Un artículo de Vanessa Estévez Blanco,
logopeda con formación especializada en envejecimiento en Centro Lingoreta de Gondomar
y Sandra Fernández Prado,
pedagoga y doctora en Gerontología en Centro Lingoreta de Vigo

La situación sanitaria que llevamos gestionando desde hace más de un año ha supuesto, entre otras circunstancias, que la disfagia esté más presente que nunca entre la población y, sobre todo, entre el colectivo de las personas mayores.

Tanto los procesos de entubación durante las atenciones recibidas a raíz de un posible contagio como por las afectaciones posteriores debido a la agresividad del virus SARS-CoV-2 conllevan una afectación en el proceso de deglución y de la funcionalidad vital que todo ello supone. Se pueden presentar, por tanto, complicaciones que denominamos con el nombre de disfagia.

La Disfagia es un trastorno que consiste en la dificultad para tragar la comida y las sustancias líquidas. Afecta a un 8% de la población española y tiene graves consecuencias en la capacidad de nutrición e hidratación, el estado general de salud y la calidad de vida de las personas que la sufren*.

geriatricarea disfagia campofrio
Debido a la Covid-19 la disfagia esté más presente que nunca entre la población, especialmente entre el colectivo de las personas mayores.

Se suele asociar disfagia con envejecimiento, aunque desde Centro Lingoreta también queremos trasladar esta aportación a las personas que han pasado y están pasando por esta circunstancia en estos últimos meses y así contribuir a facilitar pautas debido a que la disfagia lleva meses más presente que nunca en la sociedad debido a la Covid-19.

Desde Centro Lingoreta, gracias a nuestro equipo interdisciplinar (Logopedia, Psicología, Pedagogía, Terapia Ocupacional y especialistas de la Gerontología) podemos contribuir a mejorar y paliar algunas de las circunstancias complicadas que derivan de este trastorno. Hoy os queremos compartir una serie de consejos en forma de artículo para ser de ayuda en el proceso de cuidado de una persona con disfagia en el contexto de la familia. Ya bien sea un o una cuidador/a de una persona con disfagia o la propia persona con disfagia, estas orientaciones generales pueden ser de gran ayuda:

1. La importancia de la postura

Muchos cuidadores y personas debilitadas por una enfermedad, como la Covid-19, tienden a hacer un uso más prolongado de la cama, incluso para comer. Esta decisión resulta bastante insegura y poco recomendable prolongarla en el tiempo si se puede evitar, debido a las características propias de la actividad de deglución.

De realizarse en la cama, habría que evitar que se prolongase en el tiempo esta ubicación para la alimentación y la hidratación y que la posición adoptada fuese la de Fowler (cercana a los 90º) y en una cama articulada para un mejor manejo, ya que la posición adoptada en la cama suele ser menos estable y el ángulo requerido se ve modificado debido al deslizamiento de la persona en la misma.

De todas formas, es más correcto, si es posible, sentarse en una silla, silla de ruedas o sillón, con la espalda descansando sobre el respaldo, pies en el suelo, y brazos encima de la mesa. Si no es autónomo/a, la persona cuidadora debe colocarse un palmo por debajo del paciente e introducir el alimento en la boca del paciente horizontalmente.

Es muy importante en este momento, realizar siempre la maniobra postural descenso de barbilla”, para proteger en lo posible las vías respiratorias:  A la hora de tragar hay que acostumbrarse o acostumbrar al paciente a bajar la barbilla hacia el pecho (sin llegar a tocarlo). De esta manera protegemos el paso del alimento a los pulmones. Además se debe intentar mantener mirada al frente evitando giros de cabeza mientras se traga.

2. La importancia crucial de la textura de los alimentos, incluida el agua

Las personas que han pasado por un proceso de entubación debido a la necesidad de atenciones por contagio de la Covid-19 o bien se han debilitado debido a la propia enfermedad deben intentar recuperarse de la debilidad alimentándose correctamente y eso pasa por tener en cuenta la textura de todos los alimentos teniendo presentes aquellos sabores y/o temperaturas que favorezcan la deglución, por ejemplo el sabor ácido y las temperaturas frías de los alimentos.

Cuando se presenta una situación de disfagia la textura de los alimentos es crucial. En esta situación se presenta el riesgo de las conocidas como broncoaspiraciones, es decir, del paso de saliva, alimento y/o bebida a la vía respiratoria, que suele terminar desencadenando las tan temidas neumonías de gravedad considerable.

Para evitar ese riesgo es fundamental que las personas encargadas de la preparación de los alimentos sepan que la textura más adecuada es aquella semejante a las natillas o a un yogurt muy espeso. Ayuda usar coladores, pasapurés, batidoras… para que la textura sea igual, sin pepitas, pieles, ni exceso de líquido.

Algunos profesionales han apuntado que la textura tipo néctar resulta suficiente, sin embargo, se constata que ésta supone asumir todavía un porcentaje de riesgo de broncoaspiraciones muy elevado.

