Un artículo de Yasbeth Morales Galicia, Licenciada en Enfermería


En la etapa de la vejez, el cuerpo cambia, pero también el entorno emocional. Muchas personas mayores enfrentan la soledad, la pérdida de seres queridos o el distanciamiento familiar. En este contexto, los vínculos afectivos se convierten en una fuente esencial de bienestar. ¿Qué tan importantes son los abrazos, las palabras de aliento y la compañía en esta etapa de la vida? La respuesta es: lo son todo.

Geriatricarea salud mental, vínculos afectivos en la vejez

Los vínculos afectivos (con la familia, amigos, vecinos o cuidadores) son fundamentales para mantener la salud mental y emocional de las personas mayores. El simple hecho de sentirse escuchados y valorados puede evitar cuadros de ansiedad, depresión o deterioro cognitivo.

Está comprobado que los adultos mayores que tienen relaciones afectivas sólidas presentan mejor autoestima, mayor motivación y un estado de ánimo más estable. Además, se sienten útiles, acompañados y con ganas de seguir participando en la vida familiar o comunitaria.

Por el contrario, la falta de contacto emocional puede generar sentimientos de abandono, tristeza profunda y hasta afectar su salud física. La soledad sostenida en el tiempo es uno de los mayores factores de riesgo en la tercera edad, equiparable al tabaquismo o al sedentarismo.

Promover espacios de convivencia, mantener el diálogo con ellos y mostrar afecto sincero no cuesta mucho, pero tiene un impacto enorme. Los vínculos afectivos no solo curan el alma, también fortalecen el cuerpo.

Consejos para fortalecer los vínculos afectivos en la vejez

  • Escúchalos con atención: Pregunta cómo están, qué sienten, qué recuerdan. Escuchar es una forma de amar.
  • Visítalos con frecuencia: Aunque sea por un rato. Tu presencia les da alegría y compañía.
  • Inclúyelos en actividades familiares: Cocinar juntos, ver una película, salir al parque.
  • Valora sus historias: Compartir anécdotas del pasado los hace sentir importantes.
  • Estimula el contacto social: Ayúdalos a participar en grupos, talleres o actividades comunitarias.
  • Demuestra afecto físico: Un abrazo, una caricia o tomarles la mano transmite mucho.
  • Respeta su autonomía: Ayudar no significa controlar. Hazles saber que su opinión sigue siendo importante.
  • Celebra fechas especiales: Cumpleaños, santos o aniversarios fortalecen los lazos.

Cuidar de una persona mayor no es solo atender su salud física; es también brindar amor, paciencia y compañía. Los vínculos afectivos son puentes que les permiten seguir viviendo con sentido, alegría y dignidad. En la vejez, más que nunca, el cariño es medicina.