Geriatricarea- Gemma Martín Cebolla


Un artículo de Gemma Martín Cebolla,
Logopeda de la Unidad de Disfagia, Voz y Logopedia
Especialista en Motricidad Orofacial y Patología vocal
Colegiada en el Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM)

El proceso de envejecimiento comporta cambios morfológicos y fisiológicos en el organismo con independencia de la presencia de otras enfermedades o condiciones médicas subyacentes. Cuando estos cambios se producen en las estructuras que componen el sistema estomatognático, pueden provocar alteraciones en la biomecánica de la deglución dando lugar a presbifagia.

Se estima que la presbifagia está presente entre el 10 y 33% de los adultos mayores sanos. Según autores como Burda (2011) los signos de presbifagia pueden comenzar a observarse a partir de los 45 años, la prevalencia para estos casos es menor del 10%. Sin embargo, esta incidencia incrementa considerablemente, hasta un 70%, en la población mayor de 70 años, que presenta un mayor riesgo de padecer otro tipo de alteraciones o patologías entre las que se encuentran las enfermedades de tipo neurológico (accidente cerebrovascular, enfermedades neurodegenerativas…), las enfermedades oncológicas, las causas iatrogénicas (ventilación mecánica, intubación orotraqueal, traqueostomía) o síndromes geriátricos (sarcopenia), que pueden exacerbar los signos de presbifagia, lo que aumenta el riesgo de disfagia.

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La disfagia es un síntoma que implica la dificultad para preparar o transportar el bolo alimenticio

En qué consiste la presbifagia

La deglución es un proceso neuromuscular complejo que, requiere de la perfecta coordinación de los grupos musculares y estructuras del sistema nervioso implicados en la activación y secuenciación de las diferentes fases de la deglución: Fase Oral, Fase Faríngea y Fase Esofágica. Cualquier alteración ocasionada durante este mecanismo puede provocar trastornos de la deglución.

La disfagia es un síntoma que implica la dificultad para preparar o transportar el bolo alimenticio, está provocado por una deficiencia en cualquiera de las tres etapas de la deglución.

Desde un punto de vista anatómico, la disfagia puede clasificarse en disfagia orofaríngea y disfagia esofágica. En los dos casos, su etiología puede deberse a alteraciones de origen orgánico o funcional, y afectar a todo tipo de población desde bebés a ancianos.

La disfagia orofaríngea comprende “las alteraciones de la deglución de origen oral, faríngeo, laríngeo y del esfínter esofágico superior y supone casi el 80% de las disfagias diagnosticadas. La disfagia esofágica se refiere a las alteraciones en el esófago superior, cuerpo esofágico, el esfínter inferior y cardias, generalmente es producida por causas mecánicas, y supone el 20% de las disfagias que se diagnostican” (Velasco, Arreola, Clavé y Puiggrós, 2007, p.157).

En el caso de la disfagia orofaríngea, puede estar provocada por una penetración o aspiración de alimento. La penetración se refiere al paso del alimento a la vía respiratoria quedando éste por encima de las cuerdas vocales, en el vestíbulo laríngeo. La aspiración se produce cuando el alimento traspasa el espacio glótico; cabe diferenciar entre las aspiraciones clínicas o silentes, éstas últimas son asintomáticas

Geriatricarea- presbigafia y disfagia
Importancia de la detección precoz de presbifagia para evidenciar los déficits masticatorios

¿Qué diferencia existe entre disfagia y presbifagia?

La presbifagia corresponde a los cambios adaptativos producidos en el sistema estomatognático y biomecánica de la deglución fruto del proceso normal de envejecimiento, que pueden manifestarse en cualquier etapa de la deglución y producir disfagia.

Los cambios anatómicos y fisiológicos durante el envejecimiento son diferentes según la fase de la deglución. A continuación, se citan algunos de los signos clínicos que acontecen con mayor frecuencia:

En la fase oral, pueden existir déficits masticatorios debido a la pérdida de fibras musculares o a alteraciones dentarias, apraxia de la deglución, escapes anteriores por un sellado labial incompetente, disminución de la sensibilidad oral, dificultad para manejar las secreciones orales, degluciones fraccionadas, déficits en la propulsión del bolo, dificultad para formar el bolo alimenticio por debilidad en la musculatura lingual y/o por la presencia de xerostomía.

En la fase faríngea, retraso en el disparo deglutorio, sensación de residuos alimenticios en vallécula o senos piriformes, excursión hiolaríngea disminuida, entre otros.

En la fase esofágica, disminución del peristaltismo esofágico, reflujo, etc.

¿Por qué es importante una detección precoz de la presbifagia?

Realizar una detección temprana es esencial, ya que a través de una adecuada valoración se pueden detectar los déficits producidos durante el proceso deglutorio y evitar un mayor deterioro de la función, que pueda desencadenar complicaciones relacionadas con la alteración de la seguridad y eficacia como desnutrición, deshidratación y problemas respiratorios que agraven la calidad de vida del paciente.

¿Cuál es el rol del logopeda y en qué consiste la terapia?

La figura del logopeda es fundamental en la intervención de los trastornos de la deglución, su labor ayuda en primer lugar, a la supervivencia del propio paciente, detectando qué alimentos son seguros y cuáles no. Una vez asegurada la alimentación se busca la mejor fórmula para conseguir que los pacientes afectados tengan calidad de vida a pesar de sus limitaciones. Entre sus funciones se encuentra el cribado, la evaluación, la orientación terapéutica y el tratamiento.

De cara a la evaluación es importante analizar previamente el estado cognitivo, la postura, la respiración, la voz y la anatomía funcional orolinguofacial. También se da especial relevancia a la presencia de alteraciones en el lenguaje como la afasia, la disartria, o la apraxia del lenguaje ya que, en un gran porcentaje de casos se han asociado problemas de la deglución en los adultos mayores con este tipo de trastornos.

Para la evaluación de la alimentación contamos con diferentes pruebas de screening, algunas de las más empleadas son el Test de Pippo o 3oZ Water Test, Test de EVANS en pacientes traqueotomizados, MECV-V del Dr. Pere Clavé (Método de exploración clínica volumen-viscosidad). También pruebas instrumentales, aplicadas por el equipo de Otorrinolaringología, como la videoendoscopia de la deglución (FEES) y la videofluoroscopia de la deglución (VDF), capaces de detectar las aspiraciones silentes.

La intervención logopédica está dirigida a la aplicación de diferentes técnicas de motricidad y estimulación sensorial sobre la musculatura implicada, con el objetivo de que el paciente pueda coordinar adecuadamente los movimientos necesarios para realizar la deglución de forma segura. Estas técnicas incluyen ejercicios parar mejorar la fuerza y movilidad de los músculos orofaciales (lengua, labios, velo del paladar, etc.), y técnicas de incremento sensorial a través de la estimulación del gusto, olfato y tacto para mejorar la activación del reflejo deglutorio.

Se aconseja, siempre que sea necesario, realizar la terapia acompañado por un familiar para mostrarle las técnicas posturales adecuadas, especialmente en lo que se refiere a la posición para la alimentación, las maniobras específicas para disminuir el riesgo de aspiración, así como las adaptaciones dietéticas necesarias, esto se refiere a las modificaciones de la consistencia o textura del bolo, tamaño o volumen o velocidad de administración.

Referencias

Burda, A. (2011). Communication and Swallowing changes in Healthy aging adultos.

Velasco, M., Arreola, V., Clavé, P., & Puiggrós, C. (2007). Abordaje clínico de la disfagia orofaríngea: diagnóstico y tratamiento. Nutrición Clínica en Medicina, 174-202.