Hay que recordar que, además de la seguridad, es muy importante intentar que la comida siga siendo lo más apetecible posible en aroma y sabor (usar aceites con aromas, especies, frutos secos en polvo, etc.).

 

3. La importancia que tiene lo que ocurre en el entorno

Pasar por una situación de enfermedad o intervención que lleva por consiguiente la presencia de disfagia sabemos que es una situación que intranquiliza al entorno en el que se encuentra la persona afectada y que también preocupa a la propia persona, de ahí que apuntamos a que el entorno no puede ser otro foco de intranquilidad sobre todo para la persona que está comiendo o bebiendo. Debe procurarse la garantía de un entorno tranquilo, en el que la persona se sienta relajada y atenta en la tarea de la deglución.

Otro aspecto esencial sería entablar una comunicación con la persona que le anime a tragar de forma segura y oriente hacia la tarea, ya que, al presentar este trastorno, de difícil manejo, está ausente su autogestión.

Esencial es además que las personas cuidadoras y la propia persona con disfagia mantengan una velocidad adecuada y que la cantidad de alimento administrado vaya acorde con el ritmo y capacidad que cada persona conserve. Es recomendable usar  preferiblemente cuchara pequeña (postre), limitando así la cantidad en cada bocado.

En el caso de que se pudiese presentar algún episodio de tos es muy importante mantener la calma, no ingerir nada, ni agua (error muy habitual) y animar o animarse a toser libremente sin forzar (incluso animar a toser) porque eso ayuda a liberar las vías respiratorias. Es indispensable en este momento, si no se ha hecho aún, acudir a un especialista para aprender maniobras que ayuden a mejorar la seguridad en la ingesta, como la deglución supraglótica, recomendada para mejorar el cierre de cuerdas vocales y compensar el retraso de activación del reflejo deglutorio, cuando podemos observar penetraciones o aspiraciones de bolo a la vía aérea (como sería la presencia de esta tos). El paciente debe realizar una apnea (contener la respiración) deglutir y a continuación toser.

4. La importancia de mantener intacta la higiene

Si una cosa nos ha enseñado esta situación de pandemia es la importancia de la higiene. En la alimentación entran en juego manos y boca especialmente y es ahí a donde dirigiremos nuestra atención a la hora de mantener una correcta higiene. Es antes y después de la alimentación cuando se debe efectuar la higiene de manos y de la cavidad bucal.

Antes de iniciar la alimentación las manos de la persona cuidadora y/o de la persona con disfagia deben ser lavadas con agua y jabón correctamente. Además, si se trata de cuidador profesional o la persona cuidadora familiar lo ve necesario, se usarán guantes desechables. La boca puede y se anima a que sea enjaguada con agua fresca para propiciar la preparación de las glándulas gustativas al proceso de alimentación posterior. Este enjuague solamente se puede hacer en el caso de que la persona con disfagia tenga conservadas todas las facultades mentales que le permitan escupir todo el líquido. De lo contrario, no se haría por el riesgo de broncoaspiraciones que presentan las personas con disfagia y deterioro cognitivo ante la presencia de agua en la boca.

Tras la alimentación, se volvería al proceso de higienización de manos de persona cuidadora y persona con disfagia. En el caso de la boca, su higiene se puede llevar a cabo de forma normal o puede requerir una cierta adaptación si existe riesgo de que la persona pueda llegar a tragar líquido. En este último caso, es muy recomendable el uso de un colutorio rebajado en agua, gasas y/o bastoncillos para la higiene bucal (cuya textura en la boca es más agradable y reducen el riesgo de goteo). En el mercado actual podemos elegir varias marcas con mangos más largos que facilitan el acceso a todas las piezas dentales e incluso ofrecen sabores que ayudan a dejar una sensación de frescor e higiene más persistente.

Para ello, se debe reservar un recipiente para la persona en donde hacer la disolución e impregnar la gasa/bastoncillo, (si se emplea gasa, escurrirla debidamente, recordemos que las personas con disfagia no deben ingerir líquidos) y proceder al repaso de encías y piezas dentarias para su limpieza e higienización completas, además de efectuar la limpieza del entorno de las comisuras con agua fresca pero escurrida totalmente para evitar cualquier tipo de riesgo de broncoaspiración.

5. Por último estar siempre atentos a los signos de alerta:

  • Pérdida de peso
  • Deshidratación
  • Infecciones respiratorias
  • Dificultad respiratoria ( o con presencias de tos constantes durante o después de las comidas)

Ante cualquiera de estos signos de alarma consultar inmediatamente con su médico de atención primaria de referencia y/o especialistas de referencia (logopedas, gerontólogos, auxiliares de ayuda a domicilio). Todos forman parte de la variedad de profesionales que pueden ayudarle.

*Dato recogido en el decálogo sobre atención a la disfagia, elaborado entre todos los colegios profesionales de logopedas de España, entre ellos, el colegio profesional de logopedas de Galicia (CPLGA) y varias asociaciones de pacientes. (12 de diciembre de 2019).