En un momento en el que aumenta la esperanza de vida y el abordaje de la cronicidad en los sistemas sanitarios es prioritario, conseguir prevenir y paliar los efectos del Alzheimer es un objetivo fundamental. En este contexto, las enfermeras son las profesionales sanitarias más cercanas a los pacientes y pueden ser un elemento diferenciador en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, tal y como indican desde el Consejo General de Enfermería (CGE).

En España, según datos de la Confederación Española de Alzheimer (Ceafa), hay 1.200.000 personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer, una patología ligada al envejecimiento cuyo impacto aumenta en mayores de 65 años, siendo la prevalencia de un 7% en este grupo de población, y próxima al 50% en mayores de 85 años.

Geriatricarea- apoyo familiar Alzheimer
Las enfermeras especialistas en Geriatría son referentes en el manejo del paciente con Alzheimer

Tal y como afirma Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), “la falta de herramientas para la detección precoz del alzhéimer y el alto impacto que tiene esta patología en la población mayor hace que esté en el punto de mira de las enfermeras. Nuestro colectivo tiene la obligación de estar al pie del cañón y, como profesionales más cercanos a los pacientes, nos encontramos en una posición donde podemos promover hábitos de prevención, así como dar la primera voz de alarma para adelantar el diagnóstico”.

Por su parte, Inmaculada Martínez, vocal de la especialidad de Enfermería Geriatría del CGE, destaca también el papel clave de las enfermeras en este ámbito preventivo. “Las enfermeras educan a la población sobre los factores de riesgo modificables (hipertensión, diabetes, sedentarismo, deterioro cognitivo leve), fomentando estilos de vida saludables, desarrollando programas comunitarios orientados a la promoción de la salud cerebral y realizando cribados tempranos en personas con antecedentes familiares o síntomas iniciales”, indica.

Asimismo, respecto al cuidado continuado por parte de las enfermeras, estas profesionales ofrecen una atención integral basada en el modelo biopsicosocial, centrada en la persona y fundada en la evidencia; acompañan la evolución de la enfermedad desde sus etapas iniciales hasta las más avanzadas.

“Este seguimiento incluye el control de síntomas, la prevención de complicaciones, la adaptación del entorno para promover la seguridad y la autonomía, así como el apoyo emocional tanto al paciente como a la familia”, explica Martínez.

Fomentar la especialidad de Enfermería de Geriatría

Además, las enfermeras especializadas en Geriatría en concreto tienen un papel todavía más relevante, pues actúan como referentes en el manejo de planes individualizados, en la formación del cuidador principal y en la intervención en crisis. También son un nexo fundamental entre el equipo multidisciplinar, asegurando una atención coordinada, humanizada y de calidad.

Es por ello esencial la implantación real de este rol enfermero dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS), ya que las enfermeras especialistas en Geriatría cuentan con competencias clave para la atención del Alzheimer y esta figura todavía no tiene recursos para poder desarrollar todo su potencial.

“Es muy importante dar impulso a la especialidad de Enfermería de Geriatría. En la convocatoria de la Formación Sanitaria Especializada (FSE) las plazas de Enfermero Interno Residente (EIR) para la especialidad de Geriatría son 99. Aunque son seis más que en la convocatoria anterior, sigue siendo la especialidad con menos plazas ofertadas de todas las de nuestra profesión. Además, la implantación real de la especialidad en las comunidades autónomas es una cuenta pendiente. Las instituciones tienen que apoyar la especialidad y afianzar su desarrollo e implantación”, recalca el presidente del CGE.

Las enfermeras geriátricas, con su formación avanzada en envejecimiento, deterioro cognitivo y cuidados paliativos, se posicionan como agentes clave para abordar el impacto clínico, funcional y emocional del Alzheimer en el entorno sociosanitario.

Y dado que hablamos de una enfermedad ligada a la cronicidad de manera intrínseca y que, además, empiezan a detectarse síntomas que aparecer en edades tempranas, Pérez Raya también destaca el papel de las enfermeras en general y, en concreto, las que realizan su trabajo dentro de Atención Primaria. “Al final hablamos de una enfermedad que atraviesa nuestro Sistema Nacional de Salud y en la que el primer nivel asistencial cumple un papel fundamental. Enfermería necesita más recursos para poder mejorar esa detección temprana y el acompañamiento a los pacientes”, reitera el presidente del CGE.