Con motivo del Día de Toma de Conciencia del Abuso y el Maltrato en la Vejez desde la OMS se que recuerda la magnitud de este problema, ya que una de cada 6 personas mayores de 60 años ha sufrido algún tipo de abuso en entornos comunitarios en el último año. Y para erradicarlo reclama estrategias compartidas contra el edadismo.

En este sentido, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) considera que el maltrato a los mayores es una realidad muy compleja, muy plural, que se da en muchos escenarios muy diversos y difíciles de controlar. Y existe la sospecha de que la pandemia ha agudizado las situaciones de complejidad en los cuidados.

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El maltrato a las personas mayores es una realidad muy compleja, muy plural, que se da en muchos escenarios muy diversos y difíciles de controlar

Tal y como indica la SEGG, un reciente estudio realizado en EEUU por The American Journal of Geriatric Psychiatry entre 897 personas revela que, en el confinamiento durante la pandemia, la prevalencia del abuso de personas mayores se produjo en una de cada cinco personas mayores (21,3%), lo que supone un aumento del 83,6% en comparación con las estimaciones de prevalencia antes de la pandemia.

Esto revela que la pandemia ha traído consigo un aumento en el abuso de personas mayores debido a una serie de factores como la tensión financiera, las desigualdades digitales, los recursos socio-económicos cuando son más bajos y una salud más precaria, todos ellos grandes factores de riesgo para este problema, señala la SEGG.

Ante esta situación, esta Sociedad pide a la comunidad médica revisar los protocolos existentes para identificar y apoyar a las víctimas de abuso de mayores en este momento, ya que los que han sido maltratados tienen un 300% más de riesgo de muerte. Además, recuerda la necesidad de aumentar la formación médica en la detección y el tratamiento del maltrato a las personas mayores tanto en situaciones de pandemia como de normalidad a través de la telemedicina. Y es que la telemedicina se ha convertido en una norma de atención emergente en la era de Covid-19 y puede aportar nuevas oportunidades de detección para descubrir casos que de otro modo pasarían desapercibidos durante las visitas regulares a la clínica.

Desde las instituciones internacionales, se alienta a todos los países y partes interesadas a utilizar estrategias basadas en evidencia, mejorar la recopilación de datos y la investigación y trabajar juntos para construir un movimiento para cambiar la forma en que pensar, sentir y actuar hacia la edad y el envejecimiento.

La OMS llama la atención también sobre el edadismo que sufre una persona cada segundo en el mundo, según un reciente informe del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, en el que se señala que «la respuesta para controlar el Covid-19 ha desvelado qué, extendido está ya, la edad se ha utilizado como único criterio para tener acceso a los cuidados médicos». El edadismo, que protagoniza una de cada dos personas en el mundo, tiene serias consecuencias para la salud de las personas y su bienestar, y «se calcula que unos 6,3 millones de casos de depresión se pueden atribuir al edadismo», según el informe Edadismo un reto global.