El Alzheimer es una enfermedad neurológica que padecen 46 millones de personas en todo el mundo, y que en España supone una de las dolencias que mayor discapacidad genera en personas mayores.

Según datos de 2021 de la Sociedad Española de Neurología (SEN), la sufren entre un 3% y un 4% de la población de entre 75 y 79 años, unas cifras que aumentan hasta el 34% en mayores de 85 años. Y pese a la creciente toma de conciencia social que se ha desarrollado entorno al Alzheimer durante los últimos años, los expertos advierten que ésta todavía adolece de una situación de infra diagnóstico.

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Actualmente se pueden detectar indicios del Alzheimer de forma muy temprana mediante pruebas diagnósticas muy específicas

Según explica José Manuel Pérez, responsable de Coordinadores Asistenciales de la Dirección Técnica Asistencial de DomusVi, “en el caso de  nuestra compañía, el 17,6% tiene diagnosticado una enfermedad de Alzheimer, lo que supone 3.808 personas frente a las 2.606 diagnosticadas en 2020”.

El diagnóstico precoz como herramienta vital

Actualmente se pueden detectar indicios del Alzheimer de forma muy temprana en el paciente a través de pruebas diagnósticas muy específicas que sólo se usan en el ámbito investigador. Sin embargo, lo habitual es que dichos indicios se detecten sólo cuando ya hay un deterioro importante a nivel cognitivo.

La tendencia debe ir hacia una detección precoz mediante análisis, pruebas de imagen, test psicológicos o marcadores genéticos que, además, pueden permitir etiquetar correctamente el tipo de demencia. Gracias a un correcto diagnóstico se puede establecer un tratamiento adecuado y eficaz

Respecto a este asunto, José Manuel Pérez recuerda que“la lucha contra el Alzheimer es una prioridad en el ámbito científico, sanitario y asistencial. Es importante priorizar la investigación para reducir la incidencia actual”.

La alternativa de las terapias no farmacológicas

Cada vez son más las evidencias científicas que ponen en valor la importancia de fomentar hábitos de vida saludables, especialmente en personas de edad avanzada, porque pueden ayudar a prevenir la llegada del Alzheimer o, cuando menos, a atenuar sus efectos.

En algunos casos, las intervenciones psicosociales resultan tan o más efectivas respecto a los fármacos para la mejora de la calidad de vida de las personas con algún tipo de demencia y para las personas que los cuidan. En los centros residenciales DomusVi se aplican terapias no farmacológicas que contribuyen a:

  • Reactivar sensaciones y recuerdos
  • Facilitar la comunicación, las relaciones sociales y la autonomía.
  • Mejorar la concentración, la coordinación, la autoestima, la seguridad y el estado de ánimo.
  • Aumentar la actividad física.
  • Estimular los sentidos y la creatividad.
  • Reducir el estrés, la ansiedad, la sensación de soledad y el aislamiento.