Un artículo de Liliana Vargas Rodríguez,
Médico Geriatra, Máster en Neurociencias y en Atención Paliativa
Ace Alzheimer Center Barcelona

Cada vez más, las personas mayores se están concienciando sobre la necesidad de desarrollar estrategias preventivas para lograr mantener un envejecimiento saludable y, con especial énfasis, en el mantenimiento de la cognición en esta etapa de la vida. Por ello, en este artículo explicaremos los distintos conceptos que giran en torno a la cognición saludable, con el objetivo de servir como herramientas de concientización, prevención y detección precoz de cualquier alteración para revertirla.

geriatricarea salud cognitiva
La salud cognitiva puede verse afectada por cambios relacionados con la edad

Definiremos primero el concepto más amplio, que es la salud cerebral. Este se refiere a qué tan bien funciona el cerebro de una persona en distintas áreas. Los aspectos de la salud cerebral incluyen:

  • Salud cognitiva: qué tan bien piensa, aprende y recuerda.
  • Función motora: qué tan bien realiza y controla movimientos, incluyendo el equilibrio.
  • Función emocional: qué tan bien interpreta y responde a las emociones (tanto agradables como desagradables).
  • Función táctil: qué tan bien siente y responde a las sensaciones de tacto, incluyendo presión, dolor y temperatura.
  • Función sensorial: qué tan bien ve, oye, saborea y detecta olores.

La salud cerebral puede verse afectada por cambios relacionados con la edad en el cerebro, ataques cerebrales o lesiones cerebrales traumáticas, trastornos del estado de ánimo como la depresión, trastornos por consumo de sustancias o adicciones y enfermedades como el Alzheimer y otras demencias.

Dentro de este concepto general encontramos la salud cognitiva, que se puede definir como la capacidad de pensar, aprender y recordar claramente. Es necesaria para realizar muchas actividades cotidianas de manera efectiva.

Muchos factores contribuyen a la salud cognitiva. Algunos de ellos son genéticos, ambientales y de estilo de vida, que podrían influir en la disminución de las habilidades de pensamiento y la capacidad para realizar tareas diarias como conducir, pagar cuentas, tomar medicamentos y cocinar. Aunque los factores genéticos no se pueden controlar, muchos factores ambientales y de estilo de vida sí se pueden cambiar o modificar.

La investigación científica sugiere que hay pasos que todos podemos seguir para reducir el riesgo de deterioro cognitivo y mantener nuestra salud cognitiva. Estos pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia: hacerlos como parte de nuestra rutina puede apoyar la función cerebral ahora y en el futuro.

Finalmente, como concepto antagónico encontramos la fragilidad cognitiva, que es una condición que incluye varios conceptos como la presencia de fragilidad física y deterioro cognitivo en el que se ha excluido demencia.

Detectarla e intervenir la fragilidad cognitiva, dentro de la valoración geriátrica integral, puede tener un impacto en la prevención de eventos clínicos adversos como caídas, discapacidad o aparición de demencia, por lo que en los últimos años ha habido un importante crecimiento de la investigación que evalúe intervenciones complejas en personas mayores con esta condición y lograr su control.

Todas estas definiciones nos brindan datos de cuán saludable está nuestro cerebro y todas ellas comparten las mismas estrategias preventivas, que forman parte del envejecimiento saludable global.

Algunas de las estrategias preventivas más importantes las podemos resumir en:

  • Realizar los exámenes de salud recomendados.
  • Controlar los problemas de salud crónicos como la presión arterial alta, diabetes, depresión y colesterol alto.
  • Hablar con nuestro médico sobre los medicamentos que tomamos y sus posibles efectos secundarios en la memoria, el sueño y la función cerebral.
  • Tratar afecciones sensoriales relacionadas con la edad, como la pérdida de audición o visión.
  • Reducir el riesgo de caídas y otros accidentes que podrían causar lesiones cerebrales.
  • Limitar el consumo de alcohol. Tenemos que tener en cuenta que algunos medicamentos pueden ser peligrosos cuando se mezclan con alcohol.
  • Dejar de fumar. También debemos evitar otros productos de nicotina como el tabaco de mascar.
  • Cuidar nuestra dieta. Elegir alimentos nutricionalmente densos (alimentos que tienen muchos nutrientes, pero relativamente pocas calorías) que sean bajos en grasas animales y ricos en vitaminas y fibra.
  • Dormir lo suficiente, generalmente de siete a nueve horas diarias.

Bibliografía:

  1. Cognitive Health and Older Adults. NIA Alzheimer’s and related Dementias Education and Referral (ADEAR) Center. www.nia.nih.gov/alzheimers
  2. Metaanálisis sobre la efectividad de intervenciones en adultos mayores con fragilidad cognitiva.  19 Jun 2023 | Actualidad profesionales, PÍLDORAS GBE. Miquel À. Mas, geriatra, Hospital Universitari Germans Trias i Pujol, Badalona
  3. Toraño-Laredo L, Díaz-Alonso J, Bueno-Pérez A, Prado-Suárez J, Lana A. Fragilidad cognitiva en personas mayores usuarias de Atención Primaria de salud. RqR Enfermería Comunitaria (Revista de SEAPA). 2022 Mayo; 10 (2): 16-25.