
Un artículo de Aida Muiños Cánive,
terapeuta ocupacional, colegiada del Colegio Oficial de Terapeutas Ocupacionales de Galicia (COTOGA)
Introducción
El deterioro cognitivo es un proceso en el que algunas funciones mentales, como la memoria, la atención, el lenguaje o la capacidad de razonamiento, empiezan a disminuir. No siempre deriva en demencia, pero puede afectar la vida diaria y la autonomía de la persona. Puede aparecer por diferentes enfermedades, lesiones o factores. Aunque no existe cura, sí se pueden aplicar estrategias que apoyen tanto a quienes viven con este proceso como a las personas cuidadoras.
En este contexto, la Terapia Ocupacional tiene un papel esencial. El terapeuta ocupacional analiza cómo es la vida diaria de la persona y cómo está organizado su entorno, para diseñar estrategias y recomendar productos de apoyo que faciliten su independencia y le permitan participar en actividades significativas.
Incluso cuando el deterioro cognitivo es leve y la persona mantiene su autonomía, la intervención del terapeuta ocupacional es importante. Adaptar el entorno y proporcionar estrategias o productos de apoyo puede aumentar la seguridad y favorecer la participación activa en la vida cotidiana. De esta manera, se potencia la autonomía, se mantiene la calidad de vida y se evita que pequeñas dificultades se conviertan en problemas mayores a medida que el deterioro avanza.

Adaptación del entorno en el deterioro cognitivo
La adaptación del entorno consiste en realizar modificaciones en el espacio que rodea a la persona mayor para que pueda llevar a cabo sus actividades diarias de manera más segura, sencilla e independiente. Estas adaptaciones no solo benefician a la persona, sino también a sus familiares y personas cuidadoras, reduciendo la carga de cuidado y mejorando la calidad de vida de todas las personas.
Adaptar el entorno permite prevenir situaciones peligrosas, facilita la realización de las actividades cotidianas y optimiza las capacidades funcionales de la persona.
El primer paso es la evaluación del espacio, observando cómo se desarrolla la vida diaria de la persona, identificando obstáculos, riesgos y barreras para la independencia. A partir de esta valoración, se aplican estrategias adaptadas a las capacidades de la persona. Algunas de estas estrategias son:
- Minimizar estímulos distractores y evitar cambios bruscos en el entorno.
- Señalizar de forma clara habitaciones, armarios y objetos de uso frecuente.
- Mantener una organización coherente de muebles y utensilios.
- Garantizar la seguridad física: buena iluminación, suelos antideslizantes, muebles estables, ausencia de cables sueltos y barreras en zonas peligrosas como ventanas o escaleras.
Algunos ejemplos prácticos en el hogar incluyen:
- Cocina: utensilios a mano, simplificación de espacios, ayudas visuales y control de temperatura de fuego y agua.
- Baño: asideros firmes, lavabo e inodoro a altura adecuada, ducha con asiento, suelo antideslizante y grifos automáticos.
- Dormitorio y salón: camas y asientos regulables, iluminación adecuada, espacios libres de obstáculos.
- Pasillos y escaleras: libres de objetos, buena iluminación y pasamanos.
La función del/ de la terapeuta ocupacional en este proceso es valorar las necesidades de la persona, diseñar y aplicar las adaptaciones, entrenar en su uso y hacer seguimiento. El objetivo es mantener las capacidades cognitivas y funcionales durante el mayor tiempo posible y permitir la realización independiente de las actividades básicas de la vida diaria.
La intervención se hace progresiva y personalizada, evitando cambios bruscos o costosos, y adaptándose a la evolución de la persona. Incluso en etapas avanzadas, el objetivo sigue siendo mantener la funcionalidad residual y garantizar la seguridad.
