geriatricarea Victoria Perez ORPEA



Un artículo de Dra. Victoria Pérez,
Directora Sanitaria de ORPEA Ibérica

El deterioro cognitivo es un trastorno que afecta a una o a varias capacidades cognitivas superiores tales como la memoria, el lenguaje, la atención, el juicio, el razonamiento, la capacidad para adquirir conocimientos nuevos y/o las funciones ejecutivas. Su causa puede ser neurodegenerativa, vascular o mixta.

Algunos olvidos ocasionales pueden ser parte del envejecimiento normal que también afecta al sistema nervioso central además de otros órganos o tejidos. Sin embargo, la acentuación de esta situación requiere un estudio para filiarlo y poder iniciar un tratamiento eficaz y precoz, con el objetivo de ralentizar su progresión, y por ende mantener la autonomía y la calidad de vida por el mayor tiempo posible.

La persona con deterioro cognitivo leve pueden cuidarse a sí misma y puede desarrollar sus actividades normalmente con una mínima supervisión. Es muy importante realizar un diagnóstico precoz para un abordaje multidisciplinar del proceso con la finalidad de reducir riesgos y prolongar la autonomía por el mayor tiempo posible.

geriatricarea enfermedades neurodegenerativas
El diagnóstico precoz del deterioro cognitivo es fundamental para ralentizar su progresión y mantener la autonomía y la calidad de vida por el mayor tiempo posible

En el caso de las enfermedades neurodegenerativas ya establecidas tras las pruebas de clínicas realizadas por neurología, geriatría o medicina interna, se pueden observar grados de afectación cognitiva y/o funcional a tener en cuenta:

  • Fase inicial
    Comienzan a resentirse de forma leve las actividades de la vida diaria. La persona afectada puede presentar cierto grado de desorientación en el tiempo, y en el espacio. Se evidencian problemas con la memoria a corto plazo e incluso dificultad para recordar los nombres de conocidos.
    La persona también puede presentar algunos cambios en su conducta: irritabilidad, mal humor, apatía, afectación del estado de ánimo, etc. reducir su vida social habitual y dificultad para aprender cosas nuevas.
  • Fase moderada
    La afectación cognitiva se va profundizando, afectando a diversas áreas de la vida del paciente (dificultad de comprensión de órdenes, dificultades para la lectoescritura y su interpretación, agnosias, apraxias, desorientación en tiempo y espacio, errores en las funciones de cálculo numérico) así como a nivel de la movilidad.
    La realización de las actividades instrumentales de la vida diaria requiere de más ayuda así como para las actividades cotidianas (elegir la ropa, preparar la comida, aseo, ducha, incluso vestido). La afectación de la conducta es frecuente y puede aparecer agitación, agresividad, ansiedad, llanto fácil, baja tolerancia a la frustración y miedos.
  • Fase evolucionada grave
    La comunicación está comprometida de tal manera que no comprende lo que se le dice y lo que dice no tiene sentido, incluso podemos observar la pérdida total del lenguaje. Hay pérdida total de la memoria remota e incapacidad para escribir y cuidar de sí mismo. El paciente es totalmente dependiente para las actividades básicas de la vida diaria y la movilidad está totalmente comprometida llegando a afectar hasta la capacidad deglutoria. Es una de las principales causas de institucionalización en centros especializados para garantizar los cuidados y proteger también al cuidador principal.

Factores de riesgo que hemos observado en la clínica:

  • Edad. Se ha visto que la incidencia del proceso neurodegenerativo va duplicándose cada 5 años hasta los 85 años, donde la incidencia alcanza a cerca del 30% de los mayores de esa edad.
  • La influencia del sexo no está clara, pero hay mayor incidencia en el sexo femenino (considerando que la esperanza de vida femenina también es mayor).
  • Factores genéticos. El gen de la Apolipoproteína E (APOE) como favorecedor de la afectación a varios integrantes de una misma familia.
  • Factores cardiovasculares. Está comprobada la asociación del riesgo cardiovascular y el deterioro cognitivo, especialmente de origen vascular o mixto, secundario a hipertensión arterial mal controlada y/o arritmias (como la Fibrilación Auricular) por el riesgo de microinfartos o lesión de pequeño vaso.
  • Enfermedades metabólicas como Diabetes Mellitus, Dislipemias, obesidad o bajo peso.
  • Enfermedades autoinmunes.
  • Enfermedad renal o hepática.
  • Estilo de vida: sedentarismo, tabaquismo, alcoholismo, otras toxicomanías.
  • Además debemos considerar el bajo nivel educativo y escasa socialización.

