Con motivo de la celebración del Día Mundial del Delirium, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ha presentado sus recomendaciones para abordar este trastorno en unos documentos dirigidos tanto a profesionales como a la población general.

El Delirium, considerado «un enemigo poco visible», es un cambio del estado mental que aparece de forma repentina, habitualmente a raíz de un ingreso hospitalario, y que se caracteriza por un estado de mucha agitación, alucinaciones e hiperactividad que puede fluctuar hasta un estado comatoso o de mucha somnolencia. La persona con Delirium suele estar más desorientada, no reconocer a familiares, decir cosas incoherentes, ver o sentir cosas que no son reales y estar más irritable y desconfiada, indican desde la SEGG.

Las causas que desencadenan este estado pueden ser muy diversas, desde una neumonía, un infarto o una intervención de cadera, hasta una leve infección de orina o deshidratación. El Delirium afecta a un tercio de los pacientes mayores de 70 años hospitalizados, porcentaje que se incrementa hasta el 50% en pacientes ingresados en unidades quirúrgicas y el 75% de pacientes de UCI.

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A pesar de su alta frecuencia, se diagnostica poco porque a menudo se valora como algo normal cuando no lo es: es una urgencia médica y se debe intervenir dado su graves consecuencias. La mortalidad es el doble entre los pacientes con Delirium que entre los que no lo presentan, aumenta el riesgo de demencia, de ser dependientes al salir del hospital o de terminar en una residencia de ancianos. El Delirium también comporta un sobrecoste para el sistema sanitario, que se calcula de unos 500 euros por ingreso.

Sobre qué hacer para abordar este trastorno, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología pone énfasis en recordar que un 30-40% de los Delírium son prevenibles e insiste en que medidas sencillas de prevención, no farmacológicas, son las actuaciones que han demostrado mejores resultados y que por ello se deben implementar en los hospitales.

Entre estas medidas preventivas, se recomienda acompañar a los pacientes con mayor riesgo durante las primeras 48 horas y siempre que sea posible, promover la movilización (levantarse, caminar…). Si llevan gafas o audífonos, también usarlos durante el ingreso; procurar que descanse por la noche y esté activo durante el día (promoviendo conversación, lectura, juegos de mesa…). Siempre que se tenga ocasión, conviene explicar qué ha pasado, donde está, en qué fecha y si es de día o de noche. Es importante también asegurar la ingesta de líquidos y si es posible traer objetos personales como fotos, para conseguir un entorno más agradable y conocido.

En caso de desarrollar Delirium, se recomienda mantener la calma y no llevar la contraria ni enfrentarse al paciente, utilizar palabras claras y sencillas, con tono suave y tranquilo, y explicar las cosas las veces que sea necesario. Limitar el número de visitas y acompañar al paciente de noche si esa presencia le da tranquilidad también son buenas opciones.

Además, es importante aclarar que el Delirium y la Demencia pueden coexistir, pero no son lo mismo. Tal y como indican los especialistas de la SEGG, la demencia es gradual y progresiva (evolución de meses o años) y en la mayoría de casos es irreversible, mientras que el delirium aparece de forma aguda (horas o días), fluctúa en el tiempo y es reversible en días o semanas. Es importante saber que los pacientes con demencia tienen un mayor riesgo de desarrollar delirum. En este sentido las personas con más riesgo de desarrollar Delirum son:

  • Personas de edad avanzada
  • Críticamente enfermas
  • Sometidas a cirugías
  • Antecedente de demencia o deterioro cognitivo
  • Múltiples patologías médicas
  • Discapacidad sensorial
  • Personas institucionalizadas

Para más información relativa a esta enfermedad se puede consultar en este enlace de la SEGG.