Productos de apoyo en el deterioro cognitivo
Los productos de apoyo (PA) son herramientas, equipos o adaptaciones diseñadas para mantener o mejorar la autonomía y la calidad de vida de personas que presentan alguna dificultad en su desempeño diario. En el caso del deterioro cognitivo, estos productos no solo compensan limitaciones, sino que también favorecen la orientación, la memoria, la seguridad y la participación en actividades significativas.
En fases iniciales de deterioro cognitivo, el uso de productos de apoyo puede marcar la diferencia entre mantener una vida autónoma en el entorno habitual o depender cada vez más de supervisión externa. Se trata de facilitar actividades que la persona aún es capaz de realizar si dispone de las herramientas adecuadas.
El papel del/ de la terapeuta ocupacional es clave en este proceso: selecciona el producto adecuado, lo adapta al contexto y entrena a la persona y a su entorno para que se convierta en un recurso útil. A la hora de seleccionar productos de apoyo para personas con deterioro cognitivo, es importante hacerlo siguiendo un criterio técnico y basado en estándares reconocidos. Por ello, tomaremos como referencia la clasificación de la norma UNE-EN ISO 9999:2011.
A continuación, se presenta una clasificación adaptada a la intervención en deterioro cognitivo, organizada por áreas funcionales directamente relacionadas con la autonomía, la seguridad y la participación en la vida diaria.
- 1. PA para la memoria, organización y orientación: Facilitan recordar, planificar y orientarse. Ejemplos: agendas y planificadores con pictogramas, calendarios grandes, alarmas o asistentes de voz para recordatorios.
- 2. PA para el cuidado personal (ABVD): Apoyan la independencia en higiene, vestido y alimentación. Ejemplos: barras de apoyo, asientos de ducha, ropa fácil de poner, cubiertos adaptados, alzas para inodoro.
- 3. PA para la alimentación y tareas domésticas (AIVD): Simplifican cocinar y manejar el hogar.
Ejemplos: utensilios adaptados, electrodomésticos simplificados, organizadores de medicación. - 4. PA para la seguridad y prevención de riesgos: Previenen accidentes y ofrecen tranquilidad.
Ejemplos: detectores de humo y gas, alarmas de puerta, pestillos seguros. - 5. PA para la movilidad y transferencias: Facilitan desplazamientos seguros. Ejemplos: bastones, andadores, sillas estables, pasamanos y barras de apoyo.
- 6. PA para la comunicación y conexión social: Mantienen vínculos y participación social. Ejemplos: teléfonos simplificados, asistentes de voz, agendas con pictogramas o fotos familiares.
- 7. PA para la participación y estimulación cognitiva: Fomentan habilidades cognitivas y ocupacionales. Ejemplos: juegos adaptados, libros con letra grande, audiolibros.
En conclusión, la adaptación del entorno y el uso de productos de apoyo son estrategias clave para acompañar a las personas con deterioro cognitivo, incluso en etapas iniciales en las que todavía conservan gran parte de su autonomía. Estas intervenciones permiten que la persona mantenga su independencia, participación en la vida diaria y calidad de vida.
Además, al facilitar la realización de actividades, se logra reducir la sobrecarga de las personas cuidadoras, promoviendo un entorno más seguro y cómodo. La intervención del/ de la terapeuta ocupacional es esencial, ya que garantiza que las adaptaciones y productos de apoyo se seleccionen, ajusten y enseñen correctamente, asegurando así el máximo beneficio tanto para la persona como para su entorno.
Bibliografía
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Sobre la autora
Aida Muiños Cánive es terapeuta ocupacional, colegiada de COTOGA, con experiencia en el sector sociosanitario desde 2011. Actualmente se dedico a la docencia como tutora e-learning en Grupo Femxa, en programas de formación como Envejecimiento saludable y Teleasistencia. Coautora de la Guía de productos de apoyo para a plena inclusión, adaptada a lectura fácil por FADEMGA. Trabaja activamente en la divulgación sobre accesibilidad y autonomía para la prevención de la dependencia.
LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/aidamuinos/