En muchos de estos factores está en nuestra mano intervenir para prevenir el deterioro cognitivo con una actitud preventiva, controles médicos, tratamiento acorde a la patología de base, dieta y hábitos de vida saludables.

Prevención de la salud física y cerebral

  • Control sobre los factores de riesgo arriba mencionados.
  • Realizar actividad física de modo regular (ejercicio aeróbico, de resistencia, musculación, estiramiento y de mantenimiento articular). Nuestro cerebro necesita un corazón fuerte que le proporcione O2 para funcionar a pleno rendimiento. Está demostrado que la falta de actividad puede influir en la pérdida de capacidades cognitivas, teniendo un impacto psicológico negativo sobre nuestra percepción de bienestar físico y emocional.

Otras opciones como el Taichi/Yoga/Pilates/Chikung/ son ejercicios de cuerpo y mente con múltiples beneficios (atención, relajación, mantenimiento músculo-esquelético).

También es fundamental mantener las actividades diarias es decir, lo que hace o debe hacer cada día obligatoriamente (las actividades de casa, la compra, etc.). Higiene del sueño. Un tercio de nuestro día se dedica a dormir, para producir un mecanismo biológico imprescindible de regeneración celular en nuestro organismo, esto es clave para preservar la salud en general y el bienestar del cerebro en particular.

  • Alimentación saludable
    El cerebro consume un 25% del aporte nutricional. Coma frutas, hortalizas y frutos secos. Evite el consumo excesivo de azúcar blanco y aditivos tipo colorantes, saborizantes, sal en exceso. Evite las grasas saturadas de origen animal. Utilice aceite de oliva. Coma más pescado, sobre todo pescado azul. Especialmente recomendada  es la dieta mediterránea que cumple con estas premisas.
  • Actividad Mental
    Hay que mantener nuestra reserva cognitiva y estimularla pues es un factor de protección neuronal que permite al cerebro envejecer mejor, retrasando el deterioro y/o ralentizando su progresión. Por esto es tan importante mantener unos hábitos de lectura (prensa, libros o revistas), mantenerse activo intelectualmente (escuche las noticias, realice ejercicios (como pasatiempos, juegos de palabras, sudokus, crucigramas), juegos de mesa (cartas, dominó, ajedrez) y mantener actividades culturales (conferencias, coloquios, talleres de lectura, cine…).

Y tener en cuenta que nunca es tarde para aprender un idioma, o tocar un instrumento, ya que aumenta las conexiones cerebrales (favoreciendo la neuroplasticidad).

  • Habilidades emocionales
    El aprendizaje y entrenamiento en la regulación emocional, y la adquisición de estrategias de afrontamiento, a lo largo de nuestra vida es clave para lograr un equilibrio entre las experiencias negativas y positivas permitiendo el desarrollo de procesos de aceptación que nos benefician a nivel psicológico.
  • Fomentar la socialización
    Realizando actividades de ocio (viajes, salidas al campo, manualidades, reuniones en centros culturales), colaborar en voluntariados o asociaciones. Nuestro cerebro es social y se comparten estructuras que intervienen en el desempeño social con las que están implicadas en los aspectos cognitivos y emocionales.
  • Cuidado de los órganos de los sentidos
    Revisar la vista y el oído, ya que son imprescindibles para evitar el aislamiento social.

Conclusión

  • Adopción de estilos de vida saludables.
  • Estimular la plasticidad cerebral.                                     
  • Retrasar y reducir la manifestación el envejecimiento (preservar autonomía, control y autoeficacia).
  • Tratar la enfermedad cuando aparezca.
  • Mantener actividades de ocio y culturales en comunidad.
  • Fomentar los lazos afectivos (familia, pareja, hijos, amigos).