Hacer ejercicio físico puede ayudar a paliar los síntomas depresivos y mejorar el estado funcional de las personas que los sufren, siempre y cuando se realice dentro de un programa establecido e individualizado, con supervisión de expertos para garantizar que se lleva a cabo de forma correcta.

Esta es una de las conclusiones de un estudio encabezado por miembros del Instituto de Salud Mental y del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital del Mar, publicado en el Journal of Affectiv Disorders, que ha revisado la literatura científica sobre este campo, seleccionando 15 estudios, que sumaban más de 2.000 participantes.

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En la imagen los investigadores Francesc Colom, Aitana Garcia-Estela y Esther Duarte

El denominador común entre ellos es el efecto del ejercicio físico en personas que presentaban síntomas depresivos, bien como diagnóstico primario o en el contexto de otra enfermedad. De estos, el 70% eran mujeres, con un abanico de edades de los 30 a los 81 años.

Como apunta el Dr. Francesc Colom, psicólogo clínico del Hospital del Mar y coordinador del Grupo de Investigación en Salud Mental de su centro de investigación, los estudios analizados permiten afirmar que «la prescripción personalizada, teniendo en cuenta las capacidades y limitaciones de cada persona, de ejercicio físico, tiene un impacto directo sobre el funcionamiento de las personas que presentan síntomas depresivos en el contexto de cualquier enfermedad». De hecho, una amplia mayoría de los participantes en los estudios analizados experimentó un notable impacto sobre su funcionamiento.

Los programas de ejercicio físico que muestran más eficacia tienen una duración de entre 8 y 12 semanas, con tres horas de trabajo semanal, coincidiendo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en este aspecto. Los efectos positivos se muestran tanto en el retorno al funcionamiento previo a la depresión como en la mejora de los mismos síntomas depresivos, y en la calidad de vida de los pacientes.

Aitana García-Estela, investigadora del Instituto de Investigación del Hospital del Mar y primera autora del trabajo, hace hincapié en que que «el impacto del ejercicio físico viene mediado por la manera de actuar del programa seleccionado, la recomendación genérica, como ir a caminar cada día, no tiene el mismo efecto, mientras que el entrenamiento directo lo maximiza». Esto pasa por una primera valoración por parte de un especialista en Medicina Física y Rehabilitación y un seguimiento con un equipo formado por una psicóloga y una fisioterapeuta y su aplicación en grupo.

En este sentido, la Dra. Esther Duarte, jefa del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital del Mar e investigadora de su centro de investigación, «incluso el más pequeño ejercicio puede beneficiar la salud mental«, explica, destacando que «teniendo en cuenta la evidencia, se debería considerar una práctica clínica estándar la recomendación personalizada de ejercicio«.

De hecho, el Hospital del Mar tiene en marcha un estudio propio sobre los efectos del ejercicio físico en la salud mental. Se trata del programa IDEA (Impacto en Depresión del Ejercicio Físico y Activación), en el que participan más de un centenar de personas. Estudios anteriores ya han demostrado la influencia positiva de llevar a cabo actividad física sobre el estado de ánimo, al incrementar los niveles de opiáceos endógenos, encefalinas y plasticidad de la red neuronal, entre otros beneficios.

Se calcula que la depresión tiene una prevalencia del 6,4% de la población, con casi 300 millones de personas diagnosticadas en todo el mundo. Es uno de los trastornos mentales que más afecta la calidad de vida de los pacientes, e incluso en los casos leves están vinculadas una marcada pérdida de bienestar, funcionalidad y calidad de vida. Esto sin olvidar la complicación más grave de la enfermedad, el riesgo de muerte asociado al comportamiento suicida.

El estudio «Evaluating the effect of exercise-based interventions on functioning in people with transdiagnostic depressive symptoms: A systematic review of randomised controlled trials» ha contado con la participación de investigadores del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM) y puede consultarse aquí.