Durante el mes de marzo podría haberse reducido hasta en un tercio el número total de ingresos por ictus respecto al mes anterior, tal y como revela una encuesta de la Sociedad Española de Neurología (SEN) realizada en 18 hospitales de 11 Comunidades Autónomas españolas. La SEN recuerda que, independientemente de la situación actual, es muy importante que los pacientes no retrasen su llegada al hospital por miedo a utilizar los servicios de urgencia o acudir a los centros sanitarios.

El ictus es la segunda causa de muerte en España (la primera en mujeres), la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año 110.000-120.000 personas sufren un ictus en nuestro país, de los cuales un 50% quedan con secuelas discapacitantes o fallecen.

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La SEN pide a la población que, a pesar de la pandemia de COVID-19, no deje de acudir a los servicios de urgencia ante los primeros síntomas de ictus

No obstante, la atención neurológica urgente y el tratamiento adecuado en Unidades de Ictus pueden reducir las consecuencias devastadoras de esta enfermedad neurológica, principalmente gracias a que en los últimos años el tratamiento del ictus en su fase aguda ha incorporado nuevos avances. Las nuevas medidas terapéuticas, si son administradas en las primeras horas, aumentan considerablemente la probabilidad de recuperación neurológica: la probabilidad de fallecer o quedar con una discapacidad grave pueden reducirse a la mitad. Por eelo es fundamental acudir a los servicios de urgencia ante los primeros síntomas de ictus.

Tal y como señala la Dra. María Alonso de Leciñana, Coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología, “estos datos deben manejarse con cautela y deben confirmarse y analizarse convenientemente. En cualquier caso, es importante recalcar que el ictus sigue siendo una urgencia médica. El retraso en la llegada al hospital para recibir el tratamiento adecuado es uno de los factores que más negativamente influyen en el pronóstico de esta enfermedad”.

Esta experta destaca que “a pesar de que actualmente los hospitales están volcados con la pandemia COVID-19, las enfermedades urgentes, como es el ictus, se siguen atendiendo exactamente igual y sigue habiendo neurólogos a disposición de todas aquellas personas que necesiten una atención urgente. Los sistemas de Código Ictus siguen funcionando y cada minuto es vital  para reducir la mortalidad, la dependencia y la necesidad de cuidados institucionales en los pacientes con ictus”.

Desde la SEN se recuerda que un solo síntoma de ictus es una urgencia, por lo que ante la primera sospecha es necesario llamar inmediatamente al 112 o al 061, o en caso de que actual situación no permita el contacto con este servicio, acudir rápidamente al hospital, aunque los síntomas desaparezcan a los pocos minutos. Los principales síntomas del ictus son:

• Pérdida de fuerza repentina de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.

• Trastorno repentino de la sensibilidad, sensación de “acorchamiento u hormigueo” de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.

• Pérdida súbita de visión parcial o total en uno o ambos ojos.

• Alteración repentina del habla, dificultad para expresarse y ser entendido por quien nos escucha.

• Dolor de cabeza súbito de intensidad inhabitual y sin causa aparente.

• Sensación de vértigo, desequilibrio si se acompaña de cualquier síntoma anterior.

Por otra parte, la SEN insiste en que durante el confinamiento sigue siendo recomendable llevar a cabo hábitos de vida saludables para prevenir la aparición de esta enfermedad neurológica: ejercicio moderado, dieta sana y equilibrada, que todos los pacientes con factores de riesgo vascular (hipertensión, diabetes, colesterol, obesidad) sigan realizando un control estricto de los mismos y que no dejen de tomar los tratamientos indicados.

Además, la edad es uno de los principales factores de riesgo de ictus pero no el único, ya que, tal y como explica la Dra. Marta Ochoa Mulas, jefe de Servicio de Neurología de HM Hospitales en Madrid, “la adopción de hábitos de vida poco saludables y el incremento de la incidencia de hipertensión arterial y de arritmias, especialmente fibrilación auricular, parecen ser la causa de este incremento de casos en personas jóvenes”.

Por ello, los expertos quieren llamar la atención sobre estos factores de riesgo, ya que la obesidad, el sedentarismo, la hipertensión arterial, la diabetes y la dislipemia se asocian a un mayor número de casos, mientras que una dieta adecuada, el abandono del tabaco y del alcohol y el ejercicio físico pueden ser importantes aliados para prevenirlos.

Asimismo, hay que tener en cuenta la fibrilación auricular, una arritmia muy frecuente entre la población general que incrementa hasta en cinco veces el riesgo de sufrir un ictus y que, a menudo, permanece asintomática. “Por ello es fundamental el diagnóstico precoz de esta enfermedad y la instauración de un tratamiento adecuado con anticoagulantes”, advierte la especialista en Neurología de HM Hospitales.