Un artículo de Laura Camps, responsable de Integración Grupo Colisée

Para lograr salud, hay que invertir esfuerzos y recursos en los estilos de vida de las personas, a través de la educación, la información, así como disponer de recursos para mejorar los entornos.

Las limitaciones del ser humano proceden de su estructura biológica, que pierde eficacia a lo largo del proceso del ciclo vital. Al mismo tiempo, debido a la plasticidad de esta estructura, las condiciones socioculturales y ambientales son potentes herramientas para el cambio positivo, la optimización y el desarrollo del individuo.

Por ello, cualquier consideración sobre el envejecimiento, la vejez o las personas mayores deberá tener en cuenta los aspectos psicosociales de este proceso, estado o grupo de edad, y no sólo las condiciones biológicas.

La Organización Mundial de la Salud usa el concepto del Envejecimiento Activo como el “proceso por el cual se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental de las personas a lo largo de su vida, con el objeto de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez”.

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Mantener unos hábitos saludables es fundamental para conseguir un envejecimiento activo y por tanto una mejor calidad de vida

El enfoque del “Envejecimiento Activo” está basado en el reconocimiento de los derechos humanos de las personas mayores y los principios de las Naciones Unidas de independencia, participación, dignidad, cuidado y autorrealización.

Este enfoque, por tanto, establece como principios clave para envejecer activamente el mantenimiento de la independencia y el empoderamiento de los adultos mayores en los aspectos biológicos, psicológicos y sociales en los que están inmersos.

Es por ello que el modelo de atención en los centros residenciales debe ser, como es el caso de los centros del grupo Colisee, un modelo de atención centrado en la persona, donde la persona es el centro de todo, y trabajamos dándole máxima relevancia al principio de autonomía en su más amplio sentido. De esta forma, velamos para que la persona mantenga el timón de su vida, haciéndola partícipe y siendo el elemento decisivo en cualquier proceso, situación o rutina de su día a día.

La forma de cuidar debe estar pensada como un espacio dinámico y funcional, con estructura específica para atender y canalizar aspectos o necesidades de las personas que surgen en la práctica diaria. Para lograr salud, hay que invertir esfuerzos y recursos en los estilos de vida de las personas, a través de la educación, la información, así como disponer de recursos para mejorar los entornos.

Las estrategias requieren implicación y colaboración de todos los sectores y agentes de la sociedad, tanto públicos como privados. Por ello, las Consejerías de Sanidad de las Comunidades Autónomas cuentan con programas de difusión general y con acciones educativas sobre alimentación y actividad física.

Envejecimiento poblacional y mayor prevalencia de enfermedades degenerativas y crónicas

Algunas de las consecuencias del envejecimiento poblacional son la mayor prevalencia de enfermedades degenerativas y crónicas, tales como las patologías cardiovasculares, el aumento de necesidades de servicios de atención y el incremento de los gastos sociosanitarios causados por esas enfermedades crónicas y los cuidados de larga duración asociados al envejecimiento.

Cuanto más longeva es la población, más probabilidad existe de perder su autonomía y ser más dependiente debido a los efectos de las enfermedades crónicas o incapacitantes.

Los casos de demencia se incrementan de forma exponencial con la edad. Constituyen la principal causa de discapacidad y dependencia en las personas mayores, y conllevan una morbilidad y mortalidad muy importante, lo que supone un coste económico, social y sanitario de primera magnitud, que principalmente recae en los familiares.

Los equipos interdisciplinares de los centros residenciales pueden ayudar al diagnóstico precoz de la demencia y de otras enfermedades relacionadas con el envejecimiento, informando a las familias de aquellos signos de alerta que observamos en la persona mayor y recomendando su valoración, ayudando a evitar la instauración de algunas enfermedades y/o agravamiento y ralentización de otras.

Hábitos saludables

Por lo anteriormente comentado, los hábitos saludables en los que debemos poner el foco con el objetivo de conseguir un envejecimiento activo y por tanto una mejor calidad de vida son:

  • Higiene del sueño
    Consiste en mejorar los aspectos de la vida diaria que puedan afectar al descanso nocturno. Por lo que el personal de enfermería debe enfocar la educación para la salud en informar sobre los cambios normales del sueño que aparecen como consecuencia del envejecimiento, así como promover medidas básicas de higiene del sueño. Pudiendo evitar así el uso abusivo de fármacos en el tratamiento del trastorno del sueño.

  • Alimentación saludable
    Una alimentación completa y equilibrada es fundamental para mantener la salud y prevenir la enfermedad, pero, para que sea eficaz, ésta debe cubrir las necesidades propias de cada uno. Para poder ajustarla a los requerimientos específicos de las personas mayores, es necesario conocer qué factores determinan su estado nutricional.

    Una adecuada alimentación y la práctica regular de actividad física son dos pilares fundamentales para mantener un buen estado de salud en toda la población, pero muy especialmente para este grupo de edad, ya que la combinación de estos factores es clave para aumentar la supervivencia con autonomía y una buena calidad de vida.

    Las características que debe cumplir una alimentación saludable son: suficiente en energía y nutrientes, equilibrada en proporción adecuada de proteínas, grasas e hidratos de carbono, adaptada (según las condiciones geográficas, culturales, religiosas e individuales) y variada. Grupo Colisée España dispone de un sistema de elaboración de menús por colores que garantiza los aportes necesarios de macronutrientes y micronutrientes semanales para la población geriátrica.

  • Promoción de la continencia
    La continencia urinaria es una función básica en la persona mayor que se debe mantener independientemente de su edad. Su pérdida es un síntoma de disfunción, bien del tracto urinario inferior o de algún otro sistema integrado en el mantenimiento de la continencia urinaria. Además, la instauración de la incontinencia tiene un impacto incapacitante en ocasiones para la realización de ciertas actividades o rutinas, que se produce por no solo sus efectos físicos sino sus efectos a nivel psicológico. De ahí la importancia de su prevención mediante la realización de ejercicios de suelo pélvico, hábitos correctos de eliminación, etc.
  • Actividad física
    Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares, la salud ósea, la capacidad funcional y reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, depresión y deterioro cognitivo.

  • Prevención de riesgos
    Controles protocolarios por sus responsables sanitarios de atención primaria o el equipo sanitario del centro (úlceras, caídas, dolor, inmovilizaciones, etc,).

  • Higiene personal, autopercepción y autocuidado
    Mantener rutinas diarias de autocuidado e higiene personal, favoreciendo la autopercepción positiva de la persona.

  • Estimulación cognitiva
    Las capacidades cognitivas, como la atención, la memoria, la concentración, la percepción, la inteligencia, el pensamiento y el lenguaje, van desarrollándose desde que nacemos hasta la edad adulta. El declive cognitivo se irá haciendo más evidente conforme llegamos a edades más avanzadas. Sin embargo, existen varias formas de estimulación cognitiva para prevenirlo y desarrollar un envejecimiento activo y saludable o bien, en casos ya de inicio de declive, para enlentecerlo y mantener las capacidades conservadas el máximo tiempo posible.

  • Deshabituación tóxica
    La mayoría de las sustancias tóxicas (alcohol, tabaco, etc.) tienen efectos a corto, medio y largo plazo, por lo tanto, la eliminación de consumo o la disminución de este en edades más tempranas a la madurez o la vejez tendrá un impacto positivo.

Como dijo Charles Augustin Sainte-Beuve, “envejecer es todavía el único medio que se ha encontrado para vivir mucho tiempo”, así que cuidemos nuestros hábitos desde la juventud por ese envejecimiento activo, saludable y que nos permita disfrutar de una larga vida.