geriatricarea Natalia Julia Marina Romera


Un artículo de Natalia Julia, Medica especialista en Neurología,
y Marina Romera, Licenciada en Psicología, ambas de Meditelier – Clínica Mi Tres Torres

El progresivo envejecimiento de la población debido a la mayor esperanza de vida también ha conllevado un aumento de las personas afectadas de demencia. La demencia no es una enfermedad específica. La demencia es un término general, que engloba una amplia gama de síntomas que comprometen la memoria, aprendizaje, juicio, atención, concentración, lenguaje y pensamiento.

Todo ello se acompaña a menudo de cambios en la conducta, además de afectación y repercusión en las actividades habituales, en el entorno social, laboral y familiar del paciente. La evolución clínica suele ser crónica, progresiva y por lo general conlleva una dependencia completa, tanto en relación con la función física como psíquica, en el trascurso de los años.

Actualmente existen más de 50 millones de personas en el mundo con el diagnóstico de demencia, y la organización mundial de la Salud (OMS) prevé que en el año 2050 este número llegue a los 152 millones de casos, llegándose a diagnosticar un caso cada 3 segundos. La demencia puede estar causada por muchas enfermedades diferentes, siendo la enfermedad de Alzheimer la causa más frecuente. Ésta representa entre el 60-70% de los casos, existiendo en España, más de 800.000 personas con este diagnóstico.

geriatricarea demencia
El Alzheimer es una demencia progresiva siendo el déficit de memoria uno de sus síntomas más tempranos y pronunciados

Enfermedad de Alzheimer

El Alzheimer es una demencia progresiva que aparece por la acumulación de placas de proteínas, siendo el déficit de memoria uno de sus síntomas más tempranos y pronunciados. La enfermedad suele desarrollarse lentamente, calculándose una duración de entre 7 y 15 años desde su diagnóstico. Durante este tiempo, el deterioro cognitivo de la persona avanza y se experimentan diferentes cambios en la conducta y en su nivel de autonomía. De manera resumida, este avance se ha dividido en 3 fases:

  1. Fase leve:
    Se observa un deterioro progresivo de la memoria episódica, especialmente de eventos recientes, que viene acompañada de una leve desorientación respecto el entorno (puede perderse en lugares conocidos) y dificultades crecientes en la capacidad de concentración. A nivel emocional, puede aparecer pérdida de interés en hacer actividades, pérdida de iniciativa y motivación, así como alteraciones en el sueño.

  2. Fase moderada
    Se acentúan los problemas de memoria y orientación, y aparecen dificultades en el lenguaje (no encontrar palabras precisas a la hora de hablar), en los movimientos aprendidos (dificultando tareas cotidianas como vestirse o el uso de los cubiertos) y el reconocimiento perceptivo (por ejemplo, de caras). Puede aparecer cierta dificultad para inhibir comportamientos o emociones y, en ocasiones, hay distorsiones en la percepción en forma de alucinaciones.

  3. Fase avanzada
    La persona pierde la capacidad de hablar, entender, caminar, comer, presenta incontinencia y puede llegar a no reconocer a algunos de sus familiares más cercanos. El deterioro es generalizado por lo que se debe priorizar las medidas de apoyo para garantizar su bienestar.

Más allá del Alzheimer


Además de la enfermedad de Alzheimer, existen otras afecciones que pueden causar demencia y que tendrán algunas características particulares. En primer lugar, mencionar las tratables, entre las que se incluyen las secundarias a déficit vitamínicos, enfermedad tiroidea, depresión, trastornos respiratorios como el síndrome de apneas del sueño de carácter severo, así como secundarias a enfermedades infecciosas como la sífilis y el VIH.

Entre las demencias neurodegenerativas, figuran la demencia vascular, originada por la suma de pequeños accidentes cerebrovasculares producidos durante un período de tiempo prolongado, la demencia de Cuerpos de Lewy que se caracteriza además por cambios en el movimiento, el sueño y la conducta, la demencia frontotemporal que suele asociar cambios importantes en la conducta y la personalidad, entre otras.

¿Qué hay que hacer si cree que usted o un familiar pueda padecer demencia?

Si usted o un ser querido experimenta dificultades con la memoria u otros cambios en las habilidades del pensamiento, no lo ignore. Consulte rápidamente a un médico neurólogo o medico internista para determinar la causa. No existe una prueba única que determine si una persona tiene demencia.

El diagnóstico se basa en la historia clínica, mediante la presencia de los cambios característicos de la enfermedad y una exploración física exhaustiva y detallada. Además, las pruebas complementarias como la analítica y pruebas de neuroimagen completarán el diagnóstico. De esta manera los médicos podrán determinar si una persona tiene una demencia con un alto nivel de certeza.

