Las personas que sobreviven a la COVID-19 se encuentran en alto riesgo de desarrollar posteriormente patologías neurológicas y, en particular, la enfermedad de Alzheimer, tal y como advierten diferentes estudios científicos de ámbito europeo e internacional.

Estos estudios han detectado problemas neurológicos y evidencias de deterioro cognitivo en alrededor del 36% de personas que han sobrevivido al virus, tanto las que padecían afecciones neurológicas preexistentes como aquellas que no las tenían. Esta es la principal conclusión de los estudios realizados por investigadores de la Universidad de Bonn (Alemania) y de las universidades de Massachusettsy Michigan (EE.UU.), por un lado, del Hospital Universitario y la Universidad de Estrasburgo (Francia), por otro, y de la Universidad George Mason de Virginia.

Este riesgo de sufrir un problema neurológico puede proceder tanto de una infección viral directa del sistema nervioso como de respuestas inmunitarias e inflamatorias secundarias. La inflamación sistémica que han presentado muchos afectados y afectadas por COVID-19 está directamente relacionada con la aparición de casos de deterioro cognitivo, y, por tanto, un mayor riesgo de sufrir Alzheimer en un futuro. Cabe tener en cuenta, además, que las personas con una media de edad de 60 años han sido las más afectadas por el coronavirus, según los datos publicados diariamente por el Instituto de Salud Carlos III de España.

Precisamente, la enfermedad ha incidido hasta ahora especialmente en las personas con la edad en que se detecta habitualmente el deterioro cognitivo, lo que ha puesto aún más en evidencia la vulnerabilidad del colectivo. Los estudios evidencian también que la COVID-19 ha ocasionado entre los afectados y afectadas problemas neuropsiquiátricos frecuentes durante la hospitalización y después del alta hospitalaria, como insomnio, delirios, confusión, depresión o ansiedad. Estos síntomas se han observado en pacientes en hospitales y clínicas de España, Italia, Francia y China, según los estudios.

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Un 36% de las personas que han sobrevivido a la COVID-19 desarrollan problemas neurológicos con posterioridad, como el Alzheimer

Además, las personas que ya tenían Alzheimer u otro tipo de demencia o deterioro cognitivo antes de declararse la crisis sanitaria también han sufrido consecuencias como el aislamiento, la falta de control del tratamiento, pérdida de visitas médicas, parada de las actividades de estimulación cognitiva, sentimientos de tristeza o la falta de comprensión de las medidas de distanciamiento físico, señalan desde Fundación ACE-Barcelona Alzheimer Treatment & Research Center.

Ante esta situación, los expertos de Fundación ACE hacen hincapié en la importancia de la detección precoz del Alzheimer entre las personas que han sufrido COVID-19 a través de medios como las revisiones gratuitas de memoria, que la entidad lleva a cabo desde hace 12 años. Con motivo de la crisis sanitaria, estas revisiones se han adaptado y se están llevando a cabo a través de videollamada. Así, cualquier persona de más de 50 años puede solicitar su propia revisión de memoria a través del correo memoria@nullfundacioace.org o del teléfono 934 304 720.

Tal y como indica la Dra. Mercè Boada, directora médica y cofundadora de Fundación ACE, «la situación actual puede provocar estrés y emociones que no tenemos habitualmente y que pueden provocar que nos preocupemos por nuestro rendimiento cognitivo». En este sentido incide en que «queremos que las personas que se preocupan por su memoria estén tranquilas, y por eso ponemos a su disposición las revisiones de memoria gratuitas».

Sólo durante el pasado año, un total de 402 personas fueron atendidas en la Unidad de Diagnóstico de la Fundación -integrada por neurólogos, neuropsicólogos y psicólogos- en el marco de las visitas gratuitas programadas, cifra que dobla las revisiones de memoria realizadas en 2018, un total de 196. Las personas que han acudido a Fundación ACE para revisarse la memoria gratuitamente han recibido una evaluación completa de su rendimiento cognitivo.

Y es que, ante una enfermedad para la que a día de hoy no hay cura y que afecta cada vez a más personas, realizar un diagnóstico de la demencia en fases leves, cuando aún se está a tiempo de actuar, es una prioridad tanto para la sociedad como para Fundación ACE. La Dra. Boada insiste en que «revisar nuestra memoria debería tener la misma importancia que un análisis de azúcar o de colesterol», y recuerda que «la detección precoz de la enfermedad es fundamental, ya que nos da la oportunidad de actuaren su progresión».

El hecho de que las personas que sobreviven a la COVID-19 se encuentran en alto riesgo para desarrollar posteriormente Alzheimer es la hipótesis principal en la que se basa un estudio que han iniciado recientemente los expertos de la Unidad de Memoria de Fundación ACE. El estudio, que se prolongará durante 12 meses, tiene como objetivos evaluar la presencia de síntomas neurológicos en la fase aguda de la infección por COVID-19 en aquellos usuarios y usuarias de la Unidad de Atención Diurna con deterioro cognitivo y determinar el impacto del virus en su progresión.