Un artículo de Mariló Almagro Cabrera,
presidenta de la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA)

España sufre un proceso de envejecimiento demográfico mucho mayor que otros países de nuestro entorno. Además, las previsiones señalan que existe un crecimiento mayor del grupo de personas mayores de 80 años, lo que indica que la tasa de personas dependientes aumentará en los próximos años. Esto está provocando que se reflexione sobre la importancia de:

  • Los cuidados a lo largo de la vida,
  • La prevención de enfermedades.
  • Los hábitos de vida saludable.
  • La adaptación de los sistemas de salud y sociales que deben actualizarse a las nuevas necesidades de la población.

A fecha 1 de enero de 2022 en España hay 47.432.805 habitantes de los que 9.527.265 personas tienen más de 65 años, es decir, el 20% de la población total, proporción que aumentará progresivamente.

Los factores que están directamente relacionados con el envejecimiento demográfico son debidos a la disminución de la mortalidad, el aumento de la esperanza de vida, la disminución de la natalidad y de la inmigración.

Llevar un modelo de vida sano ayuda a reducir el riesgo de padecer algún tipo de demencia

11 hábitos de vida saludable para prevenir la demencia

Como Confederación Española de Alzheimer queremos hacer un llamamiento a la población ya que, la demencia es una enfermedad asociada a la edad, aunque no necesariamente el único desencadenante y está demostrado que llevar un modelo de vida sano ayuda a reducir el riesgo de padecer algún tipo de demencia, y según el informe Livingston, 2020 un 40% de los casos de demencia se pueden atribuir a factores de riesgo modificables.

Actualmente, hay once hábitos de vida saludable que ayudan a prevenir las demencias.

  • Estilo de vida saludable a través de la ingesta de alimentos como vegetales, frutas y cereales integrales, ácidos grasos Omega-3 y una constante hidratación.
  • Realizar actividad física como caminar una media hora diaria a paso rápido.
  • Dormir ya quees una parte fundamental del sistema neurológico. El sueño es necesario para que el sistema nervioso funcione de forma apropiada y favorece las conexiones neuronales.
  • La actividad intelectual aumenta la conectividad cerebral es importante estimular el cerebro a través de la lectura, los pasatiempos, los puzles, los juegos de mesa, escuchar música o cualquier otro ejercicio mental que ayude a aumentar las conexiones neuronales.
  • No fumar ya que incrementa la posibilidad de sufrir deterioro cognitivo
  • Moderar el consumo de alcohol siendo recomendable evitar su consumo.
  • Relaciones Sociales se ha demostrado que las personas mayores que más socializan tienen un menor deterioro cognitivo.
  • Automedicarse supone riesgos para la salud que en la mayoría de los casos son desconocidos.
  • La salud mental ya que mediatiza las relaciones con el entorno, la percepción de la valía personal y la capacidad de autocuidado.
  • Salud bucodental puesto que las afecciones orales pueden desencadenar la aparición del Alzheimer.
  • Chequeos médicos como medida preventiva para encontrar problemas de salud antes de que se desarrollen.

12 factores de riesgo prevenibles

Si bien es cierto que hay factores de riesgo no modificables, como el sexo, la genética o el envejecimiento, si hay cambios que podemos llevar a cabo a lo largo de nuestra vida para reducir el riesgo de demencia. Por eso hablamos de doce factores de riesgo modificables:

  • Obesidad. Las personas que sufren obesidad hacia los 50 años presentan mayor riesgo de padecer demencia que aquellas personas con peso saludable.
  • Diabetes. La diabetes tipo 2 es un factor de riesgo para el desarrollo de una futura demencia.
  • Abuso de alcohol puede aumentar el riesgo de demencia y de otras enfermedades. Existe una relación causal entre el consumo de alcohol y una gran variedad de trastornos mentales y del comportamiento.
  • Tabaquismo. Fumar aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar demencia, así como otro tipo de afecciones.
  • Hipertensión aumenta el riesgo de demencia de una persona, además de causar otros problemas de salud.
  • Sedentarismo. La actividad física es una de las mejores maneras de reducir el riesgo de demencia. Es bueno para el corazón, la circulación, el control del peso y el bienestar mental.
  • Depresión puede ser una enfermedad prodrómica anterior a la demencia. Aunque no está demostrado el papel etiológico en el desarrollo de esta. En cualquier caso, es importante el control y tratamiento de la depresión.
  • Discapacidad auditiva. Las personas con pérdida auditiva tienen un mayor riesgo de padecer demencia. El uso de audífonos parece reducir este riesgo.
  • Escasa interacción y actividades sociales. Las relaciones sociales favorecen la llamada “reserva cognitiva” y es fundamental para que las personas, sobre todo de más edad, se encuentren mejor física como psicológicamente.
  • Bajo nivel educativo. Un bajo nivel educativo afecta a la reserva cognitiva, entendida como la capacidad del cerebro de resistir el deterioro cerebral sin presentar síntomas. Cuanto mayor sea esa reserva, más ayudará a compensar los efectos en la eficiencia de las capacidades cognitivas. Esto no quiere decir que la reserva cognitiva sea el antídoto para prevenir la demencia ni que evite el envejecimiento neuronal
  • Traumatismo craneoencefálico se producen por la presencia de lesiones cerebrales traumáticas repetitivas con o sin síntomas.
  • Contaminación ambiental. Recientes investigaciones evidencian que la contaminación del aire aumenta el riesgo de demencia.