal, más que amistosa y esperanzadora, séa útil para advertir sobre situaciones que pondrían en riesgo la salud de las personas. Poer su agudo sentido de la visita y la audición los animales pueden estudiar profundamente a la persona con tan solo sentirla, olerla ó mirarla a los ojos. Por medio de ladridos o agitaciones o intentos de llamar la atención, un animal puede avisar a tiempo antes de que ocurra una tragedia, una futura crisis en el paciente. Esto resulta muy valioso para todo el equipo médico que tiene la oportunidad de prevenir y salvar vidas humanas. Los infartos y ataques epilépticos entre otras alteraciones pueden detectarse antes de que ocurran, debido a que el cuerpo presenta cambios, solo que no son visibles para los sentidos humanos, pero sí para las otras especies animales.

La presencia de animales en residencias es muy valiosa y gradecida, pues muchas de las personas que allí viven lamentablemente no reciben visitas de sus familiares y se ven reconfortadas por el cariño y lealtad sincera que presentan estos pequeños seres vivos. La tristeza, la depresión o la ansiedad, entre otras manifestaciones comunes dentro de estos lugares, pueden ser tratados y equilibrados teniendo contacto con un perro, gato, conejo u otra especie entrenada.

Las personas mayores tienen necesidades especiales, y los animales les ayudan a cubrirlas. Entre las más importantes: ser atendidos, hablar y tocar. El hecho de pasear y disfrutar del aire libre con un animal estimula los beneficios físicos, disminuye el sentimiento de soledad y fomenta el de responsabilidad, dos sentidos que benefician el correcto equilibrio emocional de la persona. Las residencias de ancianos que han incorporado a sus centros perros han obtenido grandes resultados. Algunos residentes se han ofrecido para cuidar a los animales, incluso los afectados de demencia senil han establecido un vínculo con ellos y salen de su ensimismamiento para acariciarlos.   

callejapatricia49@nullgmail.com