Un artículo de Arianna Núñez, responsable de proyectos psicosociales en Tunstall Televida

No es ninguna novedad que el abordaje de las demencias debe convertirse en una prioridad de salud pública y que se trata de un problema social de primer orden. Los/las expertos/as llevan años alertándonos de esta gran epidemia silenciosa del siglo XXI. Si estás leyendo este artículo, no me cabe duda de que al menos, en tu entorno más cercano, hay alguna persona afectada de demencia, y en el 70% de los casos como consecuencia de la enfermedad de Alzheimer.

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Se debe dar respuesta a las necesidades de las familias y a poner el foco en la prevención para evitar la progresión del Alzheimer

Se estima que 5 millones de personas en España se encuentran afectadas por esta causa, bien porque padecen la enfermedad (más de 1,2 millones), bien porque se trata de familiares cuidadores. Disculpad que en este punto reformule el dato: el impacto económico de la demencia pone en peligro la sostenibilidad de los sistemas sociales y sanitarios. Por ello, todos/as nosotros/as nos encontramos en una situación de alta vulnerabilidad.

Con estos datos sobre la mesa, hablemos de soluciones. Como profesionales del ámbito sociosanitario, tenemos ante nosotros el gran reto de dar respuesta a las necesidades de estas familias y a poner el foco en la prevención para evitar esta peligrosa progresión. Y no lo conseguiremos solos.

Hagamos un ejercicio de visualización: imagina que, como cada día, te diriges al trabajo. Aparcas el coche en el garaje y afrontas tu jornada de 8 horas. Vuelves al garaje. Tu coche no está. Lo buscas, te agobias, llegas a pensar que te lo han robado y comienza cierta sensación de desorientación. Se acerca un desconocido a tratar de tranquilizarte. Cuando recuperas la calma, comienzas a ser consciente de que ese desconocido es tu compañero de trabajo y de que tu coche se encuentra a un par de plazas más allá. Te sientes avergonzada. Tu compañero, afortunadamente sensibilizado y sospechando de lo que puede tratarse, se ofrece a acompañarte al neurólogo.

Al día siguiente acudes al especialista, que durante años ha desarrollado con su departamento I+D un instrumento de screening que permite la detección precoz y te informa: has sufrido un cuadro confusional y podría tratarse de un inicio de demencia.

A partir de aquí pueden ocurrir muchas cosas. Entre todo el abanico de posibilidades, lo ideal sería que diferentes expertos/as diseñaran un programa para ti: estimulación cognitiva, dieta y ejercicio físico para enlentecer el desarrollo, terapia familiar para hacer frente al cambio, ayudas sociales para facilitar que continúes el máximo tiempo posible en tu hogar, tecnología asequible y eficiente que permita tu supervisión y seguimiento, información de interés sobre recursos de respiro para tus familiares… Todo ello te proporcionará, a ti y a tu entorno, una vida digna.

¿Y esto cómo se consigue? Con la colaboración multisectorial entre las diferentes entidades, instituciones y organizaciones que conformamos este gran entramado activo. Se trata, como mínimo, de elaborar propuestas conjuntas, desarrollar ideas innovadoras, trabajar en la sensibilización de la población, fomentar la investigación… y arremangarse.