La disfagia afecta especialmente a las personas con enfermedades neurológicas y neurodegenerativas, a los pacientes con cáncer de cabeza y cuello, al paciente Covid y las personas mayores. Dificulta en gran medida la recuperación de estos pacientes y potencia la desnutrición, tal y como advierten desde Nutricia.

La disfagia es un problema de salud que se estima que afecta a 2 millones de españoles, de los cuales solo un 10% está correctamente diagnosticado y tratado, por lo que los profesionales sanitarios advierten de la importancia de que se acelere su diagnóstico temprano.

Tal y como señala el Dr. Pablo Suárez, de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, “la disfagia es un síntoma muy molesto para el paciente que la presenta, ya que pueden tener desde un simple carraspeo incómodo, hasta tener sensación de falta de aire y ahogo. Además, el hecho de que el alimento se ‘escape’ a la vía respiratoria, favorece la aparición de infecciones pulmonares, que en pacientes frágiles pueden llegar a ser fatales”.

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La disfagia es un síntoma de alerta de enfermedades neurológicas no detectadas hasta ese momento

La detección y tratamiento precoz de la disfagia proporciona una mejoría tanto en la calidad de vida como en el pronóstico clínico del paciente, y en muchas ocasiones, es un síntoma de alerta de enfermedades neurológicas no detectadas hasta ese momento”, indica el especialista del Hospital Nuestra Señora de la Candelaria.

La disfagia dificulta en gran medida la calidad de vida

La disfagia o alteración de la eficacia de la deglución puede causar desnutrición si no se detecta a tiempo. Debido a esta desnutrición, además de la pérdida de peso, hay pérdida de masa muscular, que produce un empeoramiento del estado funcional de los pacientes, aumentado la probabilidad de secuelas más severas y de dependencia del paciente para todas las actividades de la vida diaria.

Además, la disfagia dificulta en gran medida la calidad de vida y genera complicaciones que pueden ser muy graves, tales como desnutrición, deshidratación, neumonía por aspiración e, incluso, se puede asociar con una mayor mortalidad.

La disfagia orofaríngea hay que sospecharla sobre todo en pacientes con enfermedades neurológicas, tanto en agudas (como en algunos infartos cerebrales), como en enfermedades degenerativas (ELA, esclerosis múltiples, demencia…). Los profesionales sanitarios deberían preguntar por síntomas de alerta siempre en estos pacientes (¿le ocasiona tos el comer o beber?, ¿tiene carraspera habitualmente o le cambia el tono de voz?)”, explica el Dr. Suárez.

Cuando la disfagia está constatada, “hay que procurar adaptar la dieta, usando espesantes para los líquidos para alcanzar una consistencia con la que la deglución sea segura, y por otro lado evitar alimentos que puedan desencadenar la disfagia, como los fibrosos, dobles consistencias (como sopa de fideos, arroz con leche…), frutas acuosas, etc. Es el médico y/o enfermera/o el responsable de proporcionar unas recomendaciones nutricionales para disfagia”, advierte el doctor.

En el caso de los pacientes neurológicos y personas mayores con disfagia existen déficits sensoriales orofaríngeos, que pueden generar un mayor riesgo de broncoaspiraciones. La rehabilitación de este deterioro sensorial en personas con disfagia se considera un objetivo potencial para su tratamiento.

Y respecto al tratamiento, los especialistas señalan que la estimulación sensorial juega un papel fundamental en la respuesta deglutoria. El uso de agonistas naturales (aquellas sustancias que permiten despertar sensores en la boca en los pacientes que tienen riesgo de atragantarse), como puede ser el mentol, ha mostrado mejor deglución en estos pacientes.

Estas sustancias agonistas generan una estimulación sensorial en el cerebro que activa los mecanismos para una correcta deglución, ayudando al paciente a notar el alimento en la boca y a moverlo de manera adecuada, evitando así que el alimento desvíe su ruta hacia los pulmones. De esta manera, se mejora la sensibilidad del reflejo deglutorio, se acelera la respuesta al tragar, y se consigue reducir los atragantamientos en un 50% y el residuo de alimento que queda en la faringe en un 67%.

Precisamente, basándose en la ciencia, Nutricia, la marca de la División de Nutrición Especializada de Danone, ha desarrollado un suplemento nutricional oral basado en la técnica de la estimulación sensorial, a través del uso de agonistas naturales, para mejorar tanto la deglución de pacientes con disfagia como su estado nutricional.

Como indica Gonzalo Zárate, Director Médico de Nutricia, la división de nutrición especializada de Danone, “en el caso de la disfagia, hemos desarrollado el único suplemento nutricional del mercado que consigue la estimulación sensorial de la orofaringe, siendo esta una de las técnicas más innovadoras en el abordaje de la disfagia”.