Bajo el lema “Por una sociedad libre de edadismo”, y con motivo del la celebración el 1 de octubre del Día Internacional de las Personas Mayores, la Plaza Sant Jaume de Barcelona volverá a ser escenario de una movilización convocada por una treintena de organizaciones de personas mayores, sindicatos, partidos políticos, administraciones y entidades sociales.
Esta convocatoria, que se iniciará a las 12 horas, quiere ser un nuevo llamamiento masivo en defensa de los derechos y la dignidad de los mayores, y, sobre todo, quiere alzar la voz contra la discriminación silenciosa y el trato desigual por cuestiones de edad que supone el edadismo.

El color blanco volverá a ser el dominante de la jornada, como ya lo fue el año pasado, cuando se concentraron en la Plaza Sant Jaume cerca de un millar de personas vestidas de blanco, en señal de unidad. Este 2025, los promotores esperan duplicar la cifra de participantes.
Y es que, esta segunda convocatoria quiere confirmar y consolidar la fecha del 1 de octubre como una jornada marcada en el calendario, un día para reivindicar los derechos de las personas mayores.
Una forma de violencia sutil y normalizada
Como ya se hizo el año pasado, en el acto central del día 1 de octubre se leerá el Manifiesto de esta edición, que este año señala el edadismo como una de las grandes lacras sociales actuales: una discriminación silenciosa y normalizada, que se manifiesta cuando las personas mayores son:
- invisibilizadas y menospreciadas
- tratadas con condescendencia
- excluidas de decisiones políticas y sociales que las afectan directamente
- discriminadas en ámbitos como el económico o el sanitario, entre otros
Y es que, el edadismo es una forma de violencia sutil y normalizada que impide una convivencia justa entre generaciones. Erradicarlo significa reconocer que toda edad tiene dignidad y valor, y que la vejez es una etapa activa de la vida, no un motivo de exclusión.
El Manifiesto, que ya cuenta con el apoyo de más de 500 entidades y personas, alerta también de que las mujeres mayores son las más castigadas, víctimas de una doble discriminación: por edad y por género.
Según el grupo promotor, el edadismo “empobrece al conjunto de la sociedad, porque ignora la diversidad y la riqueza de la vejez. No se trata solo de un problema de las personas mayores: es un reto colectivo que afecta a la cohesión social y a la calidad democrática”.
Por todo ello, el Manifiesto de 2025 reclama el respeto y el reconocimiento de la dignidad a todas las edades. También, pide leyes que protejan y garanticen los derechos de las personas mayores y que aseguren su participación combatiendo la exclusión social; y aboga por una educación en valores que incorpore el edadismo para identificarlo y eliminarlo.
En el documento, se recuerda la importancia de fomentar el diálogo y la convivencia intergeneracional, para fortalecer el tejido social; y la necesidad de transformar el relato mediático para romper estereotipos sobre la vejez.
En definitiva, se hace un llamamiento para conseguir una sociedad más justa y democrática, que no recorte derechos sociales y que ponga fin a la discriminación por edad. “Queremos envejecer con dignidad, no con discriminación. Nuestra sociedad será realmente justa solo cuando sea inclusiva para todos y libre de discriminación por la edad”, concluye el Manifiesto.