En los últimos años, y de forma más acusada a raíz de la pandemia sanitaria y confinamiento domiciliario, el bienestar emocional ha cobrado especial protagonismo en todos los ámbitos de la sociedad, especialmente en el caso de las personas de edad más avanzada. De hecho, el 16% de la población mayor de 85 años padece cuadros depresivos.

Y es que el colectivo de las personas mayores presenta una prevalencia elevada de cuadros depresivos, que según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología oscila entre el 5 y el 20% en la población mayor y entre un 11 y un 45% en los mayores hospitalizados. Así, aunque en los últimos tiempos la salud mental de los jóvenes ha estado en el foco del debate público, atender correctamente el bienestar mental de las personas mayores, un colectivo especialmente vulnerable, es igual de importante por la complejidad de su diagnóstico.

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Detectar un posible problema de salud mental de manera precoz por parte de familiares y cuidadores es esencial para obtener un diagnóstico y un tratamiento correcto

Y es que, como advierte David Curto, director Médico, Calidad e Innovación de Sanitas Mayores, “en muchas ocasiones los problemas de salud mental de los mayores son asumidos como síntomas normales de la edad. La tristeza o la apatía son frecuentemente interpretadas como una consecuencia de una enfermedad física o de una patología crónica y esto lleva a desatender sus necesidades y a diagnósticos erróneos. Pero la depresión no forma parte del envejecimiento, no es un signo de debilidad ni un defecto del carácter”.

En este sentido, detectar un posible problema de salud mental de manera precoz por parte de familiares y cuidadores es esencial para obtener un diagnóstico y un tratamiento correcto que pueda garantizar un envejecimiento feliz y saludable. Diana Camín, psicóloga de bluaU de Sanitas destaca los principales síntomas que pueden ayudar a reconocer una depresión si cinco de ellos se experimentan durante cuatro u ocho semanas:

  • Sentirse deprimido la mayor parte de día o casi todos los días
  • Perder el interés o dejar de sentir placer por todas o por casi todas las actividades
  • Perder o ganar peso sin habérselo propuesto
  • Problemas para dormir o se pasa demasiado tiempo en la cama
  • Mayor agitación o dificultad para moverse
  • Falta de motivación, energía y sensación de fatiga
  • Problemas de autoestima o sentimiento de culpabilidad excesiva, no simplemente un autorreproche
  • Problemas para pensar, para concentrarse o para tomar decisiones
  • Pensar en la muerte (no sólo miedo a morir) y pensamientos suicidas

Tal y como señala esta experta, a la hora de afrontar la depresión es importante no ignorar los síntomas. En este contexto, se recomienda realizar una serie de ajustes en las rutinas que pueden tener un gran impacto en el bienestar emocional:

  • Evitar el aislamiento y tratar de comunicarse con los demás
    El aislamiento solo empeora la depresión. Realizar actividades que resultan placenteras y que permitan desconectar y reducir el estrés, al igual que hablar con los seres queridos puede ayudar mejorar.
  • Encontrar un propósito
    Para superar la depresión y evitar que vuelva es importante encontrar una razón para levantarse concéntrate en lo que todavía se puede hacer, no en lo que se solía hacer; planteando objetivos y metas realistas; aprendiendo una nueva habilidad o afición o cuidando de la apariencia para ganar confianza. Puede realizar un horario semanal donde incluya distintas actividades,
  • Adoptar hábitos saludables
    Cuando se está deprimido, es difícil encontrar energía para hacer cualquier cosa e, incluso, para cuidar de la salud, pero el cuidado físico está estrechamente relacionado con el mental. Practicar ejercicio, cuidar la alimentación, mantener un horario regular de sueño y vigilia y exponerse a la luz del sol son algunas de las recomendaciones.
  • Buscar ayuda profesional
    Para muchos adultos mayores es especialmente difícil pedir ayuda, dado que pertenecen a una época en la que las enfermedades mentales tenían un gran estigma. Muchos no creen que la depresión sea una enfermedad real o se sienten avergonzados por no encontrarse bien.

“Los adultos mayores deprimidos pueden no sentirse ‘tristes’ y notar otros cambios, como encontrarse más cansados o percibir que sus problemas físicos han empeorado sin que exista una razón clara para ello”, señala Diana Camín. Por ello, es vital el papel de familiares y amigos a la hora de detectar y animar a su ser querido a dar el primer paso para buscar ayuda profesional.

Según datos de la Encuesta Europea de Salud, más de 2 millones de personas en España padecen depresión, una enfermedad con una alta prevalencia en nuestro país pero que durante mucho tiempo ha sido el gran tabú de la salud. Esta dolencia afecta de manera grave a más de 230.000 personas y en mayor medida a las mujeres (7,1%) que a los hombres (3,5%).