Tener menos de 60 años y haber sufrido algún tipo de ictus incrementa tres veces el riesgo de morir después de contraer la Covid-19. Y en el caso de las personas de entre 60 y 80 años, este riesgo continúa siendo 1,3 veces más alto que las personas del mismo grupo de edad que no han sufrido un ictus, tal y como revela una investigación del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar).

Se trata del primer estudio poblacional sobre la relación entre la mortalidad después de sufrir la Covid-19 y el hecho de haber sufrido un ictus realizado en el Estado, y uno de los pocos hechos hasta ahora en el mundo. Ha corrido a cargo de médicos y médicas e investigadores e investigadoras del Servicio de Neurología del Hospital del Mar y del Grupo de investigación Neurovascular del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar) y ha sido publicado la revista Stroke.

En el mismo se han analizado datos de todas las personas infectadas por el coronavirus SARS-CoV-2 en Cataluña entre el 1 de febrero de 2020 y el 1 de julio del mismo año, gracias al programa de analítica de datos para la investigación y la innovación en salud (PADRIS), que gestiona la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS) del Departamento de Salut de la Generalitat.

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Este estudio del IMIM-Hospital del Mar revela que tener menos de 60 años y haber sufrido algún tipo de ictus incrementa tres veces el riesgo de morir después de contraer la Covid-19

En total, 91.629 persones, de las cuales, 5.752, el 6,27%, habían sufrido un ictus antes de la infección. De estas, el 30% murió después de sufrir la Covid-19, ante el 9% en el grupo de pacientes que no había sufrido un ictus antes de contraer la enfermedad. A todas las personas analizadas se les hizo un seguimiento hasta final del 2020.

Tal y como destaca la Dra. Elisa Cuadrado, médica adjunta del Servicio de Neurología, autora principal del trabajo e investigadora en el IMIM-Hospital del Mar, «todo indica que el hecho que se incremente la mortalidad después de la Covid-19 en este colectivo es a causa del hecho que sufren un mayor grado de discapacidad derivado del ictus, es decir, tienen, entre otros, problemas de movilidad con lo cual, en el caso de una infección, es más probable que ésta sea más grave a nivel respiratorio, ya que tienen más problemas para ventilar o tragar».

Por lo tanto, a juicio de esta experta «es la discapacidad secundaria al ictus la que creemos que hace que tengan un riesgo más alto de sufrir una infección por Covid-19 más grave y de morir después de sufrirla o de tener más complicaciones derivadas de la infección».

El riesgo es más alto en pacientes menores de sesenta años

El trabajo concluye también que, contrariamente a lo que se podía esperar, el riesgo es más alto en el colectivo de personas más jóvenes que han sufrido un ictus, las de menos de 60 años. También es alto en el grupo entre los 60 y los 70 años, y no es significativo en las de más de 80 años, seguramente a causa del hecho que sufren otras enfermedades crónicas. Por contra, no se han encontrado diferencias entre hombres y mujeres.

También es destacable que el riesgo es más alto si se ha sufrido previamente un ictus hemorrágico, un tipo de accidente cerebrovascular que provoca más secuelas. En este colectivo, el riesgo se eleva a cinco veces más entre las personas más jóvenes, y se mantiene dos veces más alto en las que tienen entre 70 y 80 años.

En el caso de aquellas que han sufrido un ictus isquémico, el riesgo es tres veces más alto si se tienen menos de 60 años, y 1,3 veces más alto entre las persones que tienen entre 70 y 80 años.

Respecto a los pacientes que han sufrido una hemorragia subaracnoidea, el riesgo es cinco veces más alto entre los más jóvenes, al tratarse de un tipo de accidente cerebrovascular más habitual en personas de esta horquilla de edad.

En casos de ictus transitorios, más leves y que pueden provocar menos secuelas, no se ha detectado un incremento del riesgo de mortalidad.

Los investigadores también pudieron determinar que el tiempo pasado entre el momento de haber sufrido el ictus y la infección por Covid-19 influye en este riesgo, siendo más elevado en casos más recientes.
Por todo ello, los investigadores abogan por priorizar el colectivo que ha sufrido algún tipo de ictus y tiene menos de 60 años en las políticas de vacunación contra la Covid-19.

En este sentido, el Dr. Àngel Ois, último firmante del trabajo, médico adjunto del Servicio de Neurología y también investigador del IMIM-Hospital del Mar, señala que «una persona de menos de 70 años que ha sufrido un ictus previo al contagio de la Covid-19, que tiene una discapacidad provocada por esta patología previa, tiene que ser considerada población de riesgo y priorizada en la planificación de la vacunación contra esta enfermedad».

Por otra parte, el Dr. Jaume Roquer, jefe del Servicio de Neurología y coordinador del Grupo de investigación Neurovascular del IMIM-Hospital del Mar, añade que «los datos de este estudio son una nueva evidencia de la importancia social y sanitaria de la enfermedad cerebrovascular y de la necesidad de seguir mejorando en la prevención y en el tratamiento de esta patología».

Artículo de referencia ;

Increased COVID-19 Mortality in People With Previous Cerebrovascular Disease: A Population-Based Cohort Study
Uxue LazcanoMSc, Elisa Cuadrado-GodiaMD, PhD, María GrauMD, PhD, Isaac Subirana, MStat, PhD, Elisenda Martínez-Carbonell, MStat, Marc Boher-Massaguer, MSc, Ana Rodríguez-CampelloMD, PhD, Eva Giralt-SteinhauerMD, PhD, Isabel Fernández-PérezMD, Jordi Jiménez-Conde, MD, PhD, Jaume RoquerMD, PhD, Ángel OisMD, PhD