A veces, es difícil determinar el tipo exacto de demencia, porque los síntomas y los cambios en el cerebro de diferentes demencias pueden superponerse. En algunos casos, un médico puede diagnosticar «demencia» y no especificar el tipo. Si esto ocurre, puede ser necesario ver a un neuropsicólogo para realizar una exploración más exhaustica o solicitar alguna prueba de neuroimagen más avanzada.

¿Hay tratamiento?

El tratamiento de la demencia depende de su causa. Por una parte, existen las demencias tratables, tales como las secundarias a un déficit vitamínico o a causa de una depresión. Por otro lado, en el caso de las demencias progresivas tales como la enfermedad de Alzheimer, no existe ningún tratamiento que pueda curar o revertir su evolución.

Aun así, existen diferentes fármacos para preservar las habilidades de la persona afectada, ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida. También existen medidas no farmacológicas enfocadas a estimular las funciones intelectuales como la la estimulación cognitiva, la musicoterapia, la arteterapia, entre otras.

Todas estas medidas serán más efectivas si se inician de manera precoz. Además, se ha demostrado que seguir un tratamiento combinado (farmacológico y no farmacológico) es más efectivo que llevar a cabo cada uno por separado. Hay que destacar que el diagnóstico temprano le permite a una persona aprovechar al máximo los tratamientos disponibles de forma precoz con la intención de ralentizar la enfermedad, así mismo esto ofrece más tiempo al paciente y la familia para planificar el futuro.

¿Qué más puedo hacer por la persona con demencia?

El enfermo olvida los hechos recientes y pasados. No reconoce a su cónyuge o a sus hijos. Sin embargo, conserva la memoria emocional casi a lo largo de toda la evolución de la enfermedad. Este hecho debe estar siempre presente en la mente de quien se ocupa de él. Además, para mantener su calidad de vida es muy importante crear y mantener rutinas para su día a día, así como preservar su voluntad, sus gustos y preferencias.



Riesgo, prevención y hábitos de vida en la demencia

Algunos factores de riesgo para la demencia, como la edad y la genética, no se pueden cambiar. Pero los investigadores siguen explorando el impacto de otros factores de riesgo en la salud del cerebro y la prevención de la demencia. Algunas de las áreas más activas de investigación en reducción de riesgos y prevención incluyen factores cardiovasculares, aptitud física y dieta.

En cuanto a los factores de riesgo cardiovascular, manejar muy bien las enfermedades como hipertensión arterial, diabetes mellitus, trastornos del colesterol, entre otras. También, existen pruebas que sugieren que es posible que el ejercicio beneficie a las células del cerebro al aumentar el flujo de sangre y oxígeno al cerebro.

La dieta mediterránea también pueden ayudar a proteger el cerebro. Una dieta mediterránea incluye relativamente poca carne roja y hace hincapié en los cereales integrales, las frutas, los vegetales, el pescado, los mariscos y los frutos secos, el aceite de oliva y otras grasas saludables.

El tratamiento psicológico ha resultado un elemento fundamental en el tratamiento de la demencia y el deterioro cognitivo. Frecuentemente, la ansiedad y la depresión aparecen en pacientes que padecen dichos deterioros. Se ha demostrado que, las intervenciones psicológicas mantienen un impacto positivo en la mejora de los síntomas descritos.

Entre los objetivos de las terapias psicológicas se encuentran la mejora en la calidad de vida y la capacidad de mantener las actividades cotidianas con la mayor normalidad. Manteniendo de esta manera, la independencia del paciente en la medida en que el deterioro cognitivo lo permita.

Cabe destacar la gran importancia que ejercen los cuidadores. En la demencia, no únicamente es el paciente que sufre un cambio de vida sino sus familiares y cuidadores. Atendiendo a los problemas conductuales que conllevan diferentes niveles de dependencia y cuidado. Asimismo, el entorno puede sentirse vulnerable a sufrir altos niveles de estrés.

La disminución de las actividades habituales para atender las necesidades de la persona enferma también puede afectar a los cuidadores. De esta manera, sería interesante incorporar el entorno cuidador en el plan de intervención terapéutica, teniendo como objetivo la prevención de la salud mental.

Lecturas recomendadas:

  • El día de 36 horas: Una guía práctica para las familias y cuidadores de enfermos de Alzheimer y otras demencias. Nueva edición revisada y actualizada (Divulgación): Guía indispensable para aquellas personas que deben cuidar a seres queridos que padecen de Alzheimer o de algún otro tipo de demencia. Con ella, familiares y cuidadores encontrarán indicaciones que les ayudarán a sobrellevar los desafíos que presenta esta enfermedad y cómo hacer frente a sus propias emociones y necesidades.
  • https://alzheimercatalunya.org/es/que-hacemos/formate/familias/
  • http://www.alzfae.org
  • https://alzheimer.ca/en (inglés y francés