Un artículo de La Vostra Llar Grup
El envejecimiento de la población es uno de los grandes retos sociales y sanitarios del siglo XXI. A medida que las personas viven más años, también aumenta la probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas. Comprender el vínculo entre cronicidad y envejecimiento es fundamental para ofrecer una atención adecuada y digna a las personas mayores, especialmente cuando la prioridad ya no es curar, sino vivir mejor con la enfermedad.

¿Qué entendemos por cronicidad?
La cronicidad engloba enfermedades que persisten en el tiempo, sin cura definitiva, y que requieren tratamiento y cambios continuos en el estilo de vida. A diferencia de las enfermedades agudas, las crónicas pueden durar toda la vida. En las personas mayores, es común la presencia de varias enfermedades crónicas a la vez, lo que afecta su autonomía, estado emocional y calidad de vida.
Enfermedades crónicas más frecuentes en personas mayores
Entre las enfermedades crónicas más comunes en la tercera edad encontramos la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2, la artrosis, la insuficiencia cardíaca, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el Alzheimer y otras demencias, así como ciertos tipos de cáncer o la insuficiencia renal crónica.
Estas enfermedades, aunque no siempre son mortales a corto plazo, sí pueden generar un impacto profundo en la funcionalidad, el estado anímico y la participación social de las personas mayores.
Particularidades de la cronicidad en la vejez
Las enfermedades crónicas no se comportan igual en una persona de 40 años que en una de 85. Con el paso de los años, el cuerpo envejece y se vuelve más vulnerable. Esto significa que los síntomas pueden ser más difíciles de detectar, que las complicaciones aparecen con mayor rapidez y que la capacidad de recuperación se reduce.
Además, muchas personas mayores presentan fragilidad física, lo que las hace más sensibles a cualquier desequilibrio de salud. También suelen tomar varios medicamentos a la vez —lo que se conoce como polifarmacia—, lo que puede dar lugar a interacciones adversas o confusión en la toma. Por si fuera poco, el deterioro cognitivo leve o moderado puede dificultar la correcta gestión de las enfermedades por parte del propio paciente.
¿Cómo se tratan las enfermedades crónicas en personas mayores?
El tratamiento de las enfermedades crónicas en personas mayores va más allá del uso de medicamentos. Debe ser un enfoque integral, personalizado y centrado en la persona, cuyo objetivo principal no siempre es curar, sino mantener la mejor calidad de vida posible, reducir el dolor, prevenir complicaciones y conservar la autonomía.
Este tratamiento puede incluir:
- Medicación ajustada a la edad y situación funcional del paciente.
- Control regular de parámetros clínicos como glucosa, presión arterial o función renal.
- Fisioterapia y ejercicio adaptado para mantener la movilidad y evitar la dependencia.
- Apoyo emocional y psicológico, fundamental en casos de demencia, depresión o soledad.
- Educación para la salud dirigida al paciente y a su entorno familiar.
- Coordinación entre médicos, enfermería, especialistas, cuidadores y trabajadores sociales. En residencias y centros de día, este enfoque multidisciplinar garantiza un seguimiento cercano y una atención personalizada.
Consecuencias de una cronicidad mal gestionada
La falta de un seguimiento adecuado en enfermedades crónicas puede provocar caídas, hospitalizaciones frecuentes, pérdida de funciones, síndromes geriátricos y deterioro cognitivo acelerado. Además, la ausencia de apoyo emocional o social puede generar aislamiento, depresión y ansiedad, afectando negativamente la salud física. Por ello, la atención debe ser integral, cuidando tanto la enfermedad como a la persona.
¿Se pueden prevenir las enfermedades crónicas?
Si bien algunas enfermedades crónicas tienen un componente genético o inevitable con el paso de los años, muchas de ellas pueden prevenirse o retrasarse con hábitos saludables. La prevención no termina en la juventud: incluso en la vejez, cuidar el estilo de vida puede tener efectos muy positivos.
Es fundamental:
- Mantener una alimentación equilibrada y adaptada a la edad.
- Realizar actividad física regular, aunque sea de baja intensidad.
- Evitar el consumo de alcohol y tabaco.
- Controlar el estrés y mantener una buena salud mental.
- Fomentar las relaciones sociales y la participación activa en la comunidad. Además, acudir a revisiones médicas periódicas y realizar controles preventivos permite detectar a tiempo muchas enfermedades y frenar su evolución.
La cronicidad es parte del envejecimiento, pero no debe llevar a la resignación. Nos invita a ofrecer cuidados humanos, personalizados y efectivos, reconociendo que detrás de cada enfermedad hay una persona con su historia, deseos y capacidades. Nuestro objetivo es acompañar con respeto para garantizar dignidad, bienestar y sentido a su vida.