Un artículo de Mª Eva Bodoque Martínez,
Gestora Ocupacional en la Residencia “Sagrado Corazón de Jesús” de la Diputación de Cuenca

Las residencias para personas mayores son recursos de carácter socio-sanitario cuya misión es ofrecer a las personas mayores un espacio vital y una atención integral, encaminada al fomento de la autonomía y el cuidado óptimo. Cada vez son más las que trabajamos para lograr que estos espacios se asemejen lo más posible a lo que puede ser un hogar, en el que los residentes se sientan más seguros y validados y donde se respete su autonomía, su opinión, gustos o preferencias.

Nuestro objetivo es lograr una calidad de vida apropiada a la situación de cada mayor, así como el mantenimiento de sus funciones y capacidades. Las actividades de Animación y Envejecimiento Activo, o de Relaciones con el Entorno Comunitario, que ofrecemos en este centro, son una herramienta más, no menos importante que otras, que complementa a otras actuaciones o terapias, y que puede ayudar a que los residentes mejoren su calidad de vida y vivan el envejecimiento de una manera más saludable y activa.

Envejecimiento activo, autonomía, calidad de vida, esperanza de vida saludable… son expresiones que forman parte de nuestro lenguaje cotidiano. Su uso revela un cambio de sensibilidad respecto al envejecimiento, contemplado como un período de oportunidades, y no como algunas visiones estereotipadas y negativas que siguen existiendo y que pretenden dar una imagen de las personas mayores que no se acerca para nada a la realidad.

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Es fundamental fomentar el Envejecimiento Activo y hacer que llegue a todos los residentes, según sus necesidades y preferencias

Según define la OMS el Envejecimiento Activo es “el proceso de optimización de oportunidades de salud; participación en la sociedad de acuerdo a las necesidades, capacidades y deseos de las personas mayores; también de seguridad y protección para aquellos que precisan de cuidados o asistencia”. Las distintas formas de envejecer no están determinadas ni prefijadas, y aunque no podemos obviar que existen variables genéticas que juegan un papel importante en el envejecimiento, también cada uno de nosotros es responsable, con sus acciones y comportamientos de que nuestro envejecimiento sea más o menos satisfactorio. Así, el Envejecimiento Activo resulta ser un recurso fundamental que ayuda a las personas a desarrollar su potencial de calidad de vida. Sentirse útil y partícipe también significa salud, bienestar.

Desde nuestro trabajo diario, y nuestra experiencia, estamos convencidos de que la actividad, tanto física como mental, junto a la participación social y la participación activa en la toma de decisiones que afectan a la propia vida, es la clave para un buen envejecimiento, desde un punto de vista tanto físico, social, psicológico o emocional. A través de los programas que desde las residencias llevamos a cabo, y que cada día tenemos más presente que siempre deben estar centrados en los gustos y preferencias de los residentes, es decir, en aquello que, o ha sido, o sigue siendo significativo para ellos, podemos contribuir a mejorar esa calidad de vida, favoreciendo oportunidades de desarrollo que ayuden a los residentes a vivir de una manera más saludable, participativa, plena y segura. Debemos crear las condiciones que favorezcan que los residentes deseen y sepan envejecer activamente.

Hemos dicho que el envejecimiento activo es un proceso y un camino, desde la Residencia queremos contribuir a que esta etapa y este momento sea lo más participativo posible, respetando los intereses, deseos y posibilidades de los mayores. No se trata sólo de atender necesidades, sino también derechos y capacidades. Siempre debemos tener en cuenta que es importante distinguir entre la capacidad de hacer y la de decidir, por lo que también en esta etapa debemos tener presente su decisión a este respecto.

Con el programa de Animación Sociocultural, Envejecimiento Activo y de Relaciones con el Entorno Comunitario de nuestra Residencia, pretendemos, además de mantener activos a los residentes, retrasar, en la medida de lo posible, el deterioro físico y mental o paliar los efectos en el caso de que este deterioro ya esté presente. Pero además intentamos tener presentes, y realizar aquellas actividades o talleres que han sido elegidos por los propios residentes, que al fin y al cabo, son los destinatarios del programa, por lo que no deben participar únicamente en el desarrollo de esas actividades, en la parte final, sino también en la elección y planteamiento de las mismas.

Pero hay algo que este año no nos ha dejado llevar a cabo la programación que teníamos preparada y que ha trastocado muchos de nuestros proyectos y nos ha obligado a replantearnos el trabajo y la forma de llevarlos a cabo: la pandemia en la que estamos inmersos. El Envejecimiento Activo, en cuanto a derechos y participación se refiere, se ha visto notablemente afectado. Las medidas, cambios y redistribución que se han tenido que ir introduciendo en la residencia para evitar la propagación del virus, ha afectado también, a todo lo relacionado con la participación, al desarrollo de las actividades, terapias y talleres. En unos casos se han tenido que suspender y en otros reinventar.

El hecho de que las personas mayores de las residencias no hayan podido salir de las mismas, ni todavía puedan hacerlo, además de suponer la privación de un derecho fundamental, está suponiendo también un agravamiento de su salud psicológica y emocional. Pero además, en cuanto a las actividades de Envejecimiento Activo se refiere, y que las personas mayores de la residencia realizaban en el entorno comunitario, que les ayudaban a socializar, tener una participación activa en la sociedad y el entorno comunitario, disfrutar de la libertad que una residencia abierta a la comunidad y a la sociedad, como es ésta, y que les permitía continuar con su proyecto vital y mantener las relaciones sociales, también se ha visto notablemente afectado.

Actividades intergeneracionales, muy enriquecedoras para ambas partes, de vital importancia (con niños y jóvenes de colegios, institutos…), actividades con otros colectivos y asociaciones (diversidad funcional, Alzheimer, biblioteca, voluntariado, recitales de mayos o villancicos, concursos de canciones, poesía dirigidos a otros mayores de la provincia…) y que se llevaban a cabo dentro de la residencia de manera continuada, también se han tenido que suspender, ya que la normativa no permite que nadie, excepto los trabajadores, pase a la residencia. Todas las actividades que se llevaban a cabo en el exterior, salidas, excursiones, meriendas, visitas a exposiciones, paseos…, ahora no son posibles.

Los sistemas de participación en la vida del centro, como es el caso del Consejo de Participación de Centro (del que forman parte residentes, trabajadores y familiares), o la Asamblea de usuarios y/o familiares, tan importantes si hablamos de Envejecimiento Activo y participación, también se han tenido que suspender tal y como estaban planteados. En definitiva, que las necesidades de relacionarse con el entorno están siendo insuficientemente atendidas.

Como consecuencia de las medidas que se ha considerado necesario adoptar, en las que se incluyen la distribución de los residentes por unidades, con pequeños grupos, o plantas burbuja, en las que no se pueden mezclar unos residentes con otros, muchos de los talleres que antes se llevaban a cabo se han tenido que plantear de una forma diferente. Los residentes no han podido disfrutar de las zonas comunes y las relaciones con otros grupos de residentes del centro. Pero estas pérdidas no han significado para nada que los residentes no hayan seguido estando activos, que se hayan dejado de organizar y realizar actividades, acciones sencillas que contribuyen a retrasar los efectos del envejecimiento, en las que los residentes encuentran una relación positiva entre la vida activa y participativa, y la sensación de bienestar que eso produce.

La parte positiva de toda esta situación es que, al no poder salir, muchos de los residentes que antes llevaban a cabo sus actividades fuera del centro, ahora se han integrado perfectamente en las actividades que se organizan dentro de la residencia. La participación ha aumentado, la implicación del resto de profesionales en los distintos talleres es mucho más activa, hay más trabajo y atención individualizada, centrada en cada persona.

Todos nos estamos volcando más en ayudar a que los residentes se sientan bien, disminuirla apatía que puedan sentir y poder compensar esa falta de libertad, de relacionarse, de estar con sus familias. Nuestro trabajo se ha adaptado a la nueva situación, la forma de trabajar es diferente, utilizamos más las nuevas tecnologías y nos acercamos un poco más, cada día, al modelo de Atención Centrado en la Persona, pensamos más y tenemos más en cuenta, las necesidades, que ahora más que nuca, tienen nuestros residentes, y no en las de los propios trabajadores.

Algunos ejemplos de actividades que se han llevado a cabo y se están desarrollando en la actualidad, para mantener la mente ocupada, evitar mayor deterioro cognitivo y emocional, compensar esa disminución de actividad física por no poder salir, o simplemente disfrutar de ambientes de ocio y esparcimiento son las siguientes:

  • Cultivo del huerto
  • Cuidado del jardín
  • Paseo de los sentidos
  • Arteterapia
  • Gimnasia
  • Talleres de estimulación cognitiva
  • Juegos de mesa y populares
  • Terapia con perros online
  • Expresión artística (bailes, canciones creadas por los residentes…)
  • Actividades al aire libre (en el patio y jardín de la residencia)
  • Etc.

En resumen, que si bien es cierto que el Envejecimiento Activo siempre ha sido importante y ha estado presente en el proyecto de nuestra residencia, ahora más que nunca, debemos llevarlo a la práctica, fomentarlo, hacer que llegue al total de residentes, según necesidades y preferencias. Todas las terapias no farmacológicas que podamos llevar a cabo ayudarán a envejecer bien y, todos sabemos que, envejecer bien es envejecer activamente.