Una de las manifestaciones clínicas del COVID-19 que está generando más controversia es la inusual presencia de coágulos de sangre en los pulmones de pacientes gravemente enfermos. En este sentido, y dentro de la actual crisis sanitaria, las terapias antitrombóticas se han convertido en un factor esencial para mejorar el pronóstico y reducir la mortalidad provocada por el virus.

Con el objetivo de contribuir a dar respuesta para evitar la formación de coágulos en la sangre con el uso de anticoagulantes en pacientes con Covid-19, la farmacéutica especializada en trombosis, LEO Pharma ha colaborado con el Grupo de Trabajo de Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV) de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) en la organización de un seminario online que ha contado con la participación de especialistas médicos en el ámbito de urgencias, hemostasia y trombosis y medicina interna de diferentes hospitales que han aportado sus experiencias en primera persona.

Bajo el nombre “La anticoagulación en pacientes con Covid-19”, en este seminario online se expusieron y debatieron los diferentes abordajes del uso de los anticoagulantes en los pacientes con infección por el SARS-CoV-2 que acuden a un servicio de urgencias. En este sentido, la sesión sirvió para contrastar la escasa evidencia científica actual obtenida en China con las experiencias recogidas a lo largo de estas últimas semanas en los centros sanitarios españoles. Unas experiencias que han conllevado que muchos centros sanitarios se hayan visto obligados a modificar sus protocolos de actuación respecto a la anticoagulación para adaptarlos a los pacientes con COVID-19, tal y como destacan desde LEO Pharma.

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En este seminario online se expusieron y debatieron diferentes abordajes del uso de los anticoagulantes en los pacientes con infección por el SARS-CoV-2

Entre los profesionales que participaron se encuentran la Dra. Sònia Jiménez, del Hospital Clínic de Barcelona, y el Dr. Pedro Ruiz Artacho, de la Clínica Universidad de Navarra (Madrid), quienes centraron su intervención en el ámbito de las urgencias. Una perspectiva sobre la que también profundizó el Dr. Jorge Castillo, de la Fundación Jiménez Díaz (Madrid), quien presentó su experiencia a partir de lo vivido en las últimas semanas. A juicio de este experto, “dado el contexto actual, todavía existe poca evidencia científica sobre cómo tratar la anticoagulación en pacientes con COVID-19 y, por tanto, los datos de los que disponemos son de una calidad cuanto menos discutible. Todos los pacientes ingresados recibían profilaxis con Heparina de Bajo Peso Molecular (HBPM) durante su estancia en el hospital y posteriormente tras recibir el alta”.

En este sentido, en los pacientes con Dímero-D muy altos, un fragmento de proteína provocado por la degradación del fibrinógeno y que aumenta en caso de inflamación y de trombosis, generaba la duda razonable de valorar dosis de HBPM más elevadas. En su intervención, el Dr. Castillo señaló también que los pacientes que no llegaban a ingresar en el centro hospitalario recibían profilaxis con HBPM durante al menos 7 días debido al confinamiento e inmovilización domiciliaria o a factores de riesgo trombótico preexistentes.

Por su parte, el Dr. José Mateo, especialista en Hematología y Hemoterapia en el Hospital de Sant Pau (Barcelona), centró su charla en la coagulopatía y la interpretación de hemostasia en la infección por COVID-19. Durante su intervención incidió en que “cuando se activa la coagulación de forma indiscriminada, como consecuencia de una infección sistémica, se produce el cuadro denominado coagulación intravascular diseminada (CID), caracterizada por la presencia de depósitos masivos de fibrina en la circulación, lo que conlleva daño orgánico y empeora el pronóstico de los pacientes. La inflamación pulmonar aguda, sería la causante de la activación de la coagulación y la trombosis. Estos trombos serían degradados por otro sistema de defensa, denominado sistema fibrinolítico, con formación de un producto de degradación que se conoce como Dímero-D. El hecho de que una coagulopatía esté presente en estos pacientes ha promovido que se planteen estrategias antitrombóticas con heparinas”.

Por último, el Dr. Jorge Carriel, del Servicio Medicina Interna del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), habló sobre el manejo de la anticoagulación en los pacientes con infección por COVID-19 desde el punto de vista de la evidencia científica. “Las heparinas, además del efecto anticoagulante, poseen un cierto efecto antiinflamatorio. Es por eso por lo que el uso de estas en pacientes médicos ingresados reduce el riesgo de trombosis”, apuntó el Dr. Carriel.

En este sentido, la escala Padua se convierte en una herramienta decisiva porque permite evaluar el riesgo de padecer trombosis en pacientes ingresados. En su intervención, el Dr. Carriel también señaló que el uso de heparina en los pacientes con COVID-19 que tenían un Dímero-D muy alto o criterios de coagulopatía inducida por sepsis reducía el riesgo de muerte a los 28 días. Pero datos publicados recientemente en países europeos muestran que hasta el 31% de los pacientes ingresados en intensivos durante esta crisis presentaron trombosis, principalmente embolia pulmonar, a pesar de utilizar anticoagulantes. El Dr. Carriel finalizó su intervención señalando que, a pesar de que algunos autores lo sugieren, actualmente todavía no existen evidencias que permitan la anticoagulación con dosis intermedias o altas de heparinas.

Aquellos personas que quieran volver a escuchar las intervenciones de todos los profesionales en este webinar sobre anticoagulación y COVID-19 pueden hacerlo a través de la propia página web de la SEMES.