La pandemia ha incrementado la vulnerabilidad de los mayores con discapacidad intelectual. Pérdida de autonomía, aumento de casos de soledad no deseada y de aislamiento, así como una mayor necesidad de apoyos en los diferentes tratamientos son algunos de los efectos sobre este colectivo, tal y como señala Down Madrid.

Es por ello que el Servicio de Vida Adulta y Envejecimiento Activo de esta entidad continúa trabajando para mantener y mejorar la calidad de vida de este sector poblacional, con la finalidad de dar respuesta a uno de los colectivos más damnificados por la crisis sanitaria, social y económica provocada por la Covid-19. Desde la Fundación se indica que “seguiremos apoyando a nuestros mayores, quienes sufren un envejecimiento y declive prematuro derivado de su discapacidad, adaptando los recursos disponibles al contexto actual”.

Down Madrid está desarrollando un nuevo proyecto que potenciará la formación en autonomía y el entrenamiento cognitivo de las personas mayores con discapacidad intelectual

Y para lograrlo Down Madrid está desarrollando un nuevo proyecto que potenciará la formación en autonomía y el entrenamiento cognitivo para que los mayores con discapacidad intelectual tengan calidad de vida “en cualquier escenario posible”. Y es que, al verse limitadas las actividades y los apoyos habituales como consecuencia de la emergencia sanitaria, ha habido un retroceso a nivel cognitivo que, desde la entidad, advierten “no se debe prolongar más”.

“Dar continuidad a sus actividades es fundamental para su autonomía, puesto que esta generación ha tenido, por lo general, menor estimulación a lo largo de su vida. Además, sus padres suelen ser ya muy mayores, por lo que cuentan con menos apoyo. Ante esta situación, el mejor factor de protección es mantener un buen nivel de actividad cognitivo, social y laboral, explican desde Down Madrid.

Por ello, esta Fundación trabajará “intensamente” en la prevención e intervención con la ayuda de una herramienta digital de neuroestimulación. Asimismo, se complementará con la evaluación del deterioro físico, cognitivo y funcional, además de realizar un seguimiento neuropsicológico, que facilite la detección temprana de síntomas de declive funcional y envejecimiento prematuro patológico. En los casos que así se requiera, se derivará a una unidad médica especializada y de apoyo funcional.

Por otro lado, desde esta entidad se continuará ofreciendo formación y apoyo en competencias digitales a aquellos usuarios que, por las circunstancias, han perdido su puesto de trabajo o se encuentran en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).

En paralelo, se desarrollará un programa específico para mayores de 40 años, donde se asesore, entre otras cuestiones, sobre la jubilación contributiva de las personas con discapacidad intelectual. La Comisión de Vida Adulta y Envejecimiento Activo elaboró el pasado año una guía que profundizaba en la diferente legislación existente y resolvía dudas con casos prácticos. Ante los sucesivos cambios en esta materia, el documento se convierte en un “indispensable”, a juicio de la entidad, por lo que se actualizará constantemente.

Otro de los asuntos que precisa mayor atención es la soledad no deseada y el aislamiento que presentan algunas personas con discapacidad intelectual. Según Down Madrid, hay más casos que antes de la pandemia, por lo que se orientará y apoyará a los familiares frente a situaciones difíciles de gestionar.

En la actualidad, es más común que personas con Síndrome de Down lleguen a una edad adulta avanzada, alcanzado una esperanza de vida media en torno a los 60 años, cuando hace unos 50 años se encontraba en torno a los 25. Además, cada persona envejece de manera diferente, y en el caso de las personas con Discapacidad Intelectual influye el tipo de discapacidad y